Edson. La observé marchar. Parecía cansada y me sentí culpable por ello. Cerré los ojos y suspiré. Luego maldije en voz baja. Quizá era porque lo que había pasado con los Bersakers aún estaba en mi mente, pero sentía que el aroma de Lizzie era más jodidamente fuerte que esta mañana. Mis sentidos se habían agudizado desde el momento en que la vi parada con dos armas en las manos mirando a la muerte de frente y aparentemente sin miedo. Desde ahí su aroma no hacía otra cosa que envolver mi cabeza... y causarme una enorme erección que en estos momentos no era bienvenida. Mejor no acercarme a ella. Aún no definíamos qué pasaba con esta relación (porque mentiríamos si dijéramos que aquí no pasaba nada) así que el hecho de que me acerque a ella con una erección podría asustarle. O gustarle. M****a. Respirar no ayudaba ya que todo su olor se encontraba por la cocina burlándose de mí. Era por esta misma razón por la que preferí ser yo el que condujera hasta aquí; si ponía mi
Lizzie. No bromeo al decir que esto no parecía una mansión. Esto era más bien un jodido hotel en forma horizontal. Habían un montón de cuartos con baño propio, pero me decidí por uno que tenía un pequeño jacuzzi. Después de todo, me lo había ganado. Después de explorar el armario de la habitación, me decidí por una sencilla bata que me cubría la mayor parte del cuerpo y luego me dirigí hacia el baño. La venda que había puesto Edson esa mañana en mi brazo ahora resultaba inservible ya que había absorbido algo de sangre y yo di un respingo mental. La descarté descuidadamente en un rincón el vendaje y observé mi herida. Se veía mal. Parecía como si me hubieran arrancado un trozo de carne y luego juntado muy mal las orillas de la piel. Me encogí de hombros. Al menos ya no sangraba y ya no dolía; la piel se sentía un poco tirante, pero nada que no se pudiera ignorar porque no me impedía la funcionalidad. Comencé a llenar el jacuzzi. Tardaría un rato, así que me desnudé y to
Desperté en algún punto de la noche. Me encontraba cálida y, por extraño que pareciera, me encontraba más tranquila. Llorar la muerte de un ser querido era una cosa, aceptar que se había ido... era más complejo. Durante mi último año había estado enfocada en encontrar a mi familia, así que ahora no tenía nada más. Buscar venganza contra los "humanos" era una posibilidad, pero ahora estaba realmente segura de que mi venganza era contra una especie de la que ni siquiera las criaturas fantásticas tenían conocimiento. David contra un Goliat zombie. Y algo me decía que mi venganza se sentiría vacía. Así que la verdadera pregunta era... ¿Y ahora qué? Me acurruqué más profundamente en el calor y un gruñido me detuvo en seco. De pronto recordé que Edson se había quedado conmigo en la cama. Levanté la cara lentamente y entré en pánico. -¿Edson? ¿Estás bien? ¿Cómo te ayudo? El hombre se encontraba cubierto en sudor, con los ojos fuertemente cerrados y grandes colmillos parti
- Sé que es repentino. De hecho, quería hablar contigo en otro momento sobre tener una cita. Ya sabes, tú y yo en algún restaurante de moda sin preocuparnos por las cosas de mi mundo. Parpadeé encantada. -¿Salir? -Si. Como sabes, mi madre es humana así que sé la importancia de tomar en cuenta nuestras diferencias culturales, como por ejemplo, preguntar amablemente si quieres tener una cita conmigo y ser un caballero al respecto. ¿Ahora mismo? Mataría por solo verte desnuda. Vaya. Solo... vaya. -¿Qué pasa si no... sigues tus instintos en la luna llena? - Susurré. Él se apartó solo un par de centímetros y yo dejé caer mis manos. -Más allá de un horrible dolor de bolas, sobreviviré. - Dijo mirando brevemente hacia el techo. - Estoy un poco más calmado, así que aún puedes patearme de aquí. -Si te pateo, ¿Aún querrás esa cita? -Querré esa cita aunque me grites que soy un jodido pervertido y arrojes cosas en mi dirección, aunque apreciaría que no me dispararas porque lo
Con una última mirada a mi cuerpo, comenzó a levantarse de la cama y se dirigió hacia el armario. Lo abrió y se puso la primer cosa que encontró antes de dirigirse a la salida. Yo estaba confusa hasta que recordé lo que había dicho sobre cerrar los ojos. -Lo... ¡Lo siento! - Grité tratando de levantarme de la cama y fallando miserablemente. ¿Qué había pasado con mis piernas? ¿Por qué no dejaban de temblar? Él se detuvo dándome la espalda. -Te dije las reglas, Lizzie. Todo o nada, ¿Recuerdas? -Lo hago, lo siento. Quizá sonaba un poco necesitada pero ¿Qué más daba? Por alguna razón el hecho de que se fuera después de hacerme sentir así... me sabía mal. No se sentía correcto. Había dicho que tendría un enorme dolor de bolas si no completábamos el acto... pero también habló sobre poder hacerlo con cualquier persona. ¿Y si salía de aquí y encontraba a alguien más? Algo dentro de mi pecho dolió con ese pensamiento, así que lo arrojé al fondo de mi mente mientras miraba su es
-Respira, Lizzie. Respira conmigo... eso es. Dale un minuto a tu cuerpo para acostumbrarse a la invasión. Su voz sobre mi piel me causaba algunos escalofríos que efectivamente alejaban mi mente del dolor. Sus dedos comenzaron a tejer magia sobre mi cuerpo, así que después de algunos minutos yo estaba gimiendo de nuevo y estaba vez de placer. Me dió un casto beso en los labios antes de susurrar un "buena chica". Se deslizó suavemente casi fuera de mi cuerpo antes de volver a entrar con la misma lentitud. Esta vez no se sintió doloroso, solo incómodo, pero unido al resto de sensaciones en mi cuerpo no me importó y me relajé mirando sus ojos llenos de preocupación. Repetimos el proceso por algunos minutos hasta que incluso la incomodidad desapareció y volvió a crecer en mí el placer caliente que me tuvo gimiendo su nombre. Sin embargo, él no modificó su ritmo, por lo que comencé a volverme loca. -Más. Su mirada se suavisó y me sonrió de medio lado. -¿Más qué? -Más. -
Lentas caricias sobre mi brazo me despertaron. -Lizzie... necesitas comida. Yo tomé una de las jugadas de su libro: Le gruñí. Fue un poco torpe e incluso se escuchó más como un carraspeo. -¿Que juegue con el b**e? ¿A qué te refieres? Abrí los ojos y me encontré a Edson con la cabeza recostada en su mano. Parecía confundido, pero en sus ojos pude ver una chispa de picardía. -Yo no dije nada sobre un b**e. - Dije con un bostezo. -Lo hiciste. En lenguaje gruñido me dijiste que buscara uno para jugar. -¿Lenguaje gruñido? ¿Eso existe? - Pregunté intrigada. - ¿Me estás diciendo que cada que gruñes no es solo porque estás molesto, cansado o fastidiado? M****a, quiero aprender. Él se echó a reír. -Te estoy tomando el pelo, Lizzie. Solo quería que despertaras para que comas un poco. He estado escuchando algunos gruñidos de tu estómago que son fácilmente interpretables aún sin que exista el idioma. Suspiré. Quizá en otras circunstancias habría tomado mi almohada para quitarle esa s
-¿Cuándo exactamente te dió tiempo de preparar el agua? - Pregunté divertida. - Como bien comprobamos ayer durante mi crisis emocional, el agua no se queda caliente por más de treinta o cuarenta minutos. - La llené antes de despertarte. Nunca tardas más de quince minutos en comer, así que por eso aun está caliente. - Dijo con orgullo. -Que cronometres mi ritmo de comida es escalofriante. - Dije medio en broma. -Me gustas.- Dijo encogiéndose de hombros y luego me depositó lentamente en el agua. Le sonreí un poco. A mí me gustaba un poco demasiado este hombre. Mitad lobo o no, si me veía en un futuro teniendo una relación más formal con él. No se escapó después de una noche, eso era una señal, ¿No? Me concentré en el agua caliente y gemí encantada. El hombre lobo tenía razón y mis músculos se lo agradecían. Al igual que el día anterior, Edson entró conmigo y solo me sostuvo en sus brazos. Era bastante relajante. -Yo tenía una bañera en casa. - Susurró sobre mi pelo mie