Ese domingo despertó con una amplia sonrisa, preparó el desayuno para su familia porque la salida con la niñas y Darcy fue cambiada para el almuerzo ya que no querían que se le colará cierta invitada que andaba haciendo planes con todos ellos, pero según lo que la misma indicó, solo podía en la mañana porque en la tarde iría a hacer unas cosas personales de las que nadie pidió información.
Se siente nerviosa, nostálgica y al mismo tiempo como envuelta en una burbuja especial. No sabe si nace de la idea de que haya sido él quien dijera que podían intentarlo o exactamente de eso, que él quiere intentarlo. Claro que no se puede seguir negando lo mucho que Darcy le atrae y puede que sus ides se manejan con demasiado adelanto pensando en algo tan profundo como una relación, no puede comportarse como las chiquillas que los quieren ver casados.Está segura que ella no va a sustituir a la ex esposa de Darcy y ahora mismo llenarse de todo el caos que le ocasiona pensar enEl almuerzo se extendió de manera encantadora hasta el postre. Comieron riquísimo y ciertamente Sunny se dio el gusto de probar al fin autentica comida italiana. Claro que las niñas le hablaron de su único viaje al precioso país y lo que recuerdan de Roma y Toscana que fueron las ciudades que visitaron, aunque poco tardaron en pedirle a su padre que las llevará a todas, ya con Sunny incluida, quizás para el nuevo año. Para Darcy era claro que sus hijas estaban haciendo muchos planes que incluían a esa preciosa chica que cuando lo miraba le dibujaba de manera inmediata las sonrisas. El mismo se ve pensando en lugares que puede enseñarle, sitios donde podrían tener su primera cita y ¿Por qué no? esos países que podrían disfrutar los dos o los cuatro juntos. Se ha convencido, porque no es algo que quiera hablar con alguna persona ajena a ellos, aunque en realidad muy pocos puede tildar de amigos, pero el mismo se ha convencido de que lo mejor es la calma. Aquello le
La feria era un lugar amplio y abierto, contaba con muchos puestos de comida y con una decoración navideña que anunciaba las fiestas muy cercanas. Al ser domingo si se encontraba algo congestionado de personas, además que era un punto de reunión y distracción recientemente inaugurado, pero lograron estacionarse casi lado a lado. Sunny solo suspiró viéndose en el pequeño espejo retrovisor, se aplicó un poquito de brillo, aunque pensaba que no iba a durar demasiado porque estaba segura que se lo iban a ir borrando con esos besos seguros, posesivos y muy sensuales, de los que empieza a sentir se volverá adicta, porque le despiertan muchas cosas que no son comunes en ella, como la necesidad carnal y esa idea de imaginar cómo se podrían sentir esos labios en otras partes de su cuerpo. Tomó el bolso y al salir solo se cruzó de brazos porque ciertamente hacia un poco más de frío que en el restaurante, al ver a las niñas ahora usando delicados guantes ella solo sonrió ac
Con las dos manos fuertes acunando su ruborizado rostro recibió ese beso de despedida con el mejor de los escenarios, un atardecer precioso que logró que muchos de los visitantes a la feria se buscarán, tal como ellos lo hicieron, disfrutando al máximo de ese momento donde había mucha unidad, de pareja, de familia, amigos y demás, pero al final unidad. Ya se ha despedido de las felices niñas, y le ha confirmado a su padre que si irá por él porque le consultó hace unos veinte minutos. Los Upton han querido seguirla hasta el lugar, por cualquier cosa, pero ella los ha enviado a descansar, indicándoles con una amplia sonrisa que los vería al día siguiente, esperando poder llegar antes de que Darcy se vaya a su trabajo. —Te veo mañana—señaló él con gravedad. —Hasta mañana, te llevaré la bufanda y los guantes lavados. —Quédatelos, úsalos también, que el tiempo se irá poniendo más frío, pero me gusta la idea de saber que te puedo calentar.
Estuvo segura que fue la emoción la que no le permitió tener el sueño más reparador o profundo siquiera, pero no se sentía cansada. Ya se ha bañado, se lavó el cabello y se encuentra terminándose de maquillar. Su corazón se agita cuando piensa en lo rápido que le volverá a ver y pronto su mente se llena de ideas que por supuesto incluyen esos besos que ahora sabe no se comparan con ninguno otro que haya recibido. No quería lucir demasiado producida, pero si cubrió un par de granitos en su barbilla y le dio algo de vida a sus ojos ocultando esas ojeras que la noche de mal dormir le dieron. Ha buscado un tutorial de como peinarse sin lucir aniñada, pero si un poco elegante. Quería empezar a trabajar en su forma de mostrarse al mundo porque si ha aceptado una relación con Darcy Upton ciertamente sabe que le tocará tener citas en lugares lujosos, incluso conocer a personas que lo tildan a él de amigo, si es que tiene alguno, así que debe prepararse. Le sonrió a la ca
Sintieron el acribillamiento que les dio esa mirada que la pelirroja posó en ellos. La misma pasó sus ojos claros de Sunny a Darcy doblando un poco la cabeza cuando le miró ese rostro limpio y suave. Si no supiera la realidad de esos dos podría cuestionarse si esos labios hinchados que mira en ambos o ese atisbo de brillo labial que nota aun en la comisura de los labios de Darcy es real, pero lo sabe bien, sabe más que bien si es real. La pelirroja, elegante aun con ropa muy ajustada, elevó su mentón cuando se encontró con la pareja en el primer piso. Darcy le sonrió con debilidad y fue buscando la cocina, pero Portia le tomó del brazo, viendo como Sunny volteaba con disimulo hacia ellos, pero fue más fuerte moviéndose hacia el área del comedor. —Buenos días querido—le saludó como con ironía. —Buenos días, ya nos habíamos saludado y visto—indicó él con confusión—llegaste muy a las seis de la mañana a mi habitación a preguntarme algo de la ruta hacia el
En el umbral de la puerta, las tres se despidieron de él. Sus sonrisas amplias, la emoción en su mirada y ese como recordatorio de que todo saldría bien. Claro que apenas notó que sus empleados no estaban cerca, no dudó en tomar de la cintura a Sunny y plantarle un beso de despedida hasta en la tarde, porque no esperaba volver demasiado tarde.El corazón le latía agitado y una especie de emoción nueva se movía por su piel. No estaba seguro de dónde nacía. Quizás es su nueva relación, quizá sabe que sus hijas han encontrado a alguien en quien confían y con quien se sienten cómodas. Quizás es un todo en realidad. La idea de sentirse seguro para poder volver al trabajo, porque en su mente la preocupación por el bienestar de sus pequeñas se ha llenado de la calidez que Sunny les provee a todos.El desayuno, pese al tenso momento
El salón quedó en silencio cuando la alta y elegante figura del caballero pasó al interior. El espacio no era exactamente grande porque la misma empresa había reducido un poco sus trabajadores y expansión, pero los que habían quedado se vieron ciertamente confundidos cuando el dueño de la perfumería y director se presentó en el edificio y convocó aquella reunión. Claro que todos vieron su llegada, algunos no lo creían, pero otros se sintieron orgullosos de que haya conseguido volver y esta vez con lo que parecía una decisión clara y muy firme en su azulada mirada de que sería con mejor actitud y sobre todo disposición para lo que les esperaba.Cuando Darcy tomó su lugar en esa pequeña tarima, Wesley y Portia, ubicados con cierta distancia, se cruzaron una mirada. Desde el lugar, el mismo empresario notó lo mismo. No es que considerara a ninguno
Todas las miradas se posaron en esa elegante pelirroja que entró a la oficina de Darcy cuando este la llamó. Altiva, con el mentón en alto y mirando de soslayo a los empleados, se colocó de pie junto al director del área de mercado, quien la observó con el ceño fruncido y una sonrisa nerviosa, pero la mujer arqueó una ceja, lo que hizo que el joven se levantara para cederle el asiento. Darcy simplemente suspiró pesadamente al ver a Portia, quien, con los brazos cruzados, se ubicó frente a él, acomodándose para mostrar un poco más de pierna al subirse el vestido. La pelirroja le sonrió coquetamente, pero la mirada de Darcy apenas parecía notarla.—Dime, querido, ya estoy aquí —señaló con voz delicada.—Bien —Darcy se puso de pie para dirigirse a su equipo—. Les presento a Portia Heathcliff. Se unirá a nosotros