— Por favor, Olivia — levanta sus manos en rendición — Cálmate y escúchame — me ordena.
— ¡Vete! ¡Ahora mismo! — le grito, me levanto de golpe de mi cama haciéndolo aún lado y cortando su roce. — ¡Que salgas de mi m*****a habitación! — le grito lo más fuerte que puedo.— Está bien, está bien — se levanta de mi cama y sale de la habitación. Tiro la puerta apenas cruza el umbral y me desvanezco ahí mismo, termino agachada en el suelo, tratando de llorar en silencio, pero es inevitable el sollozo. Es difícil contener todo lo que siento.— Olivia — pronuncia, aún estando de pie junto a la puerta.— ¡No sé cómo entraste, pero vete de mi casa! O … — trato de advertirle.— ¿O qué? — pregunta desafiante.— O llamaré a la policía — finalizo, tratando de sonar lo más fuerte que puedo.— ¡No eres capaz! — dice con ironía y es lo que falta para hacerme explotar de ira, me levanto de prisa para tomar mi teléfono y él entra de nuevo a mi habitaciMe muevo con dificultad bajo el brazo de Alejandro, mi cama no es tan grande como la de él así que prácticamente ha dormido encima de mí. — Mm, un poco más — dice con voz adormilada y no puedo evitar sonreír. Definitivamente he perdido la cabeza o he vuelto a ser una chiquilla adolescente cayendo de nuevo en lo mismo, me quedo quieta no para no molestarlo, solo para poder oler por un poco más de tiempo su perfume, sentir el calor de su cuerpo y como palpita su corazón. Mis ojos los tengo pesados y deshidratados por el llanto, así que no tardo en quedarme dormida de nuevo. — ¿Volverás? — pregunta de nuevo cuando me desperezo a su lado. — No lo sé — le digo adormilada.— ¿Qué? ¿Por qué? — se molesta de inmediato, cómo alguien puede irritarse tan rápido y tan temprano.— Tengo cosas que pensar — algo en mi interior me dice que tengo que ir a Paris por Pier, pero no quiero dejar la cocina del único e inigualable Hotel Jhonson´s London Corporated, re
Vierto el yogurt en el recipiente para batir, jugo de limón, crema de leche, leche condensada, rayadura de limón y mi ingrediente secreto… Me dejo llevar por mis pensamientos mientras voy preparando los postres de hoy, debo dejar listos los esponjados para antes del servicio, durante dos semanas nos bastamos con el hecho de hablarnos únicamente para lo necesario con Alejandro y ahora ha optado por llamarme Rose, seguramente su intención es darle algo más de formalidad al asunto, sin embargo, eso no causa en mí, de hecho, el que él me llame por mi apellido me hace estremecer aún más o simplemente es porque son sus labios, su manera tan elegante, su acento extranjero o su manera de hablar tan sensual lo que provoca eso en mí.Mi ingrediente secreto unas hojas de estragón, prendo la batidora y empiezo a mezclar todo…Varios de los cocineros que han estado aquí por años han ido renunciando y al señor Nick está menos que contento con ello, hemos tenido que rendir po
Me giro rápidamente en mis dos pies y veo a la joven camarera en la puerta, sí, la misma con la que se besaba Alejandro en la despensa, e inmediatamente arruina el momento. Es evidente la situación, mi filipina está abierta por completo, dejando al descubierto la pequeña camisilla que llevo debajo, ambos estamos con las mejillas ardiendo y jadeando. Alejandro mantiene sus manos en mi cintura, me agarra con fuerza, me mantiene delante de él e intuyo que es para ocultar su notable erección. — ¿¡Qué!? — le grita Alejandro completamente energúmeno, también está molesto por la interrupción.Abre sus ojos completamente y se pone nerviosa — Chef… Yo — tartamudea, no sabe qué hacer o qué decir. Y finalmente agacha la cabeza. No lleva su uniforme, va vestida de una manera que deja a la vista sus mejores cualidades físicas y lleva unos documentos en sus manos. Me safo de su agarre, salgo del lugar a pasos largos, me molesta todo, la interrupción, que hubiese sido ella,
— Sigue — dice después de abrir una de las habitaciones de lujo del hotel y hacer una seña para que entre. Le miro con extrañeza antes de pasar — Me he estado quedando aquí algunos días, ha habido mucho trabajo y solo puedo dormir por unas cuantas horas — me explica. Y le comprendo fácilmente, sé que le ha tocado cubrir el puesto del administrador y el de chef jefe. — Ya — me quedo embelesada con la elegancia y el esplendor del lugar, debe ser un amigo muy querido del señor Nick para que esté haciendo esto por él, pero rápidamente vuelvo a concentrarme en la presencia de Alejandro y en todo el efecto que él tiene sobre mi cuerpo. — ¿Quieres algo de tomar? — señala la nevera de vinos dentro de su habitación.— No, gracias — le digo con timidez, y aún no me queda claro si lo que escuché en la nevera sea cierto o uno de los tantos sueños que suelo tener con él. — No deberíamos volver ya a la cocina hay mucho por ha… — se me cortan las palabras en cuanto se
— ¿Vamos? — me pregunta Alejandro, ya todos se han ido en la cocina, incluso los del aseo. — Cinco minutos, por favor — ni quiera le miro, estoy concentrada sacando mis tomates secos del horno.— ¿Qué haces? — estira su cuello para ver con más detalle lo que preparo. — Voy a dejar reposando los tomates en aceite de oliva, para la preparación de los platos de mañana — respiro profundo, me siento nerviosa, tengo que dar el todo por el todo en estos platos, voy agregando uno a uno cada tomate en el frasco de vidrio, al aceite ya le he agregado mis ingredientes secretos. Se acerca al frasco y lo huele por encima, entrecierra los ojos y me mira con suspicacia — ¿Qué le has agregado? — vuelve y huele; y sacude la cabeza tratando de descifrar los ingredientes. Estira sus dedos para sumergirlos dentro del frasco.— ¡No!— ¡Auch! — Le doy un pequeño golpe en la mano antes de que hunda sus dedos en el aceite de oliva. — ¡Lo vas a arruin
Dos platos por preparar, muchos ingredientes sobre la mesa. Respiro profundo y me tranquilizo, levanto la mirada y Alejandro me está observando. Le sonrío, me siento completa en este momento y llega a mí la suficiente inspiración para cocinar tal vez el resto de mi vida. Él me guiña un ojo y los recuerdos de la noche me calientan de nuevo. — Me gustaría hacerte el amor sobre ese cristal, con esta vista — me dijo sobre mi oído suavemente, sus habilidosas manos soltaron los botones de mi abrigo con rapidez, y se adentraron para acariciar mi cuerpo. Aliso mi uniforme y me preparo para empezar, primer plato berenjenas rellenas un plato a simple vista sencillo, pero el relleno será un risotto, no cualquiera, el risotto funghi porcini, ¿ingredientes? arroz, hongos, cebolla, el pomodori al forno en aceite de oliva que preparé anoche, por supuesto mantequilla, perejil, sal, queso parmesano rallado, pimienta y lo más importante las berenjenas. Corto una gran cantidad
Alejandro me pasa un vaso con agua, no sé cómo este hombre me puede conocer tan bien, en tan poco tiempo. — Gracias — le digo con voz ronca y vacío el contenido en pocos segundos. Observamos por un momento los platos allí presentados, la gran mayoría, si no todos se ven exquisitos, con presentaciones impecables.Empieza a probar cada plato por los chefs que han decidido arriesgarse a ser juzgados por Alejandro para el evento. Esta vez no es tan drástico, incluso les hace sugerencias, correcciones y a algunos buenos comentarios. Pero conmigo, conmigo sé que será más exigente, a pesar de llevar una buena relación en estos pocos días se ha generado una rivalidad entre nosotros en la cocina, cuestiones de orgullo o quizá tal vez, aquí en este lugar no me quiero dejar dominar. Sin embargo, eso no afecta la sinergia que ha ido creciendo entre nosotros. Toma el primer plato y lo gira, lo observa por todos lados — ¿Lo probaste? — pregunta aún sin coger los cubiertos p
— ¿Estás bien? — pregunta Emily un tanto desconcertada. Su sonrisa se ha borrado del rostro y ahora se denota preocupada.— No lo sé — mi corazón se va haciendo cada vez más pequeño, en cualquier momento dejará de latir. Solo espero que le revelación de esa mujer, de Isabel sea falsa. Que todo esto sea mentira o un mal sueño. — Espera — pronuncia ella a lo lejos. Sigo mi camino, ignorando completamente a mi amiga hasta llegar a la cava, pero decido no entrar, el señor Nick Johnson está dentro con Alejandro. Están hablando acaloradamente, así que me hago a un lado cuando los escucho pronunciar mi nombre. — De los antiguos cocineros solo queda Olivia, sabía muy bien que Pier iba a tomar venganza por lo que pasó — le refuta Alejandro molesto. En primer momento, no comprendo de qué hablan, ni siquiera sé que tipo de venganza. — No puedes dejar que ella se vaya, Pier no puede ganar — le declara el señor Nick.— Hago lo que puedo. — mi ceño se frunce