Ambos saben que se enfrentan a una batalla difícil, porque las redes son un océano que si no sabes nadar te puedes hundir en un dos por tres, pero juntos están decididos a luchar para buscar la verdad y limpiar el nombre de ella.Gerald acaricia el rostro de su amada y con determinación le promete que no descansará hasta encontrar a los responsables y hacer que paguen por lo que han hecho.—No te preocupes, mi amor. Vamos a salir adelante juntos, más fuertes que nunca —le dice Gerald.—Gracias, mi amor, eres mi roca en medio de esta tormenta —responde Anaís con lágrimas en los ojos, pero con una determinación renovada en su mirada.—Nadie va a opacar a mi tormenta favorita, al contrario, lo vas a destrozar para que aprendan la lección.Ambos se miran con complicidad y un amor que se fortalece ante la adversidad, dispuestos a luchar juntos, por su amor, por la verdad y por su felicidad.—Vamos primero con las autoridades y luego iremos con un amigo que nos ayudará.—Está bien.Antes de
Gerald lo saludó con un gesto de cortesía y continuó caminando hacia su auto, sin darle importancia a la actitud arrogante de Jacques. Sabía que la investigación pronto iba a demostrar la inocencia de Anaís y no iba a permitir que las provocaciones de su rival lo distrajeran de su objetivo.—¿Aún no enfrentas tu realidad? Al parecer la vida está en contra de que te cases, mira como tu adorada prometida te está engañando —Jacques sonríe de manera despectiva—. Me pregunto si ¿La amas tanto, como para perdonarla?Gerald se detuvo y Jacques se acerca lentamente. —No seas ciego, Anaís no te ama, todas las mujeres son iguales, y yo soy mejor que tú, lástima que no quieras aceptar tu derrota y lo entiendo, querer llegar al altar y que pase lo mismo de nuevo, no debe ser nada fácil —dijo Jacques con risa cruel—. La decisión está en tus manos, pero recuerda que el perdón es un acto de debilidad Gerald.Gerald se giró y lo miro fijamente, su mirada no era nada amigable, sus ojos destilaban irá
—¡Esto es inaceptable! —gritaba Anaís, con los ojos enrojecidos por la ira. Los periodistas habían estado acosándola durante días, preguntándole sobre su supuesto amante, una mentira que habían difundido en las noticias.—Calma Anaís, todo estará bien —Adelyn la abrazo para lograr calmarla.—Lo sé, solo que es frustrante, no poder hacer mi vida normal.Después de una ardua investigación, los oficiales a cargo habían descubierto que todo era una vil difamación. Jacques y Fabiola habían tramado ese plan para dañar la reputación de Anaís y quizás hasta para acabar con su carrera y ahora tendrían que responder ante la ley venezolana por sus acciones.Días antes de ser citados ante el juzgado, fueron llamados por el abogado y ahora se encontraban en el despacho de Mateo. Jacques y Fabiola se miraban nerviosos, sabiendo que ahora no tenían escapatoria y sabían que si estaban ahí, no era precisamente para hablar de manera civilizada.—¿Tienen algo que decir en su defensa? —preguntó el abogad
*Meses después*—Tú eres feo.—La fea eres tú —respondió Kelvin.—Mamá, mira a Kelvin, me está diciendo fea.—ja, ja, ja, creo que todas somos feas cuando tenemos esa edad.—¡Mamá! —exclamo la niña y haciendo un puchero añadió—. Se supone que tu hija soy yo, pero lo defiendes a él.—ja, ja, ja —Evelin soltó una carcajada.—lelo, lelo, lelo —Kelvin empezó a hacerle muecas graciosas—. Eres, fea, eres, fea, eres, ja, ja, ja.—No cantes tanta victoria, que también eres feo —dijo Anaís mientras negaba.Rebeca no pudo evitar reírse.—Kelvin es feo, ja, ja, ja.—Ya quisiera ser niña otra vez —dijo Evelin apoyando sus manos en la mesa, mientras observaba como Kelvin salió corriendo detrás de Rebeca—. Es el tiempo en que más felices somos.—¿y quién no quiere ser niño? —dijo Fanny—. No hay preocupaciones, no hay gastos y si hay problemas, se te olvidan e incluso, si peleas con tus amigos, a los cinco minutos, estás como si nada.—Es la inocencia de ser niños —comento Anaís—. Creo que lo estamo
—Mami, ¿me veo guapo? —pregunto Kelvin mientras giraba.—Claro que si mi niño, ven acá, vamos a colocarte el lazo.—Mamá, cuando también te cases, ¿llevaré uno de los anillos?—Claro,—¿Rebeca estará conmigo?—Por supuesto, Alessia aún es muy pequeña, así que le toca a ella.—Mamá, lo malo es que me veo pequeño, delante de ella.—ja, ja, ja, es obvio cariño, Rebeca tiene 10 años y tú tienes 6 años.—¿Por qué ella tiene más años? Eso no es justo, papá Gerald es más alto que tú, mi papá también es más alto que tú, entonces ¿por qué hay niñas que son más altas que yo?—ja, ja, ja —Anaís estalló en carcajadas—. Porque ella nació primero, cariño, al igual que todas esas niñas que tienen más altura y además, Rebeca es tu mejor amiga ¿o no?Kelvin asintió.—Es la única niña que juega conmigo con los carros, las otras no quieren, porque se la pasan con las muñecas y a mí no me gusta jugar con las muñecas, al menos que sea como el juego de Rebeca.—Pronto jugarás también con Alessia.—Alessia
—Tu mamá nunca se casó, por lo que quizás no vea bien que tú lo hagas.—Lo sé nana, pero según ella, no se casó por nosotros, porque nunca quiso que tuviéramos un padrastro.—Es que ya sabes, hay muchas historias sobre los padrastros, ustedes eran pequeños, y ella no quería exponerlos a un peligro.—Pero es irónico, los peligros siempre estaban presentes, ella estaba tan concentrada en su trabajo, que no tenía tiempo de cuidarnos.—Tu madre tomo algunas decisiones equivocadas, sin embargo, se esforzó para que no les faltara nada mi niña.Anaís asintió.—Pero creo que ella no debió cerrarse la oportunidad de amar otra vez, de seguro tampoco hubiera cometido ese error.—Carmen le prometió a tu padre, que si él moría primero, ella no iba a casarse otra vez, porque lo esperaría a que fuera resucitado y casarse de nuevo.—Ella se molestó conmigo.—¿Otra vez? Ja, ja, ja, eso no es raro —respondió la mujer—. Raro fuera si no estuviera molesta contigo, y ¿por qué fue esta vez?—Le pregunté si
Los novios pasaron los siguientes meses con la agenda apretada, tenían mucho que atender, el trabajo, la familia y su relación.Anaís había logrado exportar su línea de productos hacia países cercanos, como Colombia y Brasil, gracias a qué la receptividad en el país fue un total éxito y estos empezaron a hacer solicitudes de pedidos.Luego de unos largos preparativos, la Torre Eiffel brillaba majestuosa en la noche parisina, iluminada por miles de luces que la hacían resplandecer como una joya preciosa.En un elegante salón de eventos en el corazón de la Ciudad del Amor, se celebraba una boda tan especial como única. Anaís Tatis y Gerald Garnier, rodeados de familiares y amigos, se preparaban para decir sus votos frente al altar decorado con rosas blancas y velas titilantes.—Ahí viene la novia —anuncio uno de los presentes, así que todos tomaron asientos, las puertas se abrieron y entraron primero los niños vestidos con elegancia, Kelvin sonreía feliz, emocionado de presenciar la boda
La habitación del hotel estaba decorada con pétalos de rosa, velas encendidas y una suave música de fondo. Y la luz tenue de las velas danzaba suavemente en la habitación, iluminando los rostros de los recién casados con un brillo cálido y acogedor. Ella lo miraba con ojos llenos de amor y deseo, su corazón latiendo fuertemente en su pecho mientras él se acercaba lentamente, con una sonrisa encantadora en sus labios.Anaís estaba sintiendo mariposas en el estómago y Gerald también la miraba con amor y ternura, sus manos temblaban ligeramente al tomar las suyas, sintiendo la electricidad de su contacto.Él la atrajo suavemente hacia sí, sintiendo cómo su cuerpo respondía de inmediato a su cercanía, anhelando sus caricias y sus besos. Acaricio suavemente su rostro y sus labios se encontraron en un beso dulce y apasionado, sus lenguas explorando con avidez el sabor y la textura del otro.Ella suspiró contra sus labios, permitiéndose perderse en la calidez de su abrazo, en la seguridad