James la escucho llegar y hablarle, pero estaba tan molesto que busco ignorarla para seguir hablando con Charlotte.
- Te repito, es peligroso que el niño este aquí contigo podría hacerse daño.
- … - la pelirroja le dedico una mirada de molestia a James porque la estaba ignorando, por lo que dejo escapar un suspiro y enfocó su vista en esa mujer y en el mocoso, justo en eso noto algo extraño en el brazo derecho de ese niño porque vio que por un momento en que se alzó la manga de su camisa se podía ver una marca de nacimiento, la cual era similar a… en eso parpadeó asustada, pero ya no pudo verificar eso poque la camisa se movió y volvió a cubrir esa zona del brazo del niño.
- Buenos días señora Elizabeth – le saludó Charlotte por cortesía, pero al ver que ella no le contesto solo arqueo la ceja ante ese comportamiento tan infantil e igual sintió lastima por ella porque veía que ese castaño la estaba ignorando apropósito.
- Oye te estoy diciendo que ya no quiero ver a ese niño aquí en el local, es peligroso – repitió James frunciendo el ceño.
- Y como le digo, no hay problema porque mi hijo sabe comportarse y estar en un lugar apartado mientras mamá trabaja – explicó ella bajando a su pequeño, quien se fue a sentar a su mesita y ahora tomo su cubo de bloques de construcción.
- ¿Qué lugar?
- Si gusta asomarse, puede ver donde está en estos momentos – declaró ella.
James hizo una mueca y busco inclinarse un poco en el mostrador para ver que el pequeño castaño se miraba divertido armando una torre de cubos en una mesa alejada de todas las máquinas y de hecho era un lugar que estaba escondido de la vista de los clientes, por lo cual se podía decir que estaba en un lugar estratégico para estar a salvo y poder estar con ella sin estorbarla.
- Aun así, yo no creo que sea bueno que el niño este aquí contigo…
Elizabeth estaba furiosa, James a propósito la estaba ignorando y eso era algo que no toleraría, menos en frente de esa empleada.
- James, mi amor… - le volvió a llamar Elizabeth, quien ya se miraba molesta.
- No me digas así – le corrigió James frunciendo ligeramente el ceño.
- … - la pelirroja le dedico una mirada de molestia porque la corrigió delante de esa empleada a la cual miro a ver con el ceño frunció – James no me corrijas frente a esta empleada.
- Pues tú… - estaba por quejarse el castaño.
- Ejem… - en eso ambos miraron a ver a la pelinegra – sus peleas maritales podrían hacerla en otro lugar porque me espantan a los clientes.
- Ella no es…
- Tu cállate y no te metas, igualada – dijo furiosa Elizabeth.
- … - Charlotte solo arqueo una ceja mientras cruzaba sus brazos.
- Oye tu… ¿cómo te llamas? – le preguntó el castaño.
- Charlotte.
- Bien, mañana regreso para hablar contigo sobre el local y su mantenimiento.
- Bien, ya que igual deseo hablar de eso con usted.
- Pero James, yo soy…
- Y ya por la tarde quiero hablar contigo – le dijo James a Elizabeth pasando a su lado para caminar hacia la puerta.
- ¿A qué horas vendrá mañana? – preguntó la pelinegra.
- Mañana regreso como a esta hora para hablar del local y el departamento – dijo abriendo la puerta para salir del local, dejando a Elizabeth atrás.
- Am… jefa ¿le sirvo lo de siempre? – preguntó Charlotte al ver que ella seguía en el local, aunque parecía estar en shock.
- … - Elizabeth le miro a ver con odio antes de salir corriendo detrás de James.
- Eso fue raro ¿verdad hijo? – opinó Charlotte dejando escapar un suspiro mirando de reojo a su pequeño.
- Mia mami – dijo Arturo, quien no había prestado atención en su entorno y estaba mostrándole que siguiendo el manual construyo un barco con los bloques de construcción.
Por su parte, Elizabeth estaba furiosa, ya que odiaba esa situacion… ya que se suponía que para esas alturas James ya debería haber olvidado a su ex… pero parecía que seguía obsesionado con su recuerdo e igual se suponía que ya se habia olvidado de esas pequeñas tiendas de té porque estaba ocupado en otras cosas de la empresa.
Por esa misma razón ella busco hablar con los padres de James para que le ayudaran a convencerlo de que la dejaran a ella ver el manejo de esas pequeñas franquicias, que realmente no generaban mucho dinero y solo fueron creadas porque la difunta esposa de James deseaba empezar un negocio propio.
Claro que ella realmente solo se aseguraría de llevar a esas tiendas a la quiebra y buscar desaparecerlas por completo porque deseaba borrar de la faz de la tierra toda prueba o recuerdo de esa mujer, porque ella se convertiría en la nueva esposa de James Griffith y todo lo que no tuviera que ver con ella, estorbaba.
Su plan habia marchado bien y en verdad él se habia olvidado de esos locales y así estuvo por varios años, pero que los haya recordado de repente era sospechoso…
Tal vez este recuerdo repentino era culpa de alguno de esos estúpidos contadores de la empresa, el cual se puso a revisar las cuentas de los locales y notaron el mal manejo de las mismas.
Por eso mismo ella se encargaría de despedir a ese alguien y hacer que se arrepintiera de por vida por haberse metido en sus asuntos, porque justo esa mañana ella tenía su cita mensual en la estética y ahora debida aguantar el gran problema de volver a pedir una cita.
Lo que, si debía darle un bono extra a su sirvienta personal, porque ella logro avisarle a tiempo y así evito que James se relacionara con esa mujer y ese mocoso… el cual con esa marca le daba muy mala espina, pero por ahora buscaría arreglar rápidamente el problema con James.
Al salir del local empezo a buscarlo con la mirada y lo encontró a unos pasos de su auto y justo en esos momentos estaba hablando por teléfono con alguien ya que a veces él fruncia el ceño al hablar.
- James yo… - le habló al ver que termino la llamada.
- ¿Qué quieres Elizabeth?
- Si sabes que no debes tratarme así frente a una empleada – se quejó ella cruzándose de brazos.
- Es un milagro que puedas decir que tienes una empleada, porque los demás locales están cerrados – le reclamó.
- Mi amor, esa no es mi culpa yo no… yo no sabía…
- ¿En serio? no se supone que me ayudarías a cuidar esos locales.
- Y lo hice, pero no puedo controlar a la gente incompetente que ha trabajado en esos lugares.
- Espero que me estes diciendo la verdad Elizabeth.
- No tengo porque mentirte.
- Ya lo veremos, en un rato te espero en la empresa para hacerte una auditoria.
- ¡Que! pero amor eso no es…
- Si es necesario, porque de las 4 tiendas solo UNA está abierta y, de hecho, cada mes te pasaba dinero para el mantenimiento de todas.
- Amor… - empezó a decir, pero en eso se asustó al ver que este se acercó y le dedicaba una mirada gélida mientras la sujetaba de sus brazos.
- Te he dicho que no me llames así porque no somos nada y espero que la razón por la que los locales están cerrados no sea poque deseas destruir el legado de mi Amelia.
- ¡Ella ya está muerta!
- Te veo en un rato – dijo furioso James alejándose de golpe de su lado para subirse a su auto y alejarse del lugar.
Elizabeth estaba furiosa, porque todos los avances que habia logrado en esos tortuosos 5 años habían desaparecido de forma repentina y de nuevo habia regresado a no ser nada para él… en eso miro hacia atrás el local.
- Todo es tu culpa ¡estúpida! ni muerta me dejas en paz – se quejó molesta, rechinando los dientes y apretando los puños.
Por su parte James regreso a su oficina, aunque su mente estaba distraída pensando en todo lo que habia descubierto ese día y no lograba concentrarse en su trabajo.- Si sigues así solo se te juntara el trabajo y al rato estarás llorando – escuchó que una voz cerca de él, la cual se notaba cansada y ligeramente molesta.- Tch… es que no puedo concentrarme – confesó el castaño, alzando la mirada para ver a su mejor amigo y asistente a su lado.- A ver ¿dime que te pasa? – interrogó aburrido el pelinegro.- Es por lo de las cafeterías.- Ah cierto, bueno creo que si debes preocuparte – indicó frunciendo ligeramente el ceño.- ¿Por qué?- Míralo tú mismo – dijo pasándole las carpetas de la información que encontró – si recuerdas, me pediste que lo investigue y aquí tienes todo.- ¿Todo? vaya que rápido eres Ángel… te felicit… o… ¿qué significa esto? – interrogó furioso al ver que habia muchos espacios en blanco en esos reportes y de hecho estaban incompletos.- Pues es todo lo que existe
Después de pasar esa cena con ellos, James empezo a sentir que ese vacío que sentía se llenaba poco a poco, porque fue tomando como rutina el pasar temprano a la cafetería a comprar su café y su sándwich antes de ir a la oficina e igual sentía un extraño sentimiento que lo motivaba a convivir más con el pequeño Arturo.Al día siguiente, al llegar a la oficina, Ángel le confirmo sus sospechas sobre las acciones de Elizabet con respecto a la casa de Amelia, por lo cual James ahora estaba realmente furioso al ver todo el daño a esa propiedad… y si estaba furioso con solo las fotos, no sabía que podría hacer si miraba en persona ese desastre.- ¿Qué quieres hacer con esto? – le preguntó el pelinegro.- Por ahora nada – le ordenó dejando notar la frustración en su voz.- ¿Qué? pero…- Si llego y les digo esto ahora a mis padres, tristemente ellos no me van a creer porque Elizabeth los tiene en la palma de su mano.- ¿Entonces? ¿la dejaras salirse con la suya?- No, voy a reunir toda la evi
Elizabeth tomo ambas fotos mirándolas con detenimiento y analizando los rasgos de los 3, llegando a la obvia conclusión que ese niño era el maldito bastardito de la maldita de Amelia, por lo cual ahora tenía miles de preguntar, pero busco calmarse.- No… esto no… no puede ser… ese mocoso debería estar muerto… porque…Ella se empezaba a sentir ansiosa, porque ese niño podría representar un gran obstáculo en sus planes por lo que debía hacer algo a la voz de YA.No podía dejar que James descubriera esa verdad y que convirtiera a ese niño en el heredero de la fortuna de la familia… o en su defecto tendría que compartirlo con ese niño si es que lograba volverse la nueva señora Griffith.En eso su vista se fijó en una vieja foto de cuando James y ella estaban en la escuela secundaria… si ese debió ser el perfecto inicio de su historia de amor, pero no fue así porque en esas fechas él conoció a esa maldita mujer patética, la cual se atrevió a robarle lo que era suyo.- Debo deshacerme de es
Los intrusos no eran ladrones comunes, de hecho, esas “personas” seguían las instrucciones de un cliente importante, quien los contrato para llevar a cabo esa sencilla misión y para asegurar que todo saliera perfecto les dio los planos del lugar y hasta fotos de donde estaba ubicado cada objeto para que hubiera problemas.La misión era fácil: solo debían ingresar a esa cafetería, asesinar a la mujer y al niño que vivían en ese lugar, si quería podrían robarse lo que encontraran de valor, pero debían montar una escena, para que cuando encontraran los cadáveres pareciera que fue un robo que se descontroló.Ingresar al lugar fue sencillo, ya que las ventanas eran antiguas y fue fácil romperlas, por lo cual comenzaron bien y habían aprendido de memoria los planos que les dieron así que era fácil moverse en la oscuridad… o eso fue lo que pensaron, ya que todo empezo a salir mal cuando uno de ellos se tropezó y se lastimándose la barbilla al golpearse contra algo metálico y pesado.Con eso,
- MALDICION… IDIOTAS – gritaba furiosa Elizabeth porque hace unas horas habia recibido una llamada desagradable, donde le informaban que el plan fallo y de hecho los ladrones estaban en prisión… por suerte todo se realizó de una forma tan meticulosa que nadie la podría relacionar con lo sucedido. Realmente no le molestaba el fracaso… lo que la tenía furiosa era ese video que le enviaron donde se podía ver a un James angustiado por la seguridad de esa empleada y del mocoso. - Oh no… no voy a volver a vivir esto una segunda vez – declaró con odio mirando su reflejo a través del espejo de su cómoda, a la vez que trataba de calmarse, pero la rabia que sentía era mayor. En eso abrió los cajones de ese mueble de golpe y empezo a revolver el contenido de estos hasta sacar esa vieja foto, la cual estaba algo rota y con rayones de bolígrafos, en la foto se podía aprecia a una joven de cabello negro largo y de unos ojos de color esmeralda. - ¡Te odio! NI MUERTA ME DEJAS EN PAZ – gritó furio
A la mañana siguiente Charlotte se dio el lujo de levantarse un poco tarde, porque no tendría que abrir el local por lo que paso. - Ah… - ella ahogo un bostezo para prender la televisión para escuchar las noticias en lo que preparaba el desayuno. - Buenos días mami – saludó Arturo acercándose a darle un beso. - Buenos días, anda ve a lavarte en lo que sirvo. - ¿Hoy no café? - No, porque hoy vamos a arreglar el lugar y a pintarlo. - ¿Pintar? – preguntó emocionado. - Si – le dijo ella riendo al ver la gran emoción de su hijo. De esta manera desayunaron y salieron de casa para ir a comprar lo que necesitarían para decorar la cafetería o ese era el plan, ya que al salir del local se encontraron con un chico pelinegro, quien les estaba esperándolos en la calle. - Buenos días, am… ¿Charlotte? – les saludó al ver que salían del local. - Si ¿Quién tu? – preguntó Arturo buscando aparentar ser fuerte para proteger a su mami. - Hijo, tranquilo no lo recuerdas – mencionó Charlotte – er
Al reconocer el paisaje que se reflejaba por las ventanas del auto, James se enojó un poco y miro a ver a Elizabeth. - ¿Con cena especial te referías a ir a ver a mis padres? – preguntó un poco molesto, ya que ahora notaba cuales eran los planes de ella. - ¿Qué? ah… es verdad – habló mirando por la ventana - hehe creo que el chofer se confundió, pero ya que estamos aquí… - dijo buscando sonar lo más inocente posible. - … - el castaño solo dejo escapar un suspiro e hizo una mueca para demostrar su malestar y busco alejar un poco a la pelirroja de su cuerpo. - Amor no te enojes – dijo ella al ver lo que hizo, pero apenas el auto se detuvo el castaño se bajó del auto dejándola atrás – tch… James avanzo y vio que sus padres ya les esperaban. - Hijo no seas grosero y ayuda a Eli a bajar – le regañó su madre. - Ella puede bajar sola – declaró pasando a un lado de ellos para ingresar a la casa. - ¡James! – le reclamó su padre, frunciendo el ceño y golpeando el suelo con fuerza con su
Era un nuevo día y James estaba en la oficina mirando lo pendientes del día junto con Ángel, aunque a veces se distraía al recordar lo de la foto.- Oye Ángel – le llamó mientras se recostaba en su asiento y dejaba escapar un suspiro.- Dime.- ¿Ese sujeto tiene alguna pista real del paradero de mi hijo? – preguntó frunciendo el ceño, ya que estaba leyendo el reporte del supuesto investigador profesional que contrato.- Aun nada, ya vez que la investigación nos llevó hasta la enfermera que fue comprada de forma anónima por un hombre para robárselo… pero luego encontramos a esa mujer asesinada en su casa y con ello murieron las pistas, porque hasta la familia de ella desapareció de forma misteriosa.- Tch… aún sigue estancado y ya han pasado 5 años, bueno más bien ya casi vamos para 6 y aun no tengo una pista real de lo que paso ese maldito día.- Eso parece – mencionó el pelinegro haciendo una mueca - ¿qué quieres hacer?- Despídelo y buscaba a otro investigador, pero al nuevo lo amen