Enzo
Esa noche, mientras caminaba a mi habitación, con las luces de la lejana ciudad parpadeando a través de las ventanas mi mente me enviaba un recordatorio constante de la reunión donde discutí los términos para proteger a mi familia. Cada palabra dicha, cada promesa hecha, giraba en mi mente como un disco rayado. Sabía que era necesario, pero también era un peso difícil de llevar.Cuando llegué por fin a la habitación, una serenidad silenciosa me envolvió, diferente al bullicio de afuera. La puerta crujió suavemente al abrirse, y el aroma familiar de mi mujer me recibió como un abrazo cálido. Sabía que Olivia estaría esperándome, a pesar de lo tarde que era.Al entrar, la vi acurrucada entre las sábanas. La luz tenue de la lámpara de noche resaltaba su rostro, trazando sombras suaves sobre sus mejillas. Sus ojos parpadearon al verme, y una sonrisa cansada apareció en sus labios.—Enzo —susurró, extendiendo una mano hacia mí.Olivia erOlivia A mis ocho meses de embarazo, mi vida había tomado un ritmo completamente diferente, uno en el que la calma y la anticipación se entrelazaban como el dulce aroma de las flores frescas que adornaban la terraza de nuestra casa en Roma. La tumbona, con su suave acolchado, se convirtió en mi refugio diario, el lugar perfecto donde podía relajarme y dejar que mis pensamientos vagaran entre el presente y el emocionante futuro que se avecinaba.Desde este cómodo asiento al aire libre, podía contemplar la luz vibrante del sol dorado en su punto alto y cuando comenzaba a declinar. Me gustaba pensar que cada sonido era un presagio de la vida que pronto tendría en mis brazos.Había mucho en lo que reflexionar. La decisión de mudarnos aquí, cerca de la clínica principal, había sido acertada. La doctora Clara, con su voz suave y su sabiduría tranquila, se había convertido en un pilar crucial en este viaje. Podía sentir la confianza que me br
OliviaEl sol se reflejaba en las tranquilas aguas de la piscina, creando destellos de luz que salpicaban el entorno.El calor del día era acogedor mientras me encontraba recostada en una tumbona, con mi vestido holgado ondeando suavemente con la brisa. Momentos como estos eran un escape perfecto de la realidad, un instante de pausa en la6 incesantes responsabilidades que acompañaban mi vida.Sin embargo, aquel momento de tranquilidad fue interrumpido por la voz cortés pero firme de nuestra ama de llaves.Me anunció que tenía visitas y, aunque inicialmente supe que debía atenderlas, no pude evitar un leve fruncir del entrecejo. Con su ayuda, me levanté, ajustando el vestido para ganar una apariencia de dignidad que sentí necesaria.Caminé a través del jardín, sintiendo el murmullo de las hojas y el canto distante de los pájaros. Mis pensamientos fluyeron a un ritmo acelerado mientras avanzaba hacia el salón principal. Una mezcla
OliviaLa luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas de nuestra casa en Roma, creando un aura cálida y dorada que llenaba cada rincón. A pesar de la serenidad del entorno, mi corazón latía desbocado, recordándome constantemente la vida agitada que llevábamos. Enzo y yo siempre estábamos inmersos en el mundo de la mafia y las empresas Cavalli, un entorno que siempre parecía estar en ebullición, incluso aquí, en nuestra apacible casa.Con el embarazo avanzando, mis fuerzas se desvanecían lentamente. Tenía que admitirlo: los días se hacían eternos, y mi cuerpo, cada vez más pesado, me pedía descanso. Pero Enzo, mi amado esposo, nunca se alejaba de mí. Era mi roca, un centinela atento a mis necesidades.Su mirada siempre estaba cargada de una mezcla de preocupación y admiración, como si cada día viera un nuevo destello de belleza en mí, incluso en esta fase de mi vida que, para muchas, podría considerarse menos que ideal.Mientras él revisaba documentos de la empresa, tenía la
Olivia había estado llevando una vida tranquila y sin preocupaciones, hasta que su padre le soltó una fría verdad, dónde la única solución era casarse con un completo desconocido.Ella no quería ser el súper héroe de la familia y se negó rotundamente a compartir su vida con un hombre completamente ajeno a su zona de confort.Pero en un mundo donde la codicia, y el bienestar familiar era lo principal, a Olivia no le quedaba mucho por lo que luchar.Sus padres se pasaron sus peticiones por el lugar más oscuro de su anatomía e hicieron de ella su boleto para expandir y sacar de la banca rota a su preciada empresa.Empresa que, a pesar de que Olivia era la mayor de tres hermanos, jamás heredaría.Puesto que su familia a parte de cómoda y sin vergüenza, también le estaríamos añadiendo como top 1 de esa gran lista; el machismo y la misógina.La mayor de los hermanos Manchester no se daría por vencida y estará dispuesta a conseguir su libertad así tenga que pasar por encima de su multimillon
El ambiente familiar era algo muy pesado desde que mi padre soltó la noticia de que gracias a la banca rota de la empresa, yo, su hija mayor tenía que contraer nupcias con un completo desconocido para salvar el legado familiar.Cómo si esa mierda fuera una razón o excusa justa para vender a su primogénita.~•-Ya te dije que no, no insistas en ésta locura. -grité cómo loca histérica mientras subía las escaleras en forma de caracol que me llevaban a mi habitación.Estúpidas y excéntricas escaleras inservibles, lo que hacían era retrasar mi huida.-Cariño, estás haciendo un berrinche donde no lo hay. -escuché la voz paciente de mamá mientras subía con toda esa ridícula elegancia las estúpidas escaleras inservibles.-Están todos enfermos si piensan que me voy a casar con un desconocido para sacarle el culo de los problemas a ustedes. -grité con mucha más fuerza sin importarme el escándalo que estaba causando.Es imposible que me case con alguien a quien ni conozco, ni amo. Es bizarro y m
Mi padre me miraba con severidad y mucha molestia por mi insolencia en este preciso instante. Sin embargo, sus problemas no eran mis necesidades ahora.Mi prioridad es hacerle entender que aunque me obligara, nunca iba a ser esa niña sumisa que siempre había querido.Nunca sería el títere que podía manejar a su antojo. Y aunque me pareciera físicamente a mamá, mi carácter y actitud nunca sería como los de ella.—No estás en posición para opinar, tu deber es obedecer mis ordenes. —mi padre me habló con rudeza mientras me daba una mirada de muerte.—Es mi vida, claro que tengo que opinar. —le reté con la mirada, tentando mi destino.Sé que nunca me pondría una sola mano encima, pero también sabía que podría ser castigada de por vida por la "pésima actitud".Igual ya no importaba nada si me estaba vendiendo como carne de segunda a un hombre que no conocía. Ya el respeto se había perdido.—Déjalo así, igual me vas a vender como carne. —le solté con altanería. —Si mamá estuviera aquí, no
Había llegado a un pequeño lugar, a un pueblo remoto donde pude conseguir un modesto motel donde descansar. No tan lejos pero si lo suficiente de mi infierno.Dormí como no lo había hecho en estos días de tortura y fue solo cuando sentí calor que me desperté con ganas de tomar una ducha refrescante.Cuando salí del baño, me fije en el reloj de la pared cerca de la puerta de la habitación que marcaba las cuatro de la tarde y por las ventanas de cortinas de tela liviana podía reflejarse el sol de la modesta ciudad.Había sido valiente y me alejé por más de diecisiete horas y media de mi hogar, estaba cansada y con el cuerpo adolorido por conducir por todo ese tiempo haciendo muy pocas paradas para comprar provisiones en el camino.Llegue al motel entrada la noche y al entrar a la habitación, me sentí sola y sin ganas de nada, derrotada. Me quité toda la ropa que tenia puesta para entrar al baño con todo los materiales para el cambio de look exprés que me haría y al terminar y ducharme c
Enzo*Enzo Cavalli*—¿Por qué coño la había dejado ir? —Ni yo sé esa respuesta.Ni siquiera contaba con encontrarla en éste lugar.Esta pequeña ciudad era una parada para mí, una dónde haría negocios lucrativos antes de ir a mi verdadero destino.Mi destino...Mi destino tiene unos ojazos increíbles y un cabello de ensueño.Nunca me la hubiera imaginado así, la veía en mi mente como una nena berrinchuda y pija.No se me pasó por la mente que mi destino venía con un cuerpazo para morirse feliz y una voz dulce.¡Maldita sea! La dejé ir como un idiota.¡Claro que era ella!La única diferencia era que en la foto que tengo en mi poder, ella sale con el cabello de color claro y a mí parecer, con lo que vi hoy, esa foto fue tomada hace tiempo.Pero sobre todo, lo que no me hizo ubicarme en el momento fue que no se me informo que mi "prometida" había huido de su hogar. Tampoco haría tal cosa de llamar a su familia para decirle dónde estaba, no era de mi incumbencia las decisiones de la no t