Capítulo 38

Como si lo hubiera llamo por su nombre él viene rápidamente hasta la cama y cae de rodillas sobre esta haciendo que mi respiración se entrecorte.

Mis pezones se contraen cuando lo veo deslizarse hasta que toma mis piernas con sus dedos firmes como hizo en la oficina y las abre más para él.

Sólo que en esta ocasión no se mete entre ellas para acostarse sobre mí y penetrarme.

Esta vez Leo acerca su tentadora boca a mi abertura haciéndome sentir su cálido aliento en mis partes más sencibles.

Mi pecho sube y baja de anhelo.

Pero un segundo después Leo me da exactamente lo que yo quiero.

Su lengua me invade reclamándome con una ternura que hace que mi vello se erize por completo.

Tal y como si quisiera mimarme.

Pero yo vi el hambre en su pupila.

Sé que Leo puede devorarme cuando quiera.

Sin embargo me explora con suavidad lamiendo mis jugos, haciéndome apretar su pelo en un puño acercándolo mucho más hasta mí.

Soy gelatina entre sus dedos.

Una masa moldeable.

Leo me tiene en sus manos en e
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