Capítulo 37

Los chicos salieron a comprar cosas para comer y beber mientras que Gine y yo nos quedamos en las sillas cerca de la piscina hablando sobre trivialidades hasta que ella me miró sin ocultar una sonrisa pícara.

—Leo y tú.

Alzó y bajó las cejas de manera insinuatoria pero yo me mantuve seria.

Como si no supiera de lo que me estaba hablando.

—Leo y yo ¿Qué? —arqueé una ceja y ella me imitó sin dejarse convencer por mí.

—Tienen algo, eso es obvio Melissa.

La tensión sexual siempre ha existido entre ustedes.

Es tan palpable que todos pueden notarla, incluso ustedes.

Pero son tan duros como para no admitirlo.

—Estás loca —negué con la cabeza.

—Tú eres la que está loca si dejas ir a ese hombre que te quiere tanto.

Es que cada vez que Leo te mira siento como si los cuentos de hadas realmente existieran y estoy viviendo uno pero del lado equivocado.

—No puedo creer que la chica dark, osea tú, esté diciéndome esto. Cuentos de hadas ¿Cuán absurdo es eso Ginebra?

—Mucho.

Pero si todos ven como Leo
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