Tuvo las intenciones de tocar la puerta cuando pasó por la habitación de sus hijas, pero al final solo se llevó el cabello hacia atrás buscando el primer piso. Cuando Portia lo vio avanzando hacia donde ella no solo terminó la llamada también tiró la colilla del cigarro al césped que aplastó con su zapato moviéndose hacia donde ese Darcy de seria expresión.
La mujer lo tomó de los brazos y ciertamente por sorpresa cuando lo abrazó en puntillas, dejándole un beso un poco sonoro en la mejilla, al verle la intención de darle el segundo la separó tomándola de los brazos. Fue criado para ser un caballero, pero también sabe que no puede permitir que nadie pase los límites que ha establecido y eso incluye a las damas.—Por favor—la invitó a tomar lugar en esos elegantes muebles de terraza, Portia solo sonrió con debilidad, pero al final se movió cruzándose de piernas ante él.—No me digas que esa reunión ha salido mal ¿o sí?—preguntó confundida—porque te dijeA pesar del perdón que hubo en la habitación, las niñas pasaron mucho tiempo luego del almuerzo con su niñera en el segundo piso y hasta se dieron la oportunidad de drenar un poco más el enojo causado por esa no bienvenida visita tomando una siesta, por lo que Sunny aprovechó a hacer un poco de limpieza, dejando listo lo del día siguiente para ellas ya que es el día que llegaría un poco más tarde. Sacó la ropa sucia del día anterior y ese, lo que era de ayuda para la encargada de esa tarea y ordenó el área de biblioteca y estudios, revisando hasta donde habían dejado el libro para así dejar las preguntas listas para que ellas las respondieran en caso de que lean por la mañana. Los sábados era opcional la lectura, pero puede estar segura que con esa visita las niñas buscarán la forma de entretenerse. Avanzaba hasta esa habituación donde estaba la pantalla enorme, sus juguetes y muñecas de cuando eran más pequeñas. No había desorden en el lugar, pero cerró cortinas
El fuerte caballero se pegó más a ella cuando la puerta pegó en su espalda y cabeza. Aunque ha sido un golpe contundente, su mirada apenas se desvió unos segundos hacia la rubia jovencita que ha ingresado, pero luego miró a esa Sunny de pálido rostro que pasó saliva viéndolo unos segundos y luego saliendo como despavorida del salón. Darcy quiso retenerla, pero abrió mejor la puerta cuando las dos pequeñas con dudas en sus miradas lo vieron unos segundos y encendieron las luces del lugar. El corazón estaba agitado, pero también daba una orden de buscarla, de ir con ella y averiguar si eso que ha salido de su boca es real o fue una idea loca que su propia cabeza creó. —¿Estabas regañando a Sunny?—consultó Zarah viendo a su padre pensativo. —Uhm…—salió de la habitación viendo hacia el pasillo, pero claramente ella no estaba ahí. —No, no lo hacía, es solo que… El ceño se frunció de manera pesada cuando escuchó el motor de un automóvil. L
Así como ella no pudo avanzar de manera inmediata luego de terminar la llamada a él le costó mucho ponerse de pie y salir de la oficina. Su corazón continuaba dando la orden de que la buscará y hablará bien de lo que ha pasado, pero conociéndose sabe bien que como un caballero nunca forzará a ninguna dama a pasar por un mal momento. Se quedó recostado al respaldar de la silla viendo hacia el techo de su oficina con ambas manos en su estómago. Sentía como todo en él estaba agitado, pero en su mente sigue rondando la realidad de que sí, ella sí lo pidió, si salió de su boca esa palabra, esa orden que él iba a cumplir sin titubear de no haber sido por esa puerta estrellándose en su cabeza, un golpe que ni ha dolo dio de toda la energía que ahora se carga. Cerró los ojos cuando tocaron la puerta, ahora sí les daba por hacerlo, pero al final solo negó. No iba a recaer la culpa en nadie y mucho menos en sus pequeñas, al final de cuenta puede estar seguro que aquello fu
La pierna de la joven se movía con rapidez, mientras llevaba por segunda vez la mano a su boca para deshacerse de ese pellejito que ha sentido entre sus uñas. Suspiró de forma pesada cuando su hermano le tomó la mano antes de que esta llegará a sus dientes. Apretó la mano de Lorenzo quien solo la miró unos segundos. Sabe bien que su hermana mayor se ponía nerviosa en cada una de sus citas y es que, así como él ha ido creciendo sus problemas bronquiales han ido aumentando y él mismo siente como su cuerpo parece no cumplir con las funciones más básicas. Claro que su vida siempre se vio afectada por lo mismo, pero ahora saberse un joven limitado, que ha renunciado a mucho por su salud era algo que empezaba a afectarlo. Puede estar seguro que algo más ha pasado con Sunny porque el día anterior llegó temprano a la casa y se encerró en su habitación por casi dos horas, saliendo de la misma con los ojos inflamados y la punta de la nariz rojiza. Aunque le hicieron muchas
Aunque ella se acomodó más que bien en el pecho masculino, envuelta en su perfume fue encontrando un poco de paz y fue ella misma quien se separó de ese caballero que la miró con ojos de preocupación, tocándole el cabello que ha dejado suelto, hasta acunarle el rostro. Pasó saliva sintiendo como ahora mismo elevarse en puntillas y tomar esa boca en un beso parecía la mejor decisión, pero al final solo suspiró cuando sintió los delicados brazos de las niñas que también la miraban. Voltearon todos al mismo tiempo cuando alguien aclaró su garganta. Portia, muy cómoda en realidad y aun cuando usaba ropa que parecía muy ajustada, arqueó una ceja hacia donde se encontraban, pero luego clavó sus expresivos ojos en Sunny quien dio un paso hacia atrás, saliendo del pecho de su jefe y solo rodeando a las niñas por los hombros. —Vamos adentro que hace frío—susurró apenas delicadamente tomando cada mano de las niñas que querían saber que pasaba. Sunny solo sacó el
Logró calmarse con el té que tomó con desesperación, aunque estaba un poco caliente. Aunque Portia quiso saber sobre su estado, el llanto de la mañana y la alteración que cargaba, Sunny no fue capaz de quedarse siquiera en el mismo lugar que la pelirroja mujer, quien solo frunció el ceño cuando la vio subir con desesperación al segundo piso. En el momento que ella fue por las niñas ellas y su padre iban saliendo de la habitación principal. Darcy y Sunny se cruzaron una rápida mirada, pero las menores salieron corriendo hasta abrazar a la niñera, quien las rodeó de manera inmediata, para inclinarse luego ante ellas a quien le sonrió débilmente rozando sus ruborizadas mejillas. —El almuerzo está listo y quisiera que coman pronto, para que luego hablemos. —Ya hablamos con papi—Zarah no dudo en rodear a Sunny del cuello y dejarle un beso en la mejilla. —Si, no hay nada de qué preocuparse—Zoey agregó con rapidez—los adultos toman sus decisiones, pe
Pasó todo el día con el corazón agitado y cuando llegaron las cinco de la tarde solo pudo suspirar buscando la cocina donde quería hacer algo especial para la cena de las niñas, que, si bien tuvieron un almuerzo tardío, ella sabe bien que necesitaban de una alimentación sana y con sus horarios ya establecidos no era correcto restringirle algún tiempo de comida. Se apoyó con los brazos en la encimera cuando sus pensamientos la remontaron a ese beso, ese primer beso y luego esos otros que han tomado su boca. Comprende y puede estar segura que si se queda no habrá vuelta atrás y esa misma noche se entregaría a Darcy Upton, y por lo mismo se ha convencido de que no era lo mejor. Le da miedo que la soledad en él que, es un hombre que si tiene necesidad, sea la promotora de toda esa intensa situación. Ella misma es capaz de confundir la atracción física con algo mucho más poderoso y no le iba a dar espacio a nada que pudiera condenarla una vez más al desempleo. Todo er
Se encontraba arreglando el cuarto con las pequeñas para luego irse a su casa, porque ciertamente quedarse sería un error, cuando tocaron la puerta. Fue la encantadora Zoey quien abrió para su padre quien solo le acarició la cabellera, pero posó su mirada en Sunny. Han compartido los cuatro, porque Portia no quiso unirse, una cena de sopa de tomate cremosa con sándwich de queso fundido que los hizo repetir a todos, así que al menos andaban las panzas llenas, aunque los corazones estuvieran agitados. Claro que Sunny notó esa mirada que las niñas se dieron. Ninguna le ha dicho nada, aunque se la ha hecho raro, pero puede suponer que se debe a lo que Darcy habló con ellas, lo que no sabe es que fue exactamente lo que les dijo. Cuando las rubias se fueron moviendo como coordinadas, hasta dejar que Sunny y Darcy estuvieran algo cerca, la castaña solo pasó saliva. Le buscó la mirada a su jefe y luego a las pequeñas. —Voy a dejar las camas ordenadas y ya luego me iré. —Pensé que te queda