Capítulo 87
No entró. Simplemente se dio la vuelta y se marchó.

En ese momento, pensó que no importaba.

Mientras él estuviera a su lado, podría soportarlo todo.

¡No podía… no podía perder a Emiliano de nuevo!

Aquella noche, Álvaro no regresó a casa.

Gabriela sufrió una recaída de su depresión. Toda la noche sintió cómo sus huesos parecían quebrarse, como si un frío eterno se hubiera filtrado hasta su médula.

Se acurrucó en la cama, encogiéndose como un camarón, luchando contra el dolor.

Una y otra vez reprodujo las notas de voz de Emiliano en su teléfono para intentar calmar el sufrimiento.

En esos momentos, se sentía tan pequeña, tan desamparada, que hasta ella misma, al recordar aquellos días, se asombraba de lo vulnerable que había sido.

Álvaro guardó silencio por un momento, luego extendió su mano con intención de tocar la mejilla de Gabriela.

Ella se apartó.

La mano de Álvaro se quedó inmóvil en el aire, pero no soltó el agarre que mantenía sobre la cintura de Gabriela.

—Si quieres tener un h
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