Capítulo 3: El Café de Shannon

Desde esa cruel noche que marco el destino de 3 personas, ya habían pasado 5 años y justo en esos momentos podíamos ver a una Charlotte de ya 23 años estar colocando un letrero de madera en la calle, en el cual se anunciaba el menú del día y las bebidas que ofrecía en su local.

Ya que después de pensar bien las cosas y los planes que seguiría para su nueva vida, empezo a buscar un trabajo en las calles cercanas al motel donde se quedaba e igual en los anuncios de los diarios.

Tras pasar un mes de búsqueda se encontró con el anuncio de una tienda donde se vendía esos famosos tes con burbujas, el cual buscaba empleada de tiempo completo y lo mejor de todo es que ese local contaba con un pequeño departamento en la planta superior… lo cual era justo lo que necesitaba ella, así que al pedir la entrevista y pedir que también le rentaran el local, llego a un acuerdo justo y logro obtener ambos, por lo que enseguida empezo a vivir en ese lugar junto con el bebe a quien llamo Arturo.

- Mami – justo en eso un pequeño castaño corrió hasta ella y sujetaba una hoja de papel.

- Jeje tranquilo Arturo no corras – dijo ella cargando y dándole un beso en la mejilla.

- Mia.

- Es mira – le corrigió tomando la hoja de papel para apreciar el hermoso dibujo que habia hecho de ellos y la tienda – wa, que linda obra de arte y la colocaremos en la nevera – indico mirando la alegría del menor.

- ¡Sii!

- Bueno vamos adentro para poner el dibujo y a que desayunes, en lo que los clientes empiezan a llegar – le indico ella mientras ingresaban a la tienda y colocaban el letrero de abierto en la puerta.

Al entrar, ellos se acomodaron detrás del mostrador y Charlotte bajo al pequeño quien enseguida se fue a sentar a su mesita especial en lo que esperaba a su mamá con el desayuno de ambos.

El desayuno consistió en un cuernito de jamón y queso acompañado con un vaso de leche con chocolate para el menor y con una taza de café para ella y justo cuando terminaban sonó la campanita de la puerta indicando que los primeros clientes llegaban, ya que el local tenía éxito porque estaba cerca de varias oficinas.

Mientras su mamá trabajaba, Arturo coloreaba un poco o jugaba con sus juguetes para pasar el rato, ya que le gustaba estar junto a ella en vez de estar arriba solito.

Justo cuando ella le servía su taza de chocolate y le daba su sándwich empezaron a llegar los clientes.

Por otro lado, en esos momentos James estaba manejando por las calles de la ciudad mientras hablaba con su asistente por teléfono usando la modalidad de manos libres, porque en esos momentos estaban revisando algo muy importante.

- ¿Entonces todas están así? – preguntó frunciendo el ceño.

- Eso parece, esta es la tercera tienda que reviso y esta abandona… literalmente ya hasta el local no tiene el letrero.

- Tch… yo sabía que era mala idea que mis padres la dejaran a ella para que administrará esas franquicias.

- Eso parece, por cierto ¿dónde estás ahora?

- De camino a la que se supone es la tienda principal, la que tiene un departamento en la segunda planta – explicó – porque vi que esa si tiene un contrato de renta activo e igual el contrato tiene tiempo de 10 años de duración.

- Eso es curioso y raro.

- Exacto e igual es la misma persona que trabaja en la tienda y deseo ver qué clase de persona es… e igual si la tienda sigue vendiendo los mismos productos o fue alterada.

- Mantenme al tanto para saber si debo proceder legalmente a un desalojo.

- Si yo te aviso… pero te aseguro que cuando vuelva a ver a Elizabeth, más vale que me dé una buena explicación del estado de las tiendas o ahí mismo olvidare que es una mujer y no me contendré en quejarme de sus acciones y decirle un par de cosas desagradables.

- Ok, estamos en contacto mientras seguiré investigando a donde fue el dinero del mantenimiento de los demás locales – comentó esa persona terminando la llamada.

- Tch… solo espero que ese local este bien o juro que nunca me lo perdonare – mencionó James – y a esa persona le ira muy mal.

De esta manera llego al local que llevaba de nombre: el café de Shannon.

Al ver el letrero le invadió un poco la felicidad y la nostalgia, porque era el mismo letrero que recordaba, al observar con detenimiento la estructura noto que era la misma con algunos ligeros cambios con respecto a la pintura exterior y las plantas que decoraban las ventanas, en eso noto el letrero en la calle.

James estaba feliz de ver que esa tienda si estaba funcionando y hasta se podía ver a los clientes entrar y salir del lugar, cargando vasos y algunas cajas donde seguro había algunos panes o sándwiches en su interior.

De forma calmada se estaciono y bajo del vehículo para ingresar al local, el cual le dio la bienvenida con el sonido de una suave campanita.

- Bienvenido al café de Shannon – escucho que le decían, donde se asombró al verla en el mostrador.

- Amelia…

- ¿Eh? ¿señor le pasa algo?

- … - en eso James parpadeo y noto que su mente le jugó una mala broma solo porque esa mujer y su difunta esposa tenían el mismo color de cabello – perdón, te confundí.

- Am… si está cansado puedo recomendarle un café expresó o le gustaría uno de moka.

- En realidad vengo a inspeccionar el local.

- ¿Qué? ¿inspeccionar? – preguntó ella arqueando la ceja.

- Si así es y por eso yo…

- En ese caso muéstreme su identificación.

- ¿Eh? ¿mi identificación?

- Aja, identifíquese como lo hacen los demás funcionarios, porque si no me enseña sus credenciales no lo dejare pasar a mi local, ya que conozco los trucos de los ladrones que se hacen pasar por inspectores y le advierto que no voy a convertirme en su víctima – le amenazó frunciendo el ceño.

- Creo que aquí hay una confusión.

- Ah si ¿cuál?

- No soy algún inspector de salud o esas cosas.

- ¿Entonces?

- Yo soy el dueño de este local.

- ¿El dueño? aja si como no.

- Acaso me estas desafiando, te recuerdo que eres una empleada y te puedo despedir si quiero.

- En primera soy la administradora de la tienda no una empleada común y en segunda el encargado de este lugar es una mujer no un hombre, así que ya dejé esta mala broma.

- ¿Que tengo que hacer para que me creas?

- Creo que ya le dije.

- … - James solo miro mal a la pelinegra y saco su gafete de su trabajo donde se mostraba que era el dueño de las empresas Griffith.

- Ah… oh… ups… jeje perdón por mi rudeza jefe – indicó apenada.

- Vaya ahora si me tratas bien – dijo con sarcasmo.

- Bueno debe disculparme, pero la señora… am… ¿Elizabeth?

- Si.

- Bueno con ella era con quien trataba los asuntos del local, aunque solo venia una vez al año a ver si no habia cerrado el local y visitas esporádicas pedir muestras gratis, ya que la renta se la deposito puntual a su cuenta.

- ¿Ella venia aquí una vez al año?

- Si y sabe una cosa, aprovechando que está aquí tengo algunas quejas y como dueño necesito que…

- Mami – en eso la discusión se interrumpió por una vocecita, donde la pelinegra sonrió y giro a ver a su hijo, quien habia estado todo ese tiempo en silencio coloreando y ahora le quería enseñar lo que hizo.

- Wa… que talentoso eres mi amorcito – dijo feliz ella admirando su dibujo.

- ¿Qué hace un niño aquí? – se quejó James.

- Es mi hijo y es obvio está aquí trabajando con su mami, porque es mi asistente.

- Es peligroso que un niño este aquí, porque no lo llevas a otro lugar.

- No es necesario y…

- ¡James! – justo en eso la discusión se detuvo porque de un momento a otro llego una mujer pelirroja al local, la cual se miraba algo agitada y angustiada – mi amor aquí estas y… - en eso ella se queda muda al ver al pequeño castaño que estaba en el lugar.

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