Olivia
Me encontraba en la sala de estar de la fortaleza, observando a través de las grandes ventanas, que daban al jardín meticulosamente cuidado.Era un día soleado, pero mi corazón estaba tenso. Me palpaba la barriguita que crecía lentamente, un recordatorio constante de la pequeña vida que llevaba dentro.Aunque el embarazo me había hecho más vulnerable en los ojos de mi esposo, yo sabía que, en lo profundo de mi ser, mi instinto maternal era más feroz que cualquier otra cosa.Enzo, el temido capo de la mafia italiana, estaba inmerso en una guerra silenciosa con rivales que acechaban como sombras en la oscuridad.Desde hacía días, se sentía cada vez más rodeado por enemigos que no dudaban en utilizar cualquier artimaña para perjudicarlo. Y esa fue una conversación que tuvimos anoche después de volver de la horrible reunión de las mafias, habíamos volado directamente a casa llegando de madrugada.Yo ya conocía las amenazasOliviaTodo estaba perfectamente planeado, la reunión se concretó con la mujer que esta haciendo estragos por todos lados.Se mueve bien en lo que respecta al plan que lleva a cabo por solicitud de Daemon, pero no se mueven tan rápido como yo.Parece una paloma, donde llega a dejar su mierdero.No es problema para nosotros, tengo a mi gente limpiando toda la difamación por parte de esa mujer. Quiere ensuciar la reputación de las empresas farmacéuticas regando que los medicamentos e insumos se hacen con componentes nocivos para la salud humana.Aparte de que quiere hacerme caer el proyecto de los hoteles apunta de influencias con otros prospectos que tengo.Ella no tiene la remota idea que conozco cada uno de sus pasos, se va a llevar una terrible sorpresa cuando la enfrente.Había estado observándola durante días, recopilando cada pequeño detalle de sus movimientos. Sabía que Katerina tenía un plan para desacreditar a l
Katerina Novikov Actualmente me sigo preguntando que beneficios obtendría mi primo por quebrar el matrimonio Cavalli. Estos días han sido el recordatorio de que no todo es lo que parece ser, he dejado años de experiencia y de profesión pegados en una venganza que no me incumbe. La esposa de Enzo es una estratega de temer, en la última semana ha respondido a cada golpe que le he dado, ha respondido más fuerte de lo que yo lancé. En menos de tres días me había dejado sin carrera y sin credibilidad por parte de mis clientes hacia mí trabajo. A estas alturas no solo estaba peleando por mi primo, sino por mi misma. Por culpa del maldito Boss, esa mujer acabo con mi carrera la que tanto me costó construir. Ahora solo queda sacar mi lado delictivo para acabar con ese matrimonio. Ya teniendo la reunión de inversores pautada y confirmada con Enzo Cavalli en un restaurant
Olivia—¿Katerina, verdad? —tomé la iniciativa para hablar.—¿Cómo...cómo sabes...? —apenas pudo balbucear, y el miedo la paralizó.Al reconocer la duda en los ojos de Katerina, vi la oportunidad perfecta de desarmarla emocionalmente.—Tu plan es bastante ingenioso, Katerina. Tu primo es un poco extremista cuando se trata de mí.Me acerqué a ella envuelta en mi enterizo negro y unas botas hasta las rodillas de tacón alto y corrido.A simple vista mi cuerpo trasmitía amenaza, vestida de negro con un abrigo de invierno por la fecha hasta mis tobillos de igual color, con mi cabello atado en una cola alta y mis ojos acribillando a mí presa.—No te preocupes, no voy a llamar a la policía. Sé perfectamente por qué estás aquí. Y no me sorprende que Daemon te haya manipulado para que hicieras esto. —dije, conocedora de todos sus planes patéticos y fallidos.—¿Qué pretendes hacer? —preguntó, con miedo en la mirada.<
Enzo Sostenía el teléfono con firmeza, mi mirada fija en el paisaje que se extendía más allá del ventanal de su oficina. La luz del atardecer se filtraba a través del cristal, tiñendo la habitación con tonos anaranjados y dorados, pero no podía disfrutar del espectáculo. El mensaje de su hombre de confianza resonaba en su mente como un eco perturbador: Olivia había orquestado una trampa para enfrentar a la mujer que estaba amenazando sus empresas. Había sido claro con ella hace apenas dos noches. —No te arriesgues, Olivia, —le había implorado. —Estamos esperando un bebé.Las palabras habían salido con una mezcla de amor y desesperación, pero parecía que su preocupación no había alcanzado a su esposa. Ese brillo desafiante en sus ojos cuando se trataba de proteger a su familia le había hecho temer algo como esto. Yo conocía su espíritu indomable, pero ser madre había cambiado muchas cosas. También, la percepción de peligro.Al leer el mensaje de
Enzo Revisé mi reloj por quinta vez en el último cuarto de hora. Sabía que estaba retrasando lo inevitable, pero la idea de dejar a Olivia, especialmente ahora, me resultaba más difícil de lo que había anticipado.La rutina de mi vida había cambiado desde que me enteré del embarazo de Olivia, transformando mi mundo en un torbellino de emociones.Arabia Saudita no era un lugar para temer, pero la reunión con los altos mandos de la mafia local implicaba riesgos que no podía subestimar. Eran necesarios los acuerdos precisos sobre el nuevo componente de mi droga patentada, algo que había revolucionado mi negocio, aumentando tanto mis ganancias como la atención no deseada. Fue una jugada arriesgada, pero soy un pionero en mi campo.Al entrar a la biblioteca decorada con cálida elegancia, vi a Olivia en el sillón, absorta en un libro, pero claramente consciente de mi presencia.La noticia del embarazo todavía me arrancaba una mezcla de sonrisas y ansiedad. Olivia levantó la vista y me dedi
EnzoLa semana había sido una locura. Durante éstos días, había estado atrapado en un mar de reuniones y celebraciones que giraban en torno a un nuevo negocio que unia a la mafia árabe y a la mafia italiana. La importación del veneno que había comenzado a hacerse famoso en los Emiratos Árabes.Cada encuentro era una danza tensa de sonrisas y miradas furtivas, mientras discutíamos cifras que parecían sacadas de un mundo aparte. Me sentía ahogado entre las paredes cargadas de cigarrillos y secretos, con cada brindis resonando más como un lamento que como una celebración. Los líderes árabes, llenos de orgullo por sus nuevas alianzas, hablaban de lujos y excesos que no me interesaban. Todo lo que podía pensar era en Olivia.Las tentaciones llegaban en sacudidas. Durante una de esas noches, un ofrecimiento inesperado salió de los labios de uno de los líderes: mujeres, una horda de belleza destinada a complacer, cada una más seductora que la anterior. Sus tonos insinuantes, cargados de prom
OliviaEra una mañana tranquila en la oficina. Y me encontraba sentada en mi cómoda silla frente al escritorio, mirando por la ventana mientras el sol se filtraba a través de las persianas. A pesar de la calma exterior, mi mente estaba en constante agitación. No poder ver a mi esposo desde que se fue a Arabia Saudita me afectaba profundamente. Aunque hablábamos todos los días, la distancia física es un peso que no podía ignorar.Suspiré y me obligué a concentrarme en todo el trabajo que tenía en ambos negocios. Tenía que mantenerme alerta, especialmente con la mafia rusa merodeando, siempre buscando una oportunidad para dañar la reputación de las empresas Cavalli. Sabía que no podía permitirme el lujo de bajar la guardia. Había orquestado un escándalo contra Katerina, y aunque había logrado dañar su imagen ante la prensa y sus colegas, la batalla estaba lejos de terminar.Mientras revisaba unos documentos, mi teléfono vibró. Era un mensaje de Enzo. Una sonrisa se dibujó en mi rostro
Llegué a la fortaleza aún con la cabeza llena de pensamientos referentes a la llamada de mi padre. Su voz resonaba en mi mente como un eco persistente, recordándome que está metido en problemas con la mafia americana y que mis hermanos y Amanda podían salir perjudicados en ésto. La presión de su tono austero y su insistencia en ser ayudado por mi me hicieron sentir pequeña e impotente. Tenía que convencer a mi cerebro que él ya no tiene ningún poder sobre mí y que aunque me casé por un contrato billonario, yo aquí era más libre de lo que nunca fui en mi corta vida. Mientras mis pasos resonaban en el frío mármol del vestíbulo, estaba tan distraída que no vi a Enzo, mi esposo, recostado en uno de los sofás de la sala de recibimiento.El ambiente estaba impregnado de una calma engañosa, y las sombras danzaban a la luz tenue que provenía de las lámparas en forma de antorchas que teníamos en casi toda la casa. Fue solo cuando giré la cabeza, buscando un poco de consuelo en este