Capítulo 69

Camino por los distintos puestos que hay sobre la calle. Cada uno venden una cosa distinta, ropa, trajes de baño, zapatos y bolsos, todos con esa pinta muy tropical. A lo lejos veo una pequeña cafetería, no dudo ni un segundo en dirigirme hasta donde está y entrar. El aire acondicionado me da la bienvenida y se lo agradezco, el calor resulta un poco insoportable a esta hora de la mañana, es más fuerte y quema la piel. 

—Hola— le digo al hombre del mostrador— ¿puedes servirme un frapuchino? —al parecer alguien despertó de muy mal humor, solo se limita a asentir y se pone a ello. No lo culpo, hoy también tuve una mañana muy ajetreada y sobre todo muy reveladora y devastadora.

Después de mi pequeña llamada con Daniel no pude evitar las lagrimas, lagrimas cargadas de más decepción y desilusión al saber que él solo estaba siguiendo una petición de parte de mi madre y que en realidad él no me buscaba por su propia cuenta. Es crudo aceptarlo, pero es la verdad, él nunca me

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