Elizabeth se mueve de bajo de mí, no sé como es que llegué aquí, pero estoy abrazado a ella, poniendo mi mejilla muy cerca de ella. Ella respira suave y tenue, pero sus pestañas me hacen cosquillas, ella está despierta lo sé. —¿Qué tanto me miras?— Digo sin abrir los ojos, simplemente esperando a que ella me conteste. —Lo bien que te ves.— Me responde, pero se mueve casi liberándose de mi abrazo, pero no la dejo alejarse ni levantarse, estoy cómodo aquí. Quiero quedarme aquí, pero ella está incomoda, al menos lo siento así. Ella no está cómoda aquí, ¿hay algo malo?—¿Qué pasa?— paso mi mano por su brazo con la intención de acariciar su piel, es suave.—Nada— su voz y su respuesta no dice eso, dice que pasa todo, sin embargo no estoy de humor para atender sus posibles berrinches, ni tengo ganas de estar sobre ella intentando resolver algo que no me comunica. —Me voy a dar un baño, ¿vienes?— me siento en la cama listo para dejarla sola, no hay nada aquí que hable de mi pasado, no hay
Enredo una toalla en mi cintura y con otra toalla me encargo de secarme el cabello. No he podido dejar de pensar en lo que ha dicho Harry, él dice que mi trabajo está hecho, que ya debo de dejar a Elizabeth porque el idiota de Andrew Williams ha decicido que ahora si quiere estar con ella. Y sí, ese es el trato, eso fue lo que me prometí y le prometí a todos, pero hay algo que ahora no me deja soltar con facilidad a Elizabeth. ¿Y si Andrew solo quiere estar con ella comi símbolo de egocentrismo? Puede que él se haya dado cuenta de que Elizabeth es bastante buena y tenerla solo aumentaria su ego y justo después de eso puede volver a abandonarla y a jugar con ella. —Ese ya no es tú problema, Daniel, tú solo estás ayudándola a que deje de ser la burla de todos. Ahora que Andrew quiere redimirse, no es nada malo querer hacerlo, así que debes de aceptar la decisión de Elizabeth. Si ella así lo quiere pues que así sea— digo mirándome en el espejo, debo de convencerme de esto, esto es lo c
Llego a la casa de Anthony, está muy bien vigilada poe todos los hombres que he designado para la vigilancia y la guardia. Todoa son hombres muy bien preparados para su trabajo, están listos e instruidos para cualquier altercado. Ellos saben como reaccionar a un asalto o a algún ataque de cualquier tipo, policial, humano o de lobos, sea lo que sea ellos están preparados. A todos los saludo con la mano cuando paso junto de ellos con la camioneta, a pesar de ser tan joven y ser ellos seguidores de Anthony, me he ganado su respeto. Todos aquí me quieren y yo a ellos, llego la estacionamiento y aparco. La figura de Zack me recibe, me mira atento, espero que deje de mirarme, porque hoy no me encuentro muy feliz y de buen humor para que mi mejor amigo sea mi mejor amigo. —Hola, hermano— saluda ingenuamente, sé que él no tiene la culpa, pero lo que pasó hoy con mi madre me ha afectado los nervios. Siento ganas de desquitar mi odio, mi enojo y mi impotencia con alguien, pero no lo haré con Z
¿Alguna vez Elizabeth me rogara como ella? No lo creo, ella es bastante inocente y virgen y realmente no estoy interesado en darle clases a una inexperta como ella. Tampoco estoy dispuesto a quitarle algo que por supuesto no me corresponde a menos de que ella lo decida, su primera vez, de forma idónea debería de ser con su mate, no conmigo. Pero tampoco me importaría ayudarle un poco a Andrew, estoy seguro de que me lo agradecería después. Sim embargo, hoy solo estoy dispuesto a imaginarme que a quien estoy a punto de introducirle mi pene ed a Elizabeth y no a la química que trabaja para mí. Ella es una experta y parece una gatita en celo cuando esta cerca de mí, me gusta su experiencia, pero no me gusta ella, así que solo me queda imaginarme escenas y personas. —D— dice mi nombre en una suplica, abro sus piernas y hago justo lo que hace un momento suplicaba entre gemidos, con mi fuerza, con la fuerza que ella no entiende porque es humana, rompo su pantalón. Ni siquiera se asusta, cr
Elizabeth va a mi lado, parece estar comoda en el asiento mientras mira la ventana. Ella y su serenidad me gustan, me hacen sentir lo mismo, la serenidad se me traspasa cada vez que la veo. Incluso, me imagino en un sendero con ella tomándola de la mano sintiéndome casi libre y libre de culpa, pero algo me dice que no soy ni seré merecedor de sentir algo así de auténtico y bonito, real. Suspiro hondo, me siento cómodo con ella y eso que ni siquiera estamis hablando. Por un segundo cierro los ojos, me doy cuenta de que no... no puedo llevarla a mi casa, a la casa de Emma... tenerla ahí entonces sí sería un insulto para su memoria y para nuestro amor... no puedo llevarla a ese lugar, básicamente es sagrado. —Te voy a llevar a conocer una pequeña casa— la cabaña familiar, esta dentro de nuestro territorio, pero demasiado alejada de donde están todos. Solo he ido una vez desde que llegué y me di cuenta de que su fachada ya está deteriorada, se ve frágil e incluso a perdido de su toque ar
Sí, sabía que ella podría decir, porque vamos, ¿cómo podrías decirle que no a alguien como yo? Si, soy bastante presuntuoso y tengo el ego hasta el cielo, alguien debería de decirle a Elizabeth que deje de contribuir a mi egocentrismo, porque a la sociedad no le hace nada bien. Tener a Elizabeth aumenta mi ego, porque no hay ninguna conexión predispuesta por la luna, ni por el destino, simplemente soy yo fingiendo que soy su mate, cosa que solo mi familia sabe que no es así. Ella está a mis pies, eso es lo que me hace sentir más seguro de que si yo no lo quiero, Andrew jamás tendrá ni una sola oportunidad más con esta chica, a la que ahora mismo le sostengo las manos y miro con una falsa ternura... sus ojos están iluminados y la noche cae sobre nosotros haciendo aún más especial el momento de algo tan falso. Sé que este momento la acompañará durante dias y no dejará de pensar en el día en el que su mate, o sea yo, le pidió que viviera con él a pie de un río, a pie de una cabaña ilumin
A quedado agotada después de tanto frenesí y de tanta adrenalina. Su pequeño cuerpo yace en la cama, desnudo, libre y comodo en el colchón. Parecería que no hay nada en este mundo que pueda interrumpir su paz y serenidad, ni si quiera yo y mi mierda. No puedo descifrar que es lo que siento cuando la miro, al menos ahora, ahí, tumbada en la cama, dormida, se me infla el pecho de una clase de tranquilidad que casi nunca siento. Cuando la veo tiendo a olvidarme de mi tormentoso pasado. No hay nada que me moleste cuando la veo, ella es una... droga para mí, no de las que yo vendo. No, ella es la morfina de mi dolor, ella me seda, ella me calma y lo peor es que ella ni siquiera lo nota. No nota que ella es la droga más pura que yo alguna vez podré probar. Y tal y como una droga, en este punto, ella me resulta adictiva, sabía que eso sería así una vez que yo decidiera probar su cuerpo y más de un beso pasivo y limitado. Me siento culpable, no puedo creer que sobre pasé los limites con ella,
Acabo de darme cuenta de que desearía con todas mis fuerzas quedarme un día más con ella, tan solo un día más, pero tampoco quiero que su madre me odie por sacarla de su casa tanto tiempo. Aunque tengo la seguridad de que nadie puede odiarme, yo soy un Clark, todos por aquí necesitan y desean tener una amistad con nosotros. Y todo por distintos motivos, protección, seguridad, beneficios económicos y de poder, pero no muchos por aquí tienen ese privilegio. Ser el "mate "de Elizabeth, para su manada debe de ser... un respiro, una salvación, porque significa que de alguna manera ambas manadas estarán unidas de manera forzosa, pero al diablo. No me importa que Elizabeth pertenezca a ella, si le tocan un pelo o alguien más de esa manada insípida le hace daño... haré lo posible por destruirla. Sonrío irónicamente, creo que debería de empezar con la propia destrucción de mi manada. Alguien por aquí puede hacerle daño a Elizabeth y definitiva ese soy yo. —Buenos días —me susurra en cuanto ab