—Anaís, qué floja eres —se quejó Rafael.—Ahora resulta que la floja soy yo.—Mira este desorden, arregla esta casa.—¿Por qué no ayudas en vez de mandar?—Yo trabajo, tú no, tienes que hacerlo, eso te toca a ti, eres la mujer.Anaís se molestó y salió de la casa.—¡Anaís! ¡Anaís!Ella había empezado a ver qué daba más de lo que recibía, por lo que decidió no esclavizarse tanto en los quehaceres del hogar, obviamente esto trajo consigo quejas de parte de su esposo y la familia de él. Pero ya ella se encontraba en un límite que no le importaba nada.Si había una taza donde no iba, ahí la dejaba, si Rafael tiraba la ropa por doquier ahí se quedaba, en cuestión de tiempo el desorden se hizo presente, cuando antes todo era pulcritud y orden.—Esa mujer es muy desordenada —se quejó la mamá de Rafael —Pobre de mi hijo.—Pero no podemos juzgar así a Anaís —defendió una tía de Rafael —creo que es mejor decir, vamos y la ayudamos.—Estás equivocada, esa mujer siempre ha sido así, no es una muj
—Dice que no me dará el divorcio.—Tienes que ser más decidida, toma un poco de agua —Evelin le pasó un vaso y se sentó frente a ella —¿cómo te sientes?—Mejor, gracias, amiga.—Eso es bueno, pero no puedes seguir descuidando tu salud, los exámenes son lo primero que debes ir a realizar, para descartar que no sea una anemia, como dijo la doctora.—Lo sé, los haré después, en estos momentos no tengo cabeza, paga eso, el desmayo fue por no comer bien, estoy segura de que es eso, además la noticia de que mi abuelo ha muerto me tomo por sorpresa.—Después nada, yo te los pago. Ya veremos cómo arreglamos lo de tu alimentación, porque así no puedes seguir. En verdad siento lo que pasó con tu abuelo, cuando ellos se van, nos falta un pedazo en nuestro corazón.—Evelin, no es necesario, en verdad que no —Anaís rechazo la ayuda de su amiga —y gracias por acompañarme al funeral.—Nada, deja de ser tan terca como una mula, y viendo que ya no quieres que te ayude, serán pagados con tu sueldo que
Anaís estaba sumergida en sus pensamientos cuando un mensaje la interrumpió.📨 Evelin: mañana es tu cobro, así que prepárate que nos iremos al laboratorio temprano.Anaís sonrió al leerlo, agradecida de contar con amigas como esas, en un momento pensó que Evelin la juzgaría, pero fue todo lo contrario, demostrando ser una verdadera amistad.A la mañana siguiente ella se alistó muy temprano, porque la hora de estar en el laboratorio era a las seis.—¿A dónde vas? —pregunto Rafael, aún soñoliento.—Te lo dije ayer, pero como nunca me escuchas.—Anaís, no empieces...—Es la verdad, por cierto, si vas a tu trabajo debes preparar tu desayuno, se me hace tarde y no podré —dicho eso, Anaís salió de su casa.En su regreso, ella esperó a Rafael, en esta ocasión le preparo la cena.—¿Y esto? —Pregunto el asombrado.—La cena —Anaís sonrió —Evelin me regaló algo de verduras, así que la complemente con lo que teníamos, tenemos que hablar Rafael.Esas palabras hicieron que el hombre sintiera escal
París, Francia.5 años después.—Mami, ¿vamos a vivir en el país de papá?—Sí, cariño.—¿En otra casa?—Sí, cariño.—¿Por qué no vivimos con papá? —pregunto el niño de nuevo —papá dice que su casa es muy grande.Anaís suspiró, a la vez que le dedico una suave sonrisa.—Porque papá y mamá no están casados, cariño, solamente somos amigos, y los amigos no viven juntos, ya que no somos ese tipo de familia. ¿Entiendes?El niño asintió a pesar de que no entendía del todo, pero de pronto algo vino a su mente y exclamó.—Mami, ¿me puedo quedar días con papá en su casa?—Por supuesto, pero eso lo hablaremos cuando lleguemos allá.—Está bien mamá, ¿no nos podemos quedar aquí?—No, cariño, mamá consiguió un trabajo en Venezuela y ahora debemos regresar, porque debo ir a la entrevista.—Está bien mami, ya mi maleta está lista.—En un momento salimos, espérame en la sala, qué mamá termina con estos documentos y nos vamos.El niño asintió y obediente fue a la sala. Mientras tanto, ella terminaba de
—Ese niño tan guapo —Evelin abrazo a Kelvin, emocionada, tenía varios meses sin verlo.—Ya soy más grande, tía.—Crecerás fuerte y muy guapo, ¡eh! —Evelin después miro a su amiga —¿qué tal el viaje?—Todo bien, viajar en un avión privado siempre es lo mejor —responde Anaís con cierta ironía.—¡Qué malagradecida! —Evelin soltó una carcajada.—Creo que te debo hasta el alma, con todos estos gastos que has tenido conmigo.Evelin solo sonrió y cambio de tema al ver las rosas, con una sonrisa pícara.—Ahora son rojas, me parece que el mensaje es superclaro.Anaís rodó los ojos.—Le tengo que dar un buen ejemplo a mi hijo, por eso me las traje, de lo contrario hubieran ido a parar a la basura.—ja, ja, ja, ese cuento, ni tú misma te lo crees, ese enamorado te tiene loquita.—Me parece que estás viendo estrellas donde no las hay. Además, no volveré a París en mucho tiempo, así que, triste por él, como nunca se manifestó quién es.—ja, ja, ja, pero si es un hombre que no se da por vencido, aq
—Esto es mucho —Anaís estaba con la boca abierta después de hacer el recorrido por la casa —¡me has estafado!—¿Qué tiene la casa?—Evelin, primero es muy lujosa para mi gusto, prefiero algo más sencillo, segundo no se nada de inmobiliaria, pero el precio que me has dicho no es el valor real de esta casa.—¡Por supuesto que lo es!—Claro que no, así que no vengas a meterme conejo por liebre, estoy segura de que el precio real, triplica, multiplica, cuadriplica, quintuplica, sextuplica, el precio que dice ese documento, esto no es una casa, es una mansión, mejor dicho extra mansión.—¡Deja de quejarte, plica! El precio es el acordado y listo, los dueños anteriores, estaban en bancarrota y la vendieron por un precio bajo, ¿contenta? Yo solo aproveché la oferta, porque es la mejor opción para mí, amiga, sobre todo el lugar.Anaís suspira, sabía que nada de lo que dijera, Evelin le soltaría prenda.—Te creeré —la señalo —pero sé que hay gato encerrado en esto. Algo me escondes, Evelin.—j
Gerald fijo sus ojos en Anaís, a la vez que una sonrisa se dibuja en su rostro, en su mente se imaginaba distintas escenas, que quizás podrían pasar cuando estuvieran frente a frente.—Puedes retirarte Medina —ordeno al ver que el joven no salía de la oficina.—Sí, señor —El joven salió a la velocidad de un rayo, no podía darse el lujo de desobedecer a su jefe.—Buen día, Señorita Tatis —saludo Gerald a la vez que caminaba hacia el escritorio.—Bu... buen día —Anaís no pudo evitar tartamudear.—Creo que es de mala educación, no mirar a las personas cuando se saluda —Dijo Gerald con un tono divertido, no quería perderse su reacción.Anaís se sonrojó hasta la médula, sus ojos estaban evitando cualquier contacto visual con ese hombre, principalmente cuando recordó esos ojos verdes con destellos dorados, pero obviamente no podía hacerlo en toda la entrevista, pero tampoco se disculparía por esa pequeña falta de respeto, no lo consideraba apropiado, si ese hombre resultaba el mismo.No le
—Ja, ja, ja, ja —Evelin y Fanny se reían a carcajadas después de escuchar a su amiga.—No se rían, ¡por el amor a Dios! —exclamó Anaís al ver que no era tomada en serio por ese par.—ja, ja, ja, es que eres única, Anaís —Fanny no podía evitar reírse más.—¡Por Dios! Ese hombre me dará un paro cardíaco que me llevará a la tumba, cuando me vean ahí, si me van a creer, pero en vez de estar riéndose como lo hacen ahora, van a estar llorando. Ya las veré.—Si yo soy la mujer del drama, mamita, usted es la reina de los dramones —Evelin seguía riendo —dime una cosa, ¿cómo nos verás? Si ya estarás muerta, ja, ja, ja.—Estoy hablando muy en serio, no puedo con ustedes, créanme cuando digo que ese hombre tiene el ego por las nubes, es un engreído con letras mayúsculas, se cree el rey de Francia, ¡está loco!—Pero cálmate, mujer —Evelin reía de lo cómica que su amiga se veía —Gerald no te hará nada, a pesar de las bonitas palabras que le dedicaste hace 5 años.—¿Por qué no me lo dijiste? —reclamó