Desde esa cruel noche que marco el destino de 3 personas, ya habían pasado 5 años y justo en esos momentos podíamos ver a una Charlotte de ya 23 años estar colocando un letrero de madera en la calle, en el cual se anunciaba el menú del día y las bebidas que ofrecía en su local.
Ya que después de pensar bien las cosas y los planes que seguiría para su nueva vida, empezo a buscar un trabajo en las calles cercanas al motel donde se quedaba e igual en los anuncios de los diarios.
Tras pasar un mes de búsqueda se encontró con el anuncio de una tienda donde se vendía esos famosos tes con burbujas, el cual buscaba empleada de tiempo completo y lo mejor de todo es que ese local contaba con un pequeño departamento en la planta superior… lo cual era justo lo que necesitaba ella, así que al pedir la entrevista y pedir que también le rentaran el local, llego a un acuerdo justo y logro obtener ambos, por lo que enseguida empezo a vivir en ese lugar junto con el bebe a quien llamo Arturo.
- Mami – justo en eso un pequeño castaño corrió hasta ella y sujetaba una hoja de papel.
- Jeje tranquilo Arturo no corras – dijo ella cargando y dándole un beso en la mejilla.
- Mia.
- Es mira – le corrigió tomando la hoja de papel para apreciar el hermoso dibujo que habia hecho de ellos y la tienda – wa, que linda obra de arte y la colocaremos en la nevera – indico mirando la alegría del menor.
- ¡Sii!
- Bueno vamos adentro para poner el dibujo y a que desayunes, en lo que los clientes empiezan a llegar – le indico ella mientras ingresaban a la tienda y colocaban el letrero de abierto en la puerta.
Al entrar, ellos se acomodaron detrás del mostrador y Charlotte bajo al pequeño quien enseguida se fue a sentar a su mesita especial en lo que esperaba a su mamá con el desayuno de ambos.
El desayuno consistió en un cuernito de jamón y queso acompañado con un vaso de leche con chocolate para el menor y con una taza de café para ella y justo cuando terminaban sonó la campanita de la puerta indicando que los primeros clientes llegaban, ya que el local tenía éxito porque estaba cerca de varias oficinas.
Mientras su mamá trabajaba, Arturo coloreaba un poco o jugaba con sus juguetes para pasar el rato, ya que le gustaba estar junto a ella en vez de estar arriba solito.
Justo cuando ella le servía su taza de chocolate y le daba su sándwich empezaron a llegar los clientes.
Por otro lado, en esos momentos James estaba manejando por las calles de la ciudad mientras hablaba con su asistente por teléfono usando la modalidad de manos libres, porque en esos momentos estaban revisando algo muy importante.
- ¿Entonces todas están así? – preguntó frunciendo el ceño.
- Eso parece, esta es la tercera tienda que reviso y esta abandona… literalmente ya hasta el local no tiene el letrero.
- Tch… yo sabía que era mala idea que mis padres la dejaran a ella para que administrará esas franquicias.
- Eso parece, por cierto ¿dónde estás ahora?
- De camino a la que se supone es la tienda principal, la que tiene un departamento en la segunda planta – explicó – porque vi que esa si tiene un contrato de renta activo e igual el contrato tiene tiempo de 10 años de duración.
- Eso es curioso y raro.
- Exacto e igual es la misma persona que trabaja en la tienda y deseo ver qué clase de persona es… e igual si la tienda sigue vendiendo los mismos productos o fue alterada.
- Mantenme al tanto para saber si debo proceder legalmente a un desalojo.
- Si yo te aviso… pero te aseguro que cuando vuelva a ver a Elizabeth, más vale que me dé una buena explicación del estado de las tiendas o ahí mismo olvidare que es una mujer y no me contendré en quejarme de sus acciones y decirle un par de cosas desagradables.
- Ok, estamos en contacto mientras seguiré investigando a donde fue el dinero del mantenimiento de los demás locales – comentó esa persona terminando la llamada.
- Tch… solo espero que ese local este bien o juro que nunca me lo perdonare – mencionó James – y a esa persona le ira muy mal.
De esta manera llego al local que llevaba de nombre: el café de Shannon.
Al ver el letrero le invadió un poco la felicidad y la nostalgia, porque era el mismo letrero que recordaba, al observar con detenimiento la estructura noto que era la misma con algunos ligeros cambios con respecto a la pintura exterior y las plantas que decoraban las ventanas, en eso noto el letrero en la calle.
James estaba feliz de ver que esa tienda si estaba funcionando y hasta se podía ver a los clientes entrar y salir del lugar, cargando vasos y algunas cajas donde seguro había algunos panes o sándwiches en su interior.
De forma calmada se estaciono y bajo del vehículo para ingresar al local, el cual le dio la bienvenida con el sonido de una suave campanita.
- Bienvenido al café de Shannon – escucho que le decían, donde se asombró al verla en el mostrador.
- Amelia…
- ¿Eh? ¿señor le pasa algo?
- … - en eso James parpadeo y noto que su mente le jugó una mala broma solo porque esa mujer y su difunta esposa tenían el mismo color de cabello – perdón, te confundí.
- Am… si está cansado puedo recomendarle un café expresó o le gustaría uno de moka.
- En realidad vengo a inspeccionar el local.
- ¿Qué? ¿inspeccionar? – preguntó ella arqueando la ceja.
- Si así es y por eso yo…
- En ese caso muéstreme su identificación.
- ¿Eh? ¿mi identificación?
- Aja, identifíquese como lo hacen los demás funcionarios, porque si no me enseña sus credenciales no lo dejare pasar a mi local, ya que conozco los trucos de los ladrones que se hacen pasar por inspectores y le advierto que no voy a convertirme en su víctima – le amenazó frunciendo el ceño.
- Creo que aquí hay una confusión.
- Ah si ¿cuál?
- No soy algún inspector de salud o esas cosas.
- ¿Entonces?
- Yo soy el dueño de este local.
- ¿El dueño? aja si como no.
- Acaso me estas desafiando, te recuerdo que eres una empleada y te puedo despedir si quiero.
- En primera soy la administradora de la tienda no una empleada común y en segunda el encargado de este lugar es una mujer no un hombre, así que ya dejé esta mala broma.
- ¿Que tengo que hacer para que me creas?
- Creo que ya le dije.
- … - James solo miro mal a la pelinegra y saco su gafete de su trabajo donde se mostraba que era el dueño de las empresas Griffith.
- Ah… oh… ups… jeje perdón por mi rudeza jefe – indicó apenada.
- Vaya ahora si me tratas bien – dijo con sarcasmo.
- Bueno debe disculparme, pero la señora… am… ¿Elizabeth?
- Si.
- Bueno con ella era con quien trataba los asuntos del local, aunque solo venia una vez al año a ver si no habia cerrado el local y visitas esporádicas pedir muestras gratis, ya que la renta se la deposito puntual a su cuenta.
- ¿Ella venia aquí una vez al año?
- Si y sabe una cosa, aprovechando que está aquí tengo algunas quejas y como dueño necesito que…
- Mami – en eso la discusión se interrumpió por una vocecita, donde la pelinegra sonrió y giro a ver a su hijo, quien habia estado todo ese tiempo en silencio coloreando y ahora le quería enseñar lo que hizo.
- Wa… que talentoso eres mi amorcito – dijo feliz ella admirando su dibujo.
- ¿Qué hace un niño aquí? – se quejó James.
- Es mi hijo y es obvio está aquí trabajando con su mami, porque es mi asistente.
- Es peligroso que un niño este aquí, porque no lo llevas a otro lugar.
- No es necesario y…
- ¡James! – justo en eso la discusión se detuvo porque de un momento a otro llego una mujer pelirroja al local, la cual se miraba algo agitada y angustiada – mi amor aquí estas y… - en eso ella se queda muda al ver al pequeño castaño que estaba en el lugar.
James la escucho llegar y hablarle, pero estaba tan molesto que busco ignorarla para seguir hablando con Charlotte. - Te repito, es peligroso que el niño este aquí contigo podría hacerse daño. - … - la pelirroja le dedico una mirada de molestia a James porque la estaba ignorando, por lo que dejo escapar un suspiro y enfocó su vista en esa mujer y en el mocoso, justo en eso noto algo extraño en el brazo derecho de ese niño porque vio que por un momento en que se alzó la manga de su camisa se podía ver una marca de nacimiento, la cual era similar a… en eso parpadeó asustada, pero ya no pudo verificar eso poque la camisa se movió y volvió a cubrir esa zona del brazo del niño. - Buenos días señora Elizabeth – le saludó Charlotte por cortesía, pero al ver que ella no le contesto solo arqueo la ceja ante ese comportamiento tan infantil e igual sintió lastima por ella porque veía que ese castaño la estaba ignorando apropósito. - Oye te estoy diciendo que ya no quiero ver a ese niño aquí
Por su parte James regreso a su oficina, aunque su mente estaba distraída pensando en todo lo que habia descubierto ese día y no lograba concentrarse en su trabajo.- Si sigues así solo se te juntara el trabajo y al rato estarás llorando – escuchó que una voz cerca de él, la cual se notaba cansada y ligeramente molesta.- Tch… es que no puedo concentrarme – confesó el castaño, alzando la mirada para ver a su mejor amigo y asistente a su lado.- A ver ¿dime que te pasa? – interrogó aburrido el pelinegro.- Es por lo de las cafeterías.- Ah cierto, bueno creo que si debes preocuparte – indicó frunciendo ligeramente el ceño.- ¿Por qué?- Míralo tú mismo – dijo pasándole las carpetas de la información que encontró – si recuerdas, me pediste que lo investigue y aquí tienes todo.- ¿Todo? vaya que rápido eres Ángel… te felicit… o… ¿qué significa esto? – interrogó furioso al ver que habia muchos espacios en blanco en esos reportes y de hecho estaban incompletos.- Pues es todo lo que existe
Después de pasar esa cena con ellos, James empezo a sentir que ese vacío que sentía se llenaba poco a poco, porque fue tomando como rutina el pasar temprano a la cafetería a comprar su café y su sándwich antes de ir a la oficina e igual sentía un extraño sentimiento que lo motivaba a convivir más con el pequeño Arturo.Al día siguiente, al llegar a la oficina, Ángel le confirmo sus sospechas sobre las acciones de Elizabet con respecto a la casa de Amelia, por lo cual James ahora estaba realmente furioso al ver todo el daño a esa propiedad… y si estaba furioso con solo las fotos, no sabía que podría hacer si miraba en persona ese desastre.- ¿Qué quieres hacer con esto? – le preguntó el pelinegro.- Por ahora nada – le ordenó dejando notar la frustración en su voz.- ¿Qué? pero…- Si llego y les digo esto ahora a mis padres, tristemente ellos no me van a creer porque Elizabeth los tiene en la palma de su mano.- ¿Entonces? ¿la dejaras salirse con la suya?- No, voy a reunir toda la evi
Elizabeth tomo ambas fotos mirándolas con detenimiento y analizando los rasgos de los 3, llegando a la obvia conclusión que ese niño era el maldito bastardito de la maldita de Amelia, por lo cual ahora tenía miles de preguntar, pero busco calmarse.- No… esto no… no puede ser… ese mocoso debería estar muerto… porque…Ella se empezaba a sentir ansiosa, porque ese niño podría representar un gran obstáculo en sus planes por lo que debía hacer algo a la voz de YA.No podía dejar que James descubriera esa verdad y que convirtiera a ese niño en el heredero de la fortuna de la familia… o en su defecto tendría que compartirlo con ese niño si es que lograba volverse la nueva señora Griffith.En eso su vista se fijó en una vieja foto de cuando James y ella estaban en la escuela secundaria… si ese debió ser el perfecto inicio de su historia de amor, pero no fue así porque en esas fechas él conoció a esa maldita mujer patética, la cual se atrevió a robarle lo que era suyo.- Debo deshacerme de es
Los intrusos no eran ladrones comunes, de hecho, esas “personas” seguían las instrucciones de un cliente importante, quien los contrato para llevar a cabo esa sencilla misión y para asegurar que todo saliera perfecto les dio los planos del lugar y hasta fotos de donde estaba ubicado cada objeto para que hubiera problemas.La misión era fácil: solo debían ingresar a esa cafetería, asesinar a la mujer y al niño que vivían en ese lugar, si quería podrían robarse lo que encontraran de valor, pero debían montar una escena, para que cuando encontraran los cadáveres pareciera que fue un robo que se descontroló.Ingresar al lugar fue sencillo, ya que las ventanas eran antiguas y fue fácil romperlas, por lo cual comenzaron bien y habían aprendido de memoria los planos que les dieron así que era fácil moverse en la oscuridad… o eso fue lo que pensaron, ya que todo empezo a salir mal cuando uno de ellos se tropezó y se lastimándose la barbilla al golpearse contra algo metálico y pesado.Con eso,
- MALDICION… IDIOTAS – gritaba furiosa Elizabeth porque hace unas horas habia recibido una llamada desagradable, donde le informaban que el plan fallo y de hecho los ladrones estaban en prisión… por suerte todo se realizó de una forma tan meticulosa que nadie la podría relacionar con lo sucedido. Realmente no le molestaba el fracaso… lo que la tenía furiosa era ese video que le enviaron donde se podía ver a un James angustiado por la seguridad de esa empleada y del mocoso. - Oh no… no voy a volver a vivir esto una segunda vez – declaró con odio mirando su reflejo a través del espejo de su cómoda, a la vez que trataba de calmarse, pero la rabia que sentía era mayor. En eso abrió los cajones de ese mueble de golpe y empezo a revolver el contenido de estos hasta sacar esa vieja foto, la cual estaba algo rota y con rayones de bolígrafos, en la foto se podía aprecia a una joven de cabello negro largo y de unos ojos de color esmeralda. - ¡Te odio! NI MUERTA ME DEJAS EN PAZ – gritó furio
A la mañana siguiente Charlotte se dio el lujo de levantarse un poco tarde, porque no tendría que abrir el local por lo que paso. - Ah… - ella ahogo un bostezo para prender la televisión para escuchar las noticias en lo que preparaba el desayuno. - Buenos días mami – saludó Arturo acercándose a darle un beso. - Buenos días, anda ve a lavarte en lo que sirvo. - ¿Hoy no café? - No, porque hoy vamos a arreglar el lugar y a pintarlo. - ¿Pintar? – preguntó emocionado. - Si – le dijo ella riendo al ver la gran emoción de su hijo. De esta manera desayunaron y salieron de casa para ir a comprar lo que necesitarían para decorar la cafetería o ese era el plan, ya que al salir del local se encontraron con un chico pelinegro, quien les estaba esperándolos en la calle. - Buenos días, am… ¿Charlotte? – les saludó al ver que salían del local. - Si ¿Quién tu? – preguntó Arturo buscando aparentar ser fuerte para proteger a su mami. - Hijo, tranquilo no lo recuerdas – mencionó Charlotte – er
Al reconocer el paisaje que se reflejaba por las ventanas del auto, James se enojó un poco y miro a ver a Elizabeth. - ¿Con cena especial te referías a ir a ver a mis padres? – preguntó un poco molesto, ya que ahora notaba cuales eran los planes de ella. - ¿Qué? ah… es verdad – habló mirando por la ventana - hehe creo que el chofer se confundió, pero ya que estamos aquí… - dijo buscando sonar lo más inocente posible. - … - el castaño solo dejo escapar un suspiro e hizo una mueca para demostrar su malestar y busco alejar un poco a la pelirroja de su cuerpo. - Amor no te enojes – dijo ella al ver lo que hizo, pero apenas el auto se detuvo el castaño se bajó del auto dejándola atrás – tch… James avanzo y vio que sus padres ya les esperaban. - Hijo no seas grosero y ayuda a Eli a bajar – le regañó su madre. - Ella puede bajar sola – declaró pasando a un lado de ellos para ingresar a la casa. - ¡James! – le reclamó su padre, frunciendo el ceño y golpeando el suelo con fuerza con su