— Sigue — dice después de abrir una de las habitaciones de lujo del hotel y hacer una seña para que entre. Le miro con extrañeza antes de pasar — Me he estado quedando aquí algunos días, ha habido mucho trabajo y solo puedo dormir por unas cuantas horas — me explica. Y le comprendo fácilmente, sé que le ha tocado cubrir el puesto del administrador y el de chef jefe.
— Ya — me quedo embelesada con la elegancia y el esplendor del lugar, debe ser un amigo muy querido del señor Nick para que esté haciendo esto por él, pero rápidamente vuelvo a concentrarme en la presencia de Alejandro y en todo el efecto que él tiene sobre mi cuerpo.— ¿Quieres algo de tomar? — señala la nevera de vinos dentro de su habitación.— No, gracias — le digo con timidez, y aún no me queda claro si lo que escuché en la nevera sea cierto o uno de los tantos sueños que suelo tener con él. — No deberíamos volver ya a la cocina hay mucho por ha… — se me cortan las palabras en cuanto se— ¿Vamos? — me pregunta Alejandro, ya todos se han ido en la cocina, incluso los del aseo. — Cinco minutos, por favor — ni quiera le miro, estoy concentrada sacando mis tomates secos del horno.— ¿Qué haces? — estira su cuello para ver con más detalle lo que preparo. — Voy a dejar reposando los tomates en aceite de oliva, para la preparación de los platos de mañana — respiro profundo, me siento nerviosa, tengo que dar el todo por el todo en estos platos, voy agregando uno a uno cada tomate en el frasco de vidrio, al aceite ya le he agregado mis ingredientes secretos. Se acerca al frasco y lo huele por encima, entrecierra los ojos y me mira con suspicacia — ¿Qué le has agregado? — vuelve y huele; y sacude la cabeza tratando de descifrar los ingredientes. Estira sus dedos para sumergirlos dentro del frasco.— ¡No!— ¡Auch! — Le doy un pequeño golpe en la mano antes de que hunda sus dedos en el aceite de oliva. — ¡Lo vas a arruin
Dos platos por preparar, muchos ingredientes sobre la mesa. Respiro profundo y me tranquilizo, levanto la mirada y Alejandro me está observando. Le sonrío, me siento completa en este momento y llega a mí la suficiente inspiración para cocinar tal vez el resto de mi vida. Él me guiña un ojo y los recuerdos de la noche me calientan de nuevo. — Me gustaría hacerte el amor sobre ese cristal, con esta vista — me dijo sobre mi oído suavemente, sus habilidosas manos soltaron los botones de mi abrigo con rapidez, y se adentraron para acariciar mi cuerpo. Aliso mi uniforme y me preparo para empezar, primer plato berenjenas rellenas un plato a simple vista sencillo, pero el relleno será un risotto, no cualquiera, el risotto funghi porcini, ¿ingredientes? arroz, hongos, cebolla, el pomodori al forno en aceite de oliva que preparé anoche, por supuesto mantequilla, perejil, sal, queso parmesano rallado, pimienta y lo más importante las berenjenas. Corto una gran cantidad
Alejandro me pasa un vaso con agua, no sé cómo este hombre me puede conocer tan bien, en tan poco tiempo. — Gracias — le digo con voz ronca y vacío el contenido en pocos segundos. Observamos por un momento los platos allí presentados, la gran mayoría, si no todos se ven exquisitos, con presentaciones impecables.Empieza a probar cada plato por los chefs que han decidido arriesgarse a ser juzgados por Alejandro para el evento. Esta vez no es tan drástico, incluso les hace sugerencias, correcciones y a algunos buenos comentarios. Pero conmigo, conmigo sé que será más exigente, a pesar de llevar una buena relación en estos pocos días se ha generado una rivalidad entre nosotros en la cocina, cuestiones de orgullo o quizá tal vez, aquí en este lugar no me quiero dejar dominar. Sin embargo, eso no afecta la sinergia que ha ido creciendo entre nosotros. Toma el primer plato y lo gira, lo observa por todos lados — ¿Lo probaste? — pregunta aún sin coger los cubiertos p
— ¿Estás bien? — pregunta Emily un tanto desconcertada. Su sonrisa se ha borrado del rostro y ahora se denota preocupada.— No lo sé — mi corazón se va haciendo cada vez más pequeño, en cualquier momento dejará de latir. Solo espero que le revelación de esa mujer, de Isabel sea falsa. Que todo esto sea mentira o un mal sueño. — Espera — pronuncia ella a lo lejos. Sigo mi camino, ignorando completamente a mi amiga hasta llegar a la cava, pero decido no entrar, el señor Nick Johnson está dentro con Alejandro. Están hablando acaloradamente, así que me hago a un lado cuando los escucho pronunciar mi nombre. — De los antiguos cocineros solo queda Olivia, sabía muy bien que Pier iba a tomar venganza por lo que pasó — le refuta Alejandro molesto. En primer momento, no comprendo de qué hablan, ni siquiera sé que tipo de venganza. — No puedes dejar que ella se vaya, Pier no puede ganar — le declara el señor Nick.— Hago lo que puedo. — mi ceño se frunce
Esta vez no paro, no me detengo, no lo quiero hacer, no por el miedo a cambiar de opinión, nada ni una disculpa reforzada por esos hombres me hará cambiar de parecer, no me detengo porque dejar este lugar es tan doloroso como nadie puede imaginarlo, es lo único que me quedaba del recuerdo de mi familia. De mi padre y amor que me infundo por la comida. Cruzo todo el lugar con dificultad, las piernas me tiemblan de la ira, todo desaparece de mi vista, se nubla, se torna oscura y temo caer al suelo por la conmoción, pero me atrae Emily y su fuerte llanto. Al menos debo ser fuerte para ella. Cómo no me di cuenta de su “relación” con este hombre. En qué momento me quedé tan ciega. Emily me sigue, porque también sabe que soy la única que la puede sacar de esto. Salimos del lugar no por la puerta de la cocina trasera, esta vez cruzamos todo el hotel, incluso pasamos por en medio del evento, causando intriga y drama, ya no me importa. Alejandro y el señor Nick caminan tr
— ¿Sólo eso quieres? — le pregunto con sarcasmo, esto debe ser un chiste. — Sí — responde Nick, sin siquiera mirarme a los ojos — Sólo serán tres meses — repite de nuevo. — ¿Estás hablando enserio? — trato de buscar su mirada, esta conversación ya me está fastidiando. — Yo solo vine a pedirte un préstamo, no que intentes arruinar mi vida — me levanto de la silla exasperado.— Me lo debes — está vez me mira directo, sus ojos prietos se clavan en mí, si realmente no lo conociera, sentiría miedo en este instante con su sola presencia, con esa mirada depredadora y distante, pero nadie, ni siquiera sus padres, conocen realmente a Nick, él aprendió desde pequeño a crear su propia mascara para estar en sociedad, para ser el hombre negociante y tenaz que todos conocen.— No te debo nada, Nick — respiro profundo para tratar de controlarme — ¿Hasta cuando vas a culparme de ello? — para mí también fue doloroso — Ambos perdimos — le aclaro. — Si quieres
Cruzo la ciudad en unos cuantos minutos en mi moto es lo único que calma mi mal humor en este momento, después de hablar con Isabel, con toda su familia y anunciar mis “intereses” sobre ella, proponerle matrimonio, y arruinar quizá para siempre mi reputación con la familia Jonhson, llego al no tan majestuoso Hotel Johnson´s London Corporated. No puedo creer que esté dispuesto hacer esta estupidez. Lo peor es que nunca me interesó cocinar en un lugar como este. Entro y me dirijo inmediatamente a la cocina, no necesito ser anunciado, no quiero ser anunciado. Me molesta de sobre manera la forma en que Nick puede manipularme por los errores del pasado. A veces me pregunto aún qué hubiese pasado si… Sacudo mi cabeza. No entiendo ni siquiera para qué Nick necesita que yo esté aquí, como si no bastara con que un edificio lleve el nombre Johnson en la fachada para ya ser un lugar de lujo. Cocine el que cocine aquí no va a marcar la diferencia en la ciudad. Paso por la re
— ¡Oye tú! ¿Cómo es tu nombre? — le sonrío de manera maliciosa. Y ella parece flaquear ante mi coqueteo, no necesita más para caer en mis brazos. — Carla — contesta con un tono meloso. — Carla — pronuncio su nombre lentamente para que piense que me interesa. — Lleva este plato rápido a la mesa nueve ¿Quieres? — me doy la vuelta y dejo a la joven camarera ahí, pensando en que tal vez sea un idiota, y sí, lo soy. Lo que me he dado cuenta sobre las mujeres es que entre más idiota sea uno, más rápido les agradas. Incluso puede estar pensando en que es algo afortunada por haberme fijado en ella por encima de las otras camareras y eso me hace aún más idiota.Entro a la cocina de nuevo y los olores golpean mi rostro, al parecer todo marcha bien — ¡Olivia, un lenguado para la once! — la miro a lo lejos, concentrada en los otros pedidos que está preparando, hay algo en su forma de cocinar que me cautiva.— ¡Sí, chef! — me grita, ni siquiera se toma la molest