Debía irse, todo había Sido, una completa locura y un sin sentido, ella no debería haber aceptado viajar hasta Francia, ciertamente era muy inconsciente, como podía haber ni siquiera aceptado la idea de acompañar a un hombre que apenas conocía a la otra punta del mundo y pensar que saldría bien.«No, no debí aceptar jamás sus estúpidas condiciones, ni su estúpido contrato.»Se recriminó, mientras llegaba por fin, a la habitación donde estaban todas sus cosas y que había compartido con él.Solo recordar las palabras de la exmujer de Marius, la hizo desear ir al baño y devolver todo lo que había comido, pero no lo haría. Ella no dejaría que esa mujer le ganara. No de esa manera. Pero tal vez Lucrecia no fuera su mayor enemiga, sino su propia mente que le hacía evocar lo que había visto o creído ver entre sueños la noche antes de la fiesta, como si pretendiera castigarla por estar allí, como si pretendiera dejar claro que si en ese instante sufria era únicamente por su culpa, por no haber
Cuando Marius llegó a la habitación no había ni rastro de la chica, tan solo estaba la habitación revuelta y, tal y como suponía, la joven se había marchado, solo había necesitado llevarse una única cosa, aquello por la que él sería capaz de encontrarla. Sacó el teléfono móvil del bolsillo interior de la chaqueta de su esmoquin mientras caminaba en dirección al salón.— Brigitte, necesito que mires los pagos de la tarjeta de Noelia ahora, ha huido y sí ha pagado un taxi, una habitación de hotel o cualquier otra cosa debe salir reflejado. ¡Pero es para ya, Brigitte, lo necesito cuanto antes!Si por lo general el francés era estricto con sus órdenes, en ese instante sonaba hasta peligroso si no se llegaba a hacer lo que pedía. Por lo que su chófer y mujer de confianza abandonó la fiesta para ponerse a investigar mientras Marius salía de allí para buscar por los jardines. Tal vez no había huido, tal vez estaba solo llorando en el laberinto o cerca del lago. El pensamiento de que esa chica
Marius se sintió liviano por todo el peso que se había sacado de encima al verla y caminó hasta ella notando su corazón palpitando con fuerza en el pecho, por un instante creyó que existía la posibilidad de que abandonara su caja torácica de tan fuerte que bombeaba la sangre al resto de su cuerpo.— ¿A dónde piensas que vas, Noelia?— preguntó esperando a que se girara — y sobre todo¿Por qué no dejaste siquiera que me explicara?El corazón de la chica latió muy rápido al escuchar su nombre, no podía creer que estuviera ahí, no podía ser Marius. No quería voltear y darse cuenta de que todo había sido una jugarreta de su mente. Pero tenía que hacerlo, tenía que enfrentarse a la realidad por muy cruda y cruel que está fuera.Se volteó lentamente a ver si era él, encontrándose con Marius de frente. Sintiendo que su corazón no solo latía rápidamente, sino que se paraba de golpe ante sus palabras.—No hay nada que explicar, yo la escuché, también te vi con ella la otra noche cuando supusiste
Marius tenía muy clara la razón por la que buscó una chica virgen, esta vez, estaba harto de encontrarse con copias de Lucrecia. Y si algo descubrió con el tiempo, era que todos y todas las personas con las que alguna vez trató, fueron simples seres humanos enamorados locamente en algún instante y heridos después. Seres humanos que crearon sus corazas para protegerse de un nuevo dolor, engaño, decepción… seres humanos maltrechos que ya no confiaban en ponerse nuevamente en las manos de alguien más para que los soltaran en caída libre al vacío o, peor todavía, para que apretaran el puño y los terminaran ahogando.Por eso, quiso encontrar a una mujer antes de que ese momento llegara, antes de que alguien rompiera su corazón y lo malograra, aunque posiblemente él terminaría siendo ese alguien, la persona que se llevaría lo mejor de esa jovencita poco experimentada y dejaría para el que viniera luego una dura coraza con su nombre grabado en el candado. Podía parecer egocéntrico, incluso na
Antes de darse cuenta y de una forma completamente natural, el francés, terminó sobre el cuerpo de Noelia, notando, como en las demás ocasiones, que encajaban a la perfección.— No puedo hacerlo así… — Aseguró contra su boca besándola con mucha ternura, debía contenerse para no temblar porque lo que le provocaba era demasiado intenso — voy a hacerte daño y es lo que menos quisiera — bajó a besar su cuello con la misma ternura con la que acariciaba su piel.Noelia sintió que se derretía ante las palabras de Marius, la forma que le hablaba, el tono de su voz le indicaba que sus palabras eran ciertas, él no deseaba hacerle daño, todo lo contrario, por lo que cerró sus ojos, dejándose llevar, confiando en él.El francés bajó lentamente por su cuello y vientre plano, el cual lograba seducirlo e instaba a seguir, hasta llegar al lugar que pretendía mimar y estimular con su lengua hasta sentirla completamente preparada para recibirlo.Pasó los brazos bajo las piernas de la joven, obligándola
El dolor solo había sido algo momentáneo, ahora lo que sentía Noelia era el calor del deseo recorriendo cada parte de su cuerpo, quemándole la piel, sobre todo cuando en los lugares en los que él la besaba, o que él acariciaba con sus manos.Escucharla decir que era suya era lo último que le faltaba al francés para perder completamente el control de sus actos y ser incapaz de gestionar todo eso que parecía poseerlo y dirigirlo a querer tomar todo de ella.Sentirla retorciéndose bajo su cuerpo hacía que la fuerza de sus empujes se incrementaraen busca de sofocar la exigencia muda que el otro cuerpo le imponía, necesitado de arrancar más de esos gemidos que eran la mejor música para sus oídos.—Si… más… — Noelia gimió echando su cabeza hacia atrás, enterrando sus manos en sus hombros del hombre, aferrándose a ellos con fuerza, enredando sus piernas en las caderas perfiladas y escurridas de su querido Marius.— Te daré más…— prometía él sin ser capaz de parar ni aminorar el ritmo de sus
Tres días habían pasado desde que ella y Marius regresaron a los Estados Unidos y en los que ya no era solo la baby del francés, sino algo más, su novia, así lo había dicho él.Noelia no podía creerlo del todo, todavía se negaba a aceptar o entender como sucedió tan rápido, cuando jamás antes se enamoró. Era como estar en un sueño, ahora lo único que podría romper esa felicidad era pensar en cómo pagar, las deudas que todavía tenía.Eso era lo que la tenía ese lunes pensativa y sin una sonrisa en el rostro, porque estaba claro que si había conocido a Marius y aceptado ser su baby, era para poder evitar que su madre siguiera endeudándose y poder pagar su universidad y la hipoteca que acumularon con los años.Pero ahora que ya no había contrato de por medio, no podía recordarle eso a Marius. No podía y no quería, porque hablar de algo así, podría malinterpretarse y lo que menos deseaba era eso. Por ese motivo, el lunes por la mañana se encontraba de vuelta en la universidad, en el área
Eloise no paraba de seguir a Noelia, aunque esta huyera y es que sabía que debía darle explicaciones sobre la forma que la había dejado en Francia.—Noelia, no podrás evitarme toda la vidaEn eso tenía razón Eloise, ella no podía evitarla para siempre, por lo que dejó de tratar de huir y se sentó en una de las mesas más alejadas y solas de la cafetería del campus.—Es que sé que fui muy mala amiga dejándote sola…Eloise de inmediato negó, porque ella no estaba enojada, en lo absoluto. Todo lo contrario que la hubiera dejado en Francia sola, le dio la oportunidad de viajar con Matthew aparte.—Dejemos ese tema para cuando necesite que me ayudes a estudiar. Ahora lo que necesito es respuestas a cómo han quedado tú y el Daddy francés.Noelia enrojeció ante las palabras de su amiga, quien no tardó en saber que le estaba escondiendo algo referente a su Daddy y querer indagar más en el tema ¿Qué razón había para que no le contara aquello?El sonido del móvil de Noelia la salvó de seguir con