Con ayuda de mis manos, hago fuerza para ponerme de pie y para sopresa de Darian, lo hago bastante bien, no me tabaleo ni me mareo. Es como si estuviera sobria.
—¿Ves? Solo necesitaba unos cuantos minutos para reponerme.— Arreglo mi ropa con las manos e inmediatamente me muero de la vergüenza por mi atuendo. El pantalón que llevo puesto es de mezclilla clara, es tan fácil que si lo manchas, la mancha se mire a kilómetros de distancia. —Ya es hora de que me vaya, mi noche fue interrumpida. —Mi queja no le hace mella, no le importa haber interrumpido mi diversión con esas nuevas y desconocidas personas.
—¿Te vas tan pronto?
—¿Debería de quedarme más tiempo?— observo su rostro, especialmente su reacción. Se ve decepcionado, ¿pero por qué tendría que estarlo? ¿Por qué me tendría que quedar con él? Si ni siquiera me ha preguntado nada por mí, no tiene interés por mí.
—Además... dices que estaba corriendo peligro con Alex y sus amigos, pero, ¿estoy a salvo contigo?
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELDesenredo mi cabello con ayuda de mis dedos, instalarme de nuevo en mi vieja habitación que dejé sola por cinco años hizo que todas mis cosas desaparecieran cuando más las necesito. Si quiero una botella con perfume, bueno, no la encuentro, pero si no quiero el otro calcetín que quería ponerme ayer, lo encuentro mágicamente.Después de cinco años estoy de nuevo en Parsons, en mi manada y en mi habitación de adolescente, no estoy tan viejo, solo han pasado cinco años y ya, no toda una vida. Aunque esos cinco años han sido suficientes para hacerme ver como un señor de treinta y no alguien que está a punto de cumplir los 24 años. No, no quería celebrar mi cumpleaños porque sencillamente llevo todo este tiempo que he pasado fuera de casa sin celebrarlo, se me hace totalmente innecesario, sin embargo, mamá cree que es una buena idea hacerlo para que todo el mundo sepa
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELTodas se ven aburridas, incluso sosas al rededor de mí como abejitas buscando una flor en donde posarse. Definitivamente, yo no soy la flor de ninguna de ellas, de ninguna de las invitadas que me miran intentando descifrarme o ver más allá de lo que dejo ver. Ninguna de ellas parecen ser el tipo de mujer liberal que busco, se ven más conservadoras, como esas típicas niñas que aún van a la iglesia con sus padres todos los domingos y sin falta. No, yo no necesito eso para mi vida, no quiero una niña que piense que quiero tener toda una vida con ella, solo quiero un acuerdo mutuo de saciedad. Podemos salir al cine si quieren, si piensan que así es más fácil entregarse a mí, les puedo invitar la cena o pagarles el taxi al hotel, pero no les puedo dar una relación. Más allá
Dos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)DANIELEl hombre al que le he roto la nariz de un solo puñetazo me observa con rabia y no porque le haya roto el tabique de esa nariz tan horrible que tiene, sino porque básicamente le he arrebatado una propiedad de varios millones de dólares.¿Cómo planeas pagar una deuda de varios dólares, si no es que con algo que poseas? ¿Cobrarme con sus hijas? No soy ningún loco asqueroso que ese vea atraído por niñas de 13 años, jamás, que asco. Tampoco con su esposa, creo que he dejado mi gusto por las personas mayores, ahora, tampoco me gustaría matar a mujeres que son víctimas de hombres activos e irresponsables que prefieren gastar su dinero en llenar mi bolsillo que antes de darles una vida llena de privilegios. Por eso y más, se merece que le romp
ELIZABETHEl teléfono suena varias veces, me obliga a bajar a la sala de estar donde el teléfono fijo se encuentra. No hay nada malo en esta casa más que la maldita ubicación del teléfono, tengo que correr y tropezarme antes de poder contestar una llamada.—¿Hola?— suspiro con la respiración entrecortada por toda mi travesía.—¿Cómo estás?— automáticamente, una sonrisa se me forma en el rostro. Esa grave y tan dulce voz me llena de vida cada vez que la escucho.—¡George! Pensé que hoy no llamarías, estaba empezando a creer que... ya me habías olvidado.—He estado muy ocupado, pero no por eso puedo darme el lujo de olvidarme de la mujercita que cuida mi casa.—Sigo esperando el momento en el que puedas regresar y visitarme —ha pasado mucho tiempo desde que se mar
Camino por los distintos puestos que hay sobre la calle. Cada uno venden una cosa distinta, ropa, trajes de baño, zapatos y bolsos, todos con esa pinta muy tropical. A lo lejos veo una pequeña cafetería, no dudo ni un segundo en dirigirme hasta donde está y entrar. El aire acondicionado me da la bienvenida y se lo agradezco, el calor resulta un poco insoportable a esta hora de la mañana, es más fuerte y quema la piel.—Hola— le digo al hombre del mostrador— ¿puedes servirme un frapuchino? —al parecer alguien despertó de muy mal humor, solo se limita a asentir y se pone a ello. No lo culpo, hoy también tuve una mañana muy ajetreada y sobre todo muy reveladora y devastadora.Después de mi pequeña llamada con Daniel no pude evitar las lagrimas, lagrimas cargadas de más decepción y desilusión al saber que él solo estaba siguiendo una petición de parte de mi madre y que en realidad él no me buscaba por su propia cuenta. Es crudo aceptarlo, pero es la verdad, él nunca me
Darian cruza sus brazos en su pecho, me observa y espera una repuesta a su acusación que para mi mala suerte no es verdad, pero él así lo cree. Cuando nos besamos fue una sensación nueva, más no me hizo recordar a nadie, más que el momento mismo de lo que estaba sucediendo. —No te estoy acusando de nada, Elizabeth, pero prefiero poner mi distancia, no quiero que te sientas acosada por mí sé ninguna manera.— Sonríe, santos cielos, esa sonrisa deleita mis más profundas ganas de besar esos labios tan hermosos y carnosos que Dios o el universo le dio. —No lo siento como una acusación, es solo que no esperaba que asumiras las cosas así como así. Desde que me atendiste en la barra de tu club, me diste la impresión de que no dabas anda ñor sentado o al menos eso pensé en ese momento y lo confirmé cuando fuiste hacia mi mesa y empezaste a molestar a George. Fue así como te aseguraste de que el hombre que te quiro a tu prometida y yo no estuviéramos juntos. —¿Se
DANIELDos años antes... (época en la que Elizabeth y Daniel se conocieron)Por alguna extraña razón, no puedo dormir y sé muy bien que mi falta de sueño no tiene nada que ver con que hoy asesin- é a un hombre que me debía un poco de dinero gracias a que prácticamente era un comprador compulsivo y una adicto. Sé perfectamente que no se debe a nada de lo que he hecho durante todo el día, sino por lo que mi madre dijo durante la cena.Cinco años fuera hicieron que me olvidara de detalles familiares como esos, mamá siempre tiende a contarnos los chismes de los cuales se ha enterado durante el día en el club. No es que a mi mamá le importe saber de la vida de los demás, pero generalmente está rodeada por ese tipo de mujeres a las cuales sí les importa todo eso. Ella las escucha y les presta atención y después ella viene
DANIELLa solución definitiva a mi insomnio fue esa llamada que realicé, si no la hubiera hecho quizás a esta hora todavía estaría intentando dormir aunqu fuera unos minutos. Me hubiera gustado seguir durmiendo y disfrutando de mi cómoda cama, pero la ansiedad y mis compromisos han ejercido fuerza contra mí y me han obligado a despegarme de las sábanas.Reviso mi cuerpo y mi rostro después de mi ducha. Estoy delgado, pero no tanto como lo he llegado a estar en otro momento de mi vida, mi piel se mira amarilla y sin un buen color. Mi abuela debe de estar decepcionada de lo mal que pinta su nieto favorito. Debería de dejar de furmar, peor últimamente he consumido por lo menos dos cajetillas de cigarrillos a la semana. Por supuesto que no me enorgullezco, pero mientras no sea algún tipo de dro- ga que me maree y me haga perderme, todo irá bien. No necesito caer en lo mismo de hace tiempo, mi acción me dejó como un cadáver y tuve que cambiar para que mi madre no se a