Anaís había estado trabajando hasta tarde en la fundación durante toda la semana, lo que había hecho que pasara poco tiempo con Gerald. Él, por su parte, había estado ocupado con sus propias responsabilidades y no había tenido demasiado tiempo para dedicarle a su esposa.Una tarde, ella llegó a casa exhausta y emocionalmente agotada. Se sentía frustrada por la falta de atención de Gerald y estaba convencida de que él ya no la amaba como antes. Cuando entró en la sala y lo vio absorto mirando el televisor, su corazón se hundió aún más.Sin decir una palabra, Anaís se retiró a su habitación y cerró la puerta con fuerza, sintiendo que las lágrimas estaban a punto de brotar. Gerald, desconcertado por la reacción de su esposa, se acercó a la puerta y llamó con suavidad.—¿Anaís, cariño, qué sucede? —preguntó preocupado.Ella abrió la puerta y lo miró con los ojos vidriosos.—¿Por qué estás tan distante últimamente? ¿Ya no te importo?, ¿me has dejado de amar? —dijo con voz entrecortada.Ger
*Dos años después* La tarde caía sobre la ciudad y en la casa de Anaís, los amigos se encontraban reunidos en el jardín charlando y riendo. Anaís, les había preparado una merienda a todos, mientras que los niños corrían de un lugar a otro, los más grandes, hacían otras cosas como, cantar, un hobby que les gustaba hacer. De repente, el timbre sonó, sorprendiéndola, pues no esperaba a nadie más. —No te preocupes querida, me encargo —dijo Evelin. Cuando ella abrió la puerta se encontró con un guapo hombre, que tenía en su rostro una sonrisa encantadora. —¡Ezra! —Señora, Evelin, ¿cómo está? —Saludo amablemente. —Estoy bien, muchacho, ¡cómo has crecido! Pasa. —No tanto, solo un poco. —¡Ezra! —exclamo Anaís al verlo recibiéndolo con alegría, no lo veía desde hace tiempo. —Mi madre me dio su nueva dirección, disculpe que no le avisé, pero no tengo su número. —No te preocupes, le dije a ella, que pueden visitarnos cuando gusten, son bienvenidos, cuéntame ¿cómo está tu m
Rebeca entró en la cocina donde su madre preparaba la cena, con una expresión de confusión en su rostro. Se sentó en la mesa y comenzó a contarle lo que le había sucedido esa tarde en casa de Anaís.—Mamá, ¿notaste como Kelvin se puso celoso cuando me vio hablando con Ezra? No entiendo por qué reaccionó así, somos solo amigos —dijo Rebeca mientras jugueteaba con una servilleta en sus manos.Evelin dejó lo que estaba haciendo y se acercó a ella con una mirada comprensiva.—Los celos pueden surgir por diferentes motivos, cariño. Quizás Kelvin siente que necesita protegerte o que no quiere compartir tu atención con otros —respondió en tono calmo.Rebeca asintió, pensativa.—Es posible, mamá. Pero me pareció un poco excesivo su comportamiento —dijo con un suspiro.Evelin le sonrió con ternura y le tomó la mano.—Recuerdo una situación similar cuando era joven, tenía más o menos tu edad o menos, lo cierto es que Gerald, solía celarme de la misma forma. No porque le gustara, sino porque me
Alessia miró a su mamá con curiosidad mientras se ponía un vestido antes de salir.—Mamá, ¿cuándo voy a tener senos como los de mi amiga Rebeca? —preguntó la niña de 10 años con un tono de curiosidad.Fanny, con una sonrisa, se acercó a su hija y se arrodilló frente a ella.—Alessia, todas las niñas crecen a su propio ritmo. Algunas desarrollan senos antes que otras, y eso está perfectamente bien. No te preocupes por eso, en algún momento te llegará tu turno —le explicó de manera dulce.Alessia frunció el ceño y preguntó,—¿Pero cuánto tiempo va a tomar? Rebeca ya tiene senos y yo no y mírame estoy grande.Fanny acarició suavemente la mejilla de su hija y le dijo,—No te compares con los demás, cariño. Eres única y perfecta tal como eres. Tu cuerpo va a cambiar cuando sea el momento adecuado, no hay prisa.La pequeña Alessia asintió lentamente, pareciendo más tranquila con la respuesta de su mamá.—Gracias, mamá —dijo con una sonrisa.Fanny se puso de pie y abrazó a su hija con amor.
Blaise llegó de visita a la casa de sus bisnietos, Noemí y Kelvin, con una sonrisa impregnada en su rostro. —¡Bisabuelo! —grito Noemí al verlo entrar.—¡Bisabuelo! —exclamo Kelvin con una sonrisa de oreja a oreja y se acercó para ayudarlo, mientras que su hermana corrió hacia él con emoción, abrazándolo con fuerza mientras le contaba todo lo que había hecho desde su última visita.—Noemí, cálmate, espera que el bisabuelo llegue y descanse —Kelvin trato de tranquilizar a su revoltosa hermanita, pero sin tener éxito.—Déjala, mis oídos no están cansados, así que no es molestia —respondió Blaise con su acostumbrado modo de expresarse.—ja, ja, ja.—¿Qué tal el viaje? —pregunto Gerald.—Normal, como siempre mocoso, ¿qué nuevo quieres que te cuente? Ya sabes cómo es eso de viajar.—Creo que ya no deberías de viajar tanto, tu edad avanza cada vez más.—No es necesario que me recalques lo viejo que estoy, eso ya lo sé —Blaise no perdió la oportunidad de darle un bastonazo a Gerald.—Abuelo,
El tiempo había pasado rápidamente, transformando a los niños en adolescentes y a los adolescentes en adultos.Alessia también se graduó con honores al terminar la primaria, y su personalidad tan extrovertida no pasaba desapercibida, siempre dejaba una huella en quien la conocía.Ya no era esa niña que corría de aquí para allá, ahora era toda una señorita. Estaba en plena etapa de transición entre la adolescencia y la adultez.Aunque conservaba rasgos juveniles, y su rostro aún mostraba la dulzura de la niñez, su cabello largo, lacio y brillante como el azabache, enmarcaba su rostro delicado, también le daba esa elegancia a su delgado cuerpo el cual ya mostraba indicios de la mujer en la que se convertiría, con una postura erguida y confiada.Por su parte, Kelvin también había sacado excelentes notas en la secundaria, así que decidió estudiar turismo, se considera amante de las aventuras, por lo que quería una carrera que estuviera de acuerdo a sus gustos.Su cuerpo también sufrió cam
Alessia regresó a su casa al día siguiente con los puños apretados y una expresión de furia en el rostro. Su madre, que estaba en la cocina preparando el almuerzo al verla entrar, pudo notar de inmediato que algo no estaba bien.Fanny, como toda madre, se percató del estado de ánimo de su hija en cuestión de segundos, ya que ella era una chica que desbordaba mucha alegría e incluso era muy extrovertida, así que decidió indagar qué le pasaba.—¿Estás bien, Alessia? —preguntó con tono suave y cariñoso mientras le ofrecía un vaso de jugo.Alessia fingió una sonrisa forzada y respondió con una simple oración, a la vez que ignoro la mano extendida de su madre con la bebida.—Sí, mamá, solo me siento un poco cansada.—¿Qué te sucede, Alessia? Estás muy callada, no eres así y no pareces estar de buen humor —preguntó su madre con preocupación, aun sosteniendo el vaso.Alessia se limitó a encogerse de hombros y murmurar entre dientes—Nada, mamá.Luego se dirigió a su habitación escapando así
Fanny se encontraba en su habitación, su mirada perdida en el vacío y una arruga de preocupación marcando su frente. Alexis, al notar la expresión de su esposa, se acercó con una taza de café caliente en la mano.—Amor, te veo preocupada. ¿Qué sucede?Fanny suspiró profundamente antes de responder.—Es Alessia… Hoy tuvo un arranque de ira y rompió el espejo de su habitación.La preocupación en la voz de Fanny era palpable. Alexis se sentó a su lado, ofreciéndole la taza de café como un pequeño gesto de consuelo.—¿Y qué crees que la haya llevado a hacer algo así? Cariño.Fanny tomó la taza entre sus manos, buscando calor en el café, el que necesitaba su corazón en ese momento.—No lo sé, mi amor, Sara piensa que ella está enamorada de su mejor amigo, así que le pregunté si había sido por Kelvin.**Flashback:**—Alessia, cariño, ¿rompiste el espejo porque estás enamorada de Kelvin? —pregunto Fanny por segunda vez.Alessia con una risa nerviosa negó.—¡Mamá, por supuesto que no! Kelvin