Olivia
El silencio en el resto del viaje desde la pista de aterrizaje hasta la mansión de Daemon era palpable, como un manto pesando sobre mis hombros.Dimitri, hombre de confianza de Daemon y aparentemente mi guardián, miraba por el retrovisor de la camioneta negra, con su expresión endurecida por la concentración. No hubo más palabras entre nosotros, ni la necesidad de ellas. La tensión que se respiraba era suficiente para llenar el vacío.A medida que atravesábamos las calles de Moscú, el paisaje se deslizaba ante mis ojos como una película borrosa, la realidad se sentía lejana, casi irreal.Las luces de la ciudad iluminaban el camino, pero en mi mente solo había oscuridad, un propósito que crepitaba en el aire como un fuego que esperaba ser avivado. Sabía que las miradas que encontraría en la mansión no serían cálidas. La mafia rusa no era conocida por su amabilidad, y yo no era más que una intrusa en su territorio, la dama de la mafia italiaOliviaDimitri me dejó en una habitación de un tamaño considerable, pero donde no tenía oportunidad de escaparme o entretenerme.La habitación era amplia y sombría, iluminada solo por un par de luces fluorescentes que parpadeaban suavemente como si compartieran mi ansiedad. Las paredes eran de un blanco desgastado, manchadas por el tiempo y el sufrimiento que habían visto, supongo. La habitación era todo lo contrario a la opulencia de la mansión, supongo que en esta área albergaban a sus víctimas o a aquellas mujeres que traficaban ellos para volverlas esclavas exclusivas de la Bratva.A cada paso que daba, el eco resonaba, recordándome lo sola que estaba. Dimitri había cerrado la puerta tras de mí con un golpe seco, y desde entonces no había señales de que alguien viniera a buscarme.La incertidumbre me oprimía el pecho, un peso que se hacía más pesado con cada segundo que pasaba. Miré a mi alrededor, en busca de una salida, pero las únicas ventanas que había eran de cristal reforzad
OliviaEl eco de mis gritos aún resonaba por los pasillos de la mansión cuando finalmente logré liberarme por un momento de las manos del hombre de Daemon. Mi corazón palpitaba con fuerza, no solo por el esfuerzo físico de enfrentarlo, sino también por la mezcla de furia y desesperación que ardía en mi interior.Sentía una fuerza inesperada, como si cada parte de mí se negase a ser sometida. Recordaba cada detalle de la amplia sala en la que me encontraba, con sus paredes adornadas de arte que apenas podía apreciar en medio del caos. Mis zapatos repicaban contra el suelo de mármol mientras me lanzaba contra mi captor, una y otra vez, mi mente concentrada únicamente en encontrar la manera de hacer suficiente escándalo para llamar la atención de alguien que pudiera ayudarme.El hombre de Daemon era fuerte, eso se lo concedo, pero mis uñas lograron mermar su agarre. Envuelto en un traje oscuro y con la expresión de quien hubiera preferido estar en cualquier o
Olivia Mientras permanecía sentada en esa sala de estar opulenta y sombría, con la luz que apenas se filtraba a través de los vidrios me puse a pensar en todo lo que me habían dicho de mi madre.El aire estaba cargado de una mezcla de tensión y murmullo, como si las paredes mismas guardaran secretos que sólo aquellos que pertenecían a este mundo podían entender. Dimitri estaba frente a mí, su expresión era dura y decidida, estaba listo para desenterrar las verdades que mi madre había escondido en las sombras de su pasado.—El verla partir no fue fácil para el jefe Pavel, pero la dejó ser feliz al lado del hombre que ella amó incondicionalmente, —comenzó a decir, su voz resonando en la quietud del lugar. —Tu madre no solo fue una mujer de la mafia; era la jefa. La única mujer en un mundo de hombres. La única mujer que se atrevió a, no solo ser parte, sino a dominarlo.A medida que las palabras fluían, mi corazón se aceleraba. La imagen de una madre fuerte, poderosa e imponente emergía
OliviaCuando tu madre y Pavel firmaron esos convenios, no simplemente estaban dictando un futuro. Estaban sellando tu destino, Olivia —Dimitri seguía contándome sobre la historia de mi madre, con sus ojos fijos en los míos, profundizando en la realidad que tan cuidadosamente intentaba evitar.Sentí que mi corazón latía con más fuerza con la idea de que, sin importar sus deseos o preparación, mi madre debió asumir un papel en la mafia rusa supongo que de forma abrumadora. Mi mente se inundó de dudas: ¿Qué sabía yo realmente sobre el funcionamiento de este mundo?Aquello era muy distinto a lo que había escuchado de la mafia italiana. La tensión en mi pecho se apoderó de mi cuerpo, como si los muros del lugar me apretaran en un abrazo mortal.—No sé nada de esto, Dimitri. He crecido con historias y leyendas, pero entre las páginas de los libros no hay espacio para la realidad. No tengo la más remota idea de cómo actuar en esto. No entiendo cuál es el motivo de Daemon para traerme aquí.
EnzoLa noche caía sobre el cielo de Sicilia, y las sombras se extendían como un manto siniestro, más pesadas que el aire denso de mis pensamientos. Me encontraba en un rincón oscuro de mi estudio en el ala que compartía con mi mujer dentro de la fortaleza, el mismo lugar donde compartimos risas y sueños. Hoy, sin embargo, todo era diferente. La risa se había extinguido, reemplazada por una angustiante preocupación que me mantenía en un estado constante de alerta.Olivia había tomado la decisión más difícil de su vida: entregarse a los hombres de la mafia rusa. Lo había hecho por nosotros, por nuestro futuro. Sabía que había un plan, pero cada minuto que pasaba sin tener noticias de ella era como un reloj de arena, cada grano al caer se convertía en un peso más sobre mi pecho. La idea de que ella estuviera en manos de aquellos hombres me llenaba de un temor profundo, una mezcla de rabia y desesperación que amenazaba con consumir todo lo que había construi
Olivia había estado llevando una vida tranquila y sin preocupaciones, hasta que su padre le soltó una fría verdad, dónde la única solución era casarse con un completo desconocido.Ella no quería ser el súper héroe de la familia y se negó rotundamente a compartir su vida con un hombre completamente ajeno a su zona de confort.Pero en un mundo donde la codicia, y el bienestar familiar era lo principal, a Olivia no le quedaba mucho por lo que luchar.Sus padres se pasaron sus peticiones por el lugar más oscuro de su anatomía e hicieron de ella su boleto para expandir y sacar de la banca rota a su preciada empresa.Empresa que, a pesar de que Olivia era la mayor de tres hermanos, jamás heredaría.Puesto que su familia a parte de cómoda y sin vergüenza, también le estaríamos añadiendo como top 1 de esa gran lista; el machismo y la misógina.La mayor de los hermanos Manchester no se daría por vencida y estará dispuesta a conseguir su libertad así tenga que pasar por encima de su multimillon
El ambiente familiar era algo muy pesado desde que mi padre soltó la noticia de que gracias a la banca rota de la empresa, yo, su hija mayor tenía que contraer nupcias con un completo desconocido para salvar el legado familiar.Cómo si esa mierda fuera una razón o excusa justa para vender a su primogénita.~•-Ya te dije que no, no insistas en ésta locura. -grité cómo loca histérica mientras subía las escaleras en forma de caracol que me llevaban a mi habitación.Estúpidas y excéntricas escaleras inservibles, lo que hacían era retrasar mi huida.-Cariño, estás haciendo un berrinche donde no lo hay. -escuché la voz paciente de mamá mientras subía con toda esa ridícula elegancia las estúpidas escaleras inservibles.-Están todos enfermos si piensan que me voy a casar con un desconocido para sacarle el culo de los problemas a ustedes. -grité con mucha más fuerza sin importarme el escándalo que estaba causando.Es imposible que me case con alguien a quien ni conozco, ni amo. Es bizarro y m
Mi padre me miraba con severidad y mucha molestia por mi insolencia en este preciso instante. Sin embargo, sus problemas no eran mis necesidades ahora.Mi prioridad es hacerle entender que aunque me obligara, nunca iba a ser esa niña sumisa que siempre había querido.Nunca sería el títere que podía manejar a su antojo. Y aunque me pareciera físicamente a mamá, mi carácter y actitud nunca sería como los de ella.—No estás en posición para opinar, tu deber es obedecer mis ordenes. —mi padre me habló con rudeza mientras me daba una mirada de muerte.—Es mi vida, claro que tengo que opinar. —le reté con la mirada, tentando mi destino.Sé que nunca me pondría una sola mano encima, pero también sabía que podría ser castigada de por vida por la "pésima actitud".Igual ya no importaba nada si me estaba vendiendo como carne de segunda a un hombre que no conocía. Ya el respeto se había perdido.—Déjalo así, igual me vas a vender como carne. —le solté con altanería. —Si mamá estuviera aquí, no