Adoptar.

Habían pasado un tiempo después de la boda de Anaís y Gerald, ellos habían pasado meses en París, donde compartieron con los padres y el abuelo de él, después regresarían a Venezuela.

—Mocoso, como me alegra ver que has encontrado a alguien que te ame de verdad. Tu abuela y yo también éramos muy cercanos en nuestra juventud.

—¡Gracias, abuelito! Gerald es un hombre maravilloso —dijo Anaís.

—¡Claro que lo es! Se nota que le ponen mucho empeño en su relación. Pero recuerden que hay que asegurarse de que el barco navegue tranquilo en aguas turbulentas.

—Sí, abuelo, tratamos de mantener la armonía en nuestro hogar.

—Eso es genial, chicos, así que no olviden que a veces es necesario ajustar bien las velas para que el viento sople en la dirección correcta. La navegación en pareja puede ser desafiante, pero también muy gratificante.

—Entendido, abuelito. Siempre tratamos de superar juntos los obstáculos que se presenten.

—Así me gusta, con determinación y fuerza. Y recuerden, la navegación a
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