La puerta resonó y Edan soltó a la fiera que tenía entre sus brazos.—¡Esa arribista! ¡¿Cómo permitiste que me hablara así, Edan?! ¡No la tolero, no la tolero!. — Siguió vociferando Vivian, roja de rabia y desgreñada.—¡YA BASTA, VIVIAN!. — Gritó Edan, soltando la ira que había estado aguantando desde hacía rato. Vivian se paralizó, nunca antes, en ninguno de sus arranques, Edan le había hablado así. — ¡Tú y yo tenemos que hablar, pero no ahora, sírvete un trago, siéntate, tranquilízate y más te vale que me esperes aquí!. — Edan avanzó hacia la puerta, pero se detuvo antes de salir. — ¡Y no quiero otro show al regresar!. — La puerta volvió resonar, Edan se había ido.Vivian se tiró en el sofá, atónita. Tragó grueso, esas palabras “Tenemos que hablar” de Edan, sonaron a un rompimiento… Pero ella no lo permitiría, jamás dejaría que Edan la dejara por un poco cosa, como esa tal Alma.Era evidente que esa mujer estaba muy por debajo de ella, ¿Cómo podría dejarla Edan por alguien tan
Todos se mantenían serios y estresados, llevaban una hora en esa oficina y todavía no llegaban a un acuerdo.—Ya lo dije, quiero que especifiquen los límites en el contrato. — Demandó Alma, con mucha convicción.—Eso ya lo habíamos discutido la vez anterior, está en el contrato, pueden y deben, de ser necesario, tomarse de la mano, darse abrazos y besos, solo si están en frente de la familia y amigos y repito, solo si es necesario. — Volvió a reiterar Diego, el amigo y abogado de Edan, que no entendía la nueva actitud de Alma, quien parecía enojada y hostil.—Quiero que especifiques que si Edan se llega a sobrepasar, yo puedo tomar medidas. — Abogó Alma.—¿A sobrepasar? ¿Por qué? ¿Alguna vez ha sucedido?. — Preguntó Diego, mirando a la pareja, totalmente desconcertado. —Solo quiero que esta vez, el contrato sea mucho más específico con los límites y sentirme más protegida. — Indicó Alma. Diego observó a Edan, que seguía serio en su lugar, sin decir una palabra, ni objetar.
El llanto, finalmente, había acabado.Alma lo sabía, que en algún momento, esa triste etapa tenía que terminar, finalmente, había conseguido dejar de llorar por Edan.Y aunque el dolor se había atenuado, sus sentimientos no habían cambiado. Pero el tiempo lo cura todo y con el paso de los días, ella estaba segura, de que superaría lo que sentía por Edan.Ahora, algo había cambiado, finalmente una buena noticia le renovaba la felicidad, la madre de Alma, Luz, estaba de vuelta en casa.Por fin, le habían dado el alta médica a Luz, y aunque todavía debía cuidarse mucho, Alma sentía un respiro de alivio con la presencia de su madre en casa.Una enfermera acompañaba a la señora Luz a cada momento en casa de Alma, muchas veces se rotaban entre turnos y tuvieron que adaptarse un poco en la pequeña propiedad, sin embargo, valía la pena, el tener todo el tiempo a su madre cuidada por una profesional.Fue un poco duro el tener que confesarle a Luz, a su regreso, que su esposo había abando
Vivian había recibido, lo que para ella era, una terrible noticia, una tan grande, que cambiaría el rumbo de su vida, por completo.Ese era el peor día de su vida y por más que intentó buscarse una explicación, de porque le sucedía las peores desgracias, no la encontró.La única solución momentánea, era buscar el apoyo del causante de todos sus males.—¿Hola?. — Una voz ronca se escuchó en el auricular.—Tenemos que hablar. — Dijo Vivian con convicción.—Te he dicho que no me llames. — Se escuchó mascullar al hombre, al otro lado de la línea.—Es urgente, necesito hablar contigo. — Escupió ella, con rabia.—¿Eh? ¡Voy en un momento, cielo! Estoy hablando con un socio. — Escuchó que el sujeto le respondía a una voz femenina que le hablaba al otro lado del auricular. Vivian apretó los labios, conteniendo su enojo. — Dime rápido, ¿Qué quieres?.—Necesito que vengas, ahora mismo, es urgente. — Repitió, lentamente.—Ya te lo había dicho antes. — Se escuchó en un susurro. —
Edan llegó lleno de ansiedad y preocupación a la casa de Alma, tocando la puerta con fuerza una y otra vez, esperando porque le abrieran lo más pronto posible.No podía dejar de preguntarse, ¿Le habría sucedido algo a Alma? Porque, por primera vez desde que iniciaron su peculiar relación, ella no contestaba sus llamadas.Cuando finalmente la puerta se abrió, Edan tuvo que bajar la mirada, la pequeña Diana era quien lo recibía y algo más atrás, venía Noemí, la hermana de Alma.—¡Hola, Edan!. — Lo saludó la pequeña con emoción.—Hola, linda.—¿Viniste a buscarnos para llevarnos a tu casa?. — Preguntó Diana emocionada.—No, lo siento, tendrá que ser en otro momento, ahora tengo algo muy importante que hacer. — Edan se agachó ligeramente, para hablarle a la cara. — ¿Y tu hermana? ¿Podrías llamar a Alma?.—Mi hermana no está. — Informó la pequeña. — Salió con su novio.—¿Con su novio?. — Preguntó Edan, irguiéndose, sintiendo como se tensaba todo su cuerpo.—Shsssss. — Inter
Alma disfrutaba de la cita, de verdad que la pasaba bien, Mateo se comportaba como todo un caballero, atento, amable y dulce, solo había un detalle.Él no era Edan.Y por más que Alma intentaba concentrarse en la presencia de Mateo, quien era un hombre atractivo e inteligente, por el que cualquier mujer se desviviría, no lo lograba.Alma observaba fijamente la dulce mirada de Mateo e inmediatamente la abordaba el recuerdo de los intensos ojos de Edan, que la detallaban con deseo.Entonces, sonrojada, bajaba la vista hasta sus labios, obligándose a poner atención en lo que Mateo hablaba y en el acto la arropaba la sensación de los labios de Edan sobre los de ella, terminando roja como un tomate.De inmediato, Alma sorbía otro trago de su copa de champán, para intentar relajarse.Era imposible tener una cita de esta manera y Alma ya no la veía como tal, sino más bien como un encuentro casual entre amigos.Mientras que Mateo, notando como Alma concentraba toda su atención en él, p
Un par de hombres fornidos se abrieron paso entre el tumulto al notar el altercado, por sus uniformes, se notaba que pertenecían a la seguridad de salón de baile.—Les pedimos a los caballeros que se retiren del local inmediatamente. No queremos problemas aquí. — Enunció uno, cruzándose de brazos.Tanto Edan como Mateo, miraron a los sujetos por un momento, aunque los ignoraron.—No puedo dejarte así, con este hombre. — Mateo hizo un último intento, dirigiéndose a Alma.—Por favor, ve. Estaré bien. — Respondió Alma, preocupada por el par de hombres ceñudos, que seguían de pie a un lado de ellos.Mateo sintió que Alma lo estaba echando a un lado, que estaba prefiriendo a ese sujeto antes que a él, pero no la culpaba a ella, seguramente Alma lo hacía porque necesitaba de ese trabajo y no podía darse el lujo de que Edan le quitará los beneficios.Apretando la mandíbula, Mateo asintió y se dio la media vuelta, pasando entre los vigilantes y empujando a los mirones, para retirars
Vivian observaba en la distancia y desde el interior de su auto, vio el Ferrari de Edan llegar, finalmente. Ella no entendía como es que Edan la había dejado así, como es que no asistió a su encuentro cuando, claramente, ella le había especificado que tenía que tratar con él, un tema muy importante.Por eso, decidió esperarlo afuera de su edificio, porque su problema, no podía esperar.Justo ella se iba a bajar de su auto para alcanzarlo, al ver llegar el destellante Ferrari, cuando notó que él rodeaba el coche y abría la puerta del copiloto, un momento después, vio salir a aquella mujer, la que se hacía pasar por su esposa, la tal Alma.Apretando el volante con fuerza y llena de tanta rabia que casi le salía espuma por la boca, Vivian vio como Edan abrazaba a Alma para besarla apasionadamente en medio de la calle, frente a todos, y luego de un minuto, ambos entraron al edificio, abrazados.Vivian no lo podía creer, Edan era un traidor y ella, que creía que él, si era diferente,