Hubiera preferido que mi regreso a la hermosa casa que me ha acogido por semanas, fuera un poco más feliz, pero en su lugar he llorado todo el trayecto. En ocasiones, tuve que detenerme a la orilla de la carretera y esperar a que las convulsiones post llanto disminuyeran o se fueran, pero cada vez que se iban, un llanto arrasador me invadía y me veía obligada a parar. No hay otra cosa peor que viajar estando triste y totalmente destruida por el hombre que aún amas. Espero que esto no se vuelva a repetir, esta sensación de humillación y despojo no la quiero sentir otra vez en mi vida.
Abro la puerta de la casa esperando una silueta que me pudiera abrazar y consolar por todo lo que he pasado en tan solo un día. Pero en vez de eso, me encuentro con una estancia en silencio y a oscuras. Encuentro el interruptor de la luz con mi mano y enciendo la luz, me topo con un florero lleno de flores y una nota a su costado. El corazón que tengo en el pecho se vuelve loco por los nervios, ne
Cada palabra que sale de la boca del guapísimo hombre que discute con mis nuevos amigos flotan por el aire. Son difíciles de entender para mí, solo noto como mueve sus labios, no había notado sus labios.—¿Los conoces?— su voz suena rara para mí, pero logro entender lo que dice. Solo me limito a negar con la cabeza y ha intentar de dejar de ver doble y con colores más intensos de lo normal, pero me resulta una tarea imposible. —No sé porque demonios siento que debo de ayudarte a salir de aquí y eso que es mi sitio, yo lo manejo y confío en la incorruptible seguridad.Cada paso que doy se siente como un brinco sobre nubes esponjosas, es como si Darian me llevara volando en vez de caminando. ¿Estoy caminando? Creo que no lo estoy haciebdo en verdad, mi mente no está confundida después d todo. No voy caminando, Darian va caminando conmigo en brazos. ¡Darian me está cargando! Repentinamente, el bullicio de la gente y la música cesan, se escuchan muy poco, casi nada,
Con ayuda de mis manos, hago fuerza para ponerme de pie y para sopresa de Darian, lo hago bastante bien, no me tabaleo ni me mareo. Es como si estuviera sobria.—¿Ves? Solo necesitaba unos cuantos minutos para reponerme.— Arreglo mi ropa con las manos e inmediatamente me muero de la vergüenza por mi atuendo. El pantalón que llevo puesto es de mezclilla clara, es tan fácil que si lo manchas, la mancha se mire a kilómetros de distancia. —Ya es hora de que me vaya, mi noche fue interrumpida. —Mi queja no le hace mella, no le importa haber interrumpido mi diversión con esas nuevas y desconocidas personas.—¿Te vas tan pronto?—¿Debería de quedarme más tiempo?— observo su rostro, especialmente su reacción. Se ve decepcionado, ¿pero por qué tendría que estarlo? ¿Por qué me tendría que quedar con él? Si ni siquiera me ha preguntado nada por mí, no tiene interés por mí.—Además... dices que estaba corriendo peligro con Alex y sus amigos, pero, ¿estoy a salvo contigo?
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELDesenredo mi cabello con ayuda de mis dedos, instalarme de nuevo en mi vieja habitación que dejé sola por cinco años hizo que todas mis cosas desaparecieran cuando más las necesito. Si quiero una botella con perfume, bueno, no la encuentro, pero si no quiero el otro calcetín que quería ponerme ayer, lo encuentro mágicamente.Después de cinco años estoy de nuevo en Parsons, en mi manada y en mi habitación de adolescente, no estoy tan viejo, solo han pasado cinco años y ya, no toda una vida. Aunque esos cinco años han sido suficientes para hacerme ver como un señor de treinta y no alguien que está a punto de cumplir los 24 años. No, no quería celebrar mi cumpleaños porque sencillamente llevo todo este tiempo que he pasado fuera de casa sin celebrarlo, se me hace totalmente innecesario, sin embargo, mamá cree que es una buena idea hacerlo para que todo el mundo sepa
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELTodas se ven aburridas, incluso sosas al rededor de mí como abejitas buscando una flor en donde posarse. Definitivamente, yo no soy la flor de ninguna de ellas, de ninguna de las invitadas que me miran intentando descifrarme o ver más allá de lo que dejo ver. Ninguna de ellas parecen ser el tipo de mujer liberal que busco, se ven más conservadoras, como esas típicas niñas que aún van a la iglesia con sus padres todos los domingos y sin falta. No, yo no necesito eso para mi vida, no quiero una niña que piense que quiero tener toda una vida con ella, solo quiero un acuerdo mutuo de saciedad. Podemos salir al cine si quieren, si piensan que así es más fácil entregarse a mí, les puedo invitar la cena o pagarles el taxi al hotel, pero no les puedo dar una relación. Más allá
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELEl hombre al que le he roto la nariz de un solo puñetazo me observa con rabia y no porque le haya roto el tabique de esa nariz tan horrible que tiene, sino porque básicamente le he arrebatado una propiedad de varios millones de dólares.¿Cómo planeas pagar una deuda de varios dólares, si no es que con algo que poseas? ¿Cobrarme con sus hijas? No soy ningún loco asqueroso que ese vea atraído por niñas de 13 años, jamás, que asco. Tampoco con su esposa, creo que he dejado mi gusto por las personas mayores, ahora, tampoco me gustaría matar a mujeres que son víctimas de hombres activos e irresponsables que prefieren gastar su dinero en llenar mi bolsillo que antes de darles una vida llena de privilegios. Por eso y más, se merece que le romp
ELIZABETHEl teléfono suena varias veces, me obliga a bajar a la sala de estar donde el teléfono fijo se encuentra. No hay nada malo en esta casa más que la maldita ubicación del teléfono, tengo que correr y tropezarme antes de poder contestar una llamada.—¿Hola?— suspiro con la respiración entrecortada por toda mi travesía.—¿Cómo estás?— automáticamente, una sonrisa se me forma en el rostro. Esa grave y tan dulce voz me llena de vida cada vez que la escucho.—¡George! Pensé que hoy no llamarías, estaba empezando a creer que... ya me habías olvidado.—He estado muy ocupado, pero no por eso puedo darme el lujo de olvidarme de la mujercita que cuida mi casa.—Sigo esperando el momento en el que puedas regresar y visitarme —ha pasado mucho tiempo desde que se mar
Camino por los distintos puestos que hay sobre la calle. Cada uno venden una cosa distinta, ropa, trajes de baño, zapatos y bolsos, todos con esa pinta muy tropical. A lo lejos veo una pequeña cafetería, no dudo ni un segundo en dirigirme hasta donde está y entrar. El aire acondicionado me da la bienvenida y se lo agradezco, el calor resulta un poco insoportable a esta hora de la mañana, es más fuerte y quema la piel.—Hola— le digo al hombre del mostrador— ¿puedes servirme un frapuchino? —al parecer alguien despertó de muy mal humor, solo se limita a asentir y se pone a ello. No lo culpo, hoy también tuve una mañana muy ajetreada y sobre todo muy reveladora y devastadora.Después de mi pequeña llamada con Daniel no pude evitar las lagrimas, lagrimas cargadas de más decepción y desilusión al saber que él solo estaba siguiendo una petición de parte de mi madre y que en realidad él no me buscaba por su propia cuenta. Es crudo aceptarlo, pero es la verdad, él nunca me
Darian cruza sus brazos en su pecho, me observa y espera una repuesta a su acusación que para mi mala suerte no es verdad, pero él así lo cree. Cuando nos besamos fue una sensación nueva, más no me hizo recordar a nadie, más que el momento mismo de lo que estaba sucediendo. —No te estoy acusando de nada, Elizabeth, pero prefiero poner mi distancia, no quiero que te sientas acosada por mí sé ninguna manera.— Sonríe, santos cielos, esa sonrisa deleita mis más profundas ganas de besar esos labios tan hermosos y carnosos que Dios o el universo le dio. —No lo siento como una acusación, es solo que no esperaba que asumiras las cosas así como así. Desde que me atendiste en la barra de tu club, me diste la impresión de que no dabas anda ñor sentado o al menos eso pensé en ese momento y lo confirmé cuando fuiste hacia mi mesa y empezaste a molestar a George. Fue así como te aseguraste de que el hombre que te quiro a tu prometida y yo no estuviéramos juntos. —¿Se