En la mansión Michael, se revolvía en su cama, no había podido conciliar el sueño en toda la noche. El dichoso doctor y cómo deshacerse de él era lo único en lo que podía pensar, ese hombre sabía demasiado y como todo hombre que sabe demasiado debía tener un seguro de vida algo que podía salir a la luz si se le ocurría terminar con él.—Ese maldito es peligroso para mí —murmuró para sí mismo en la oscuridad de su habitación recordando cómo lo enfrentó en el hospital y sabiendo que era obvio el interés que tenía en su esposa.Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Sophie, entre la vida y la muerte, dependiendo de los cuidados de ese doctor, lo atormentaba. Sentía que estaba perdiendo el control de la situación, algo que Michael detestaba por encima de todo, era su esposa, no dejaría que nadie le rondará, le pertenecía.Miró el reloj, vio que ya estaba apunto de amanecer y se levantó de la cama, decidido a tomar cartas en el asunto. Sabía que tenía que actuar, que debía enfrentar
—¡Mierda!— exclamó viendo desde lejos como Michael y su perro, el tal Robert salían del coche y entraban en el edificio a toda prisa, por suerte no parecían haberlo visto.— ¿Qué sucede?— preguntó Sophie asustada mirando en la dirección donde se centraba la atención de Daniel y llevándose las manos a la boca como si ahogara un grito, al darse cuenta de quién estaba allí.— Sophie, no llegaremos a tiempo a la habitación.—Pero dijiste que las visitas no eran permitidas hasta más tarde.—Sí, es cierto, pero Michael tiene mucho poder aquí. Es difícil negarle algo, si no fuera por mí ayer él se hubiera quedado a pasar la noche, porque nadie le niega nada a tu esposo.—Vamos a intentar entrar por la puerta de servicio. Será menos probable que Michael nos vea por ahí —sugirió Daniel.Sophie asintió, sabiendo que no tenían muchas opciones. Ambos salieron del coche y se dirigieron rápidamente hacia la entrada alternativa procurando no ser vistos.Michael salió del coche acompañado por Robert
Sophie y Daniel se movían con rapidez por los pasillos del hospital, intentando llegar a la habitación antes de ser descubiertos por Michael o alguien del personal que pudiera delatarlos. Sin embargo, les fue imposible llegar a tiempo. Fueron conscientes de ello cuando el grito enfurecido de Michael resonó por toda la planta, haciendo que Sophie se tensará.La chica, visiblemente asustada, se volvió hacia Daniel.—Michael va a matarnos, Daniel. ¿Como voy a explicarle que no estoy en la habitación?—dijo con una voz temblorosa, intentando hacer una broma en medio de su miedo.Daniel, manteniendo la calma en medio del caos, la agarró de la mano.—Tengo una idea, sígueme —respondió, guiándola a través de los pasillos.Sophie se dejó llevar, observando cómo sus manos permanecían unidas mientras se movían rápidamente. Llegaron a una sala de consulta y Daniel abrió la puerta con rapidez.—Rápido, entra aquí. No tardarán en pasar por aquí. Solo confirma todo lo que yo diga —instruyó Daniel.
Michael por fin había logrado llevarse a Sophie a casa después de su pelea con Daniel.Era el momento de saber la verdad, porque a pesar de ver por qué razón no estaba en su habitación cuando llegaron.Había algo que lo hacía dudar, tal vez su intuición, tal vez solo estaba loco de celos por todo lo que se imaginaba que podía ocurrir entre ellos.Lo cierto era que quería acercarse a Sophie, se había dado cuenta de que no podía seguir manteniéndose lejos de ella por más tiempo si quería que todo saliera bien con sus hijos.La acompañó hasta su habitación, donde la ayudó a acomodarse intentando quitarse la molestia por todo lo ocurrido, recordándose que estaba delicada y no debía sobresaltarse, pero fue incapaz de hacerlo.Una vez allí, Michael cerró la puerta y se enfrentó a Sophie directamente.— Necesito que me digas quién fue el hombre con el que te viste en el bosque. El que te dio esas pastillas — preguntó Michael intentando no sonar amenazador sin lograrlo.Sophie lo miró, c
Michael observó a Sophie recorriendo con la mirada el cuerpo a medio vestir de su esposa, maldiciendo internamente por lo inoportuna que había sido Hanna, pero el deber lo llamaba y podía dejar lo que estaba haciendo para después.—Descansa, Sophie. No te preocupes por esto —dijo Michael, tras dejar un beso en la frente de la joven y apartarse de la cama Sophie, se apoyó en sus antebrazos para incorporarse mientras lo veía arreglarse la ropa.—Michael, por favor, no le hagas daño a ese hombre.Michael levantó la mirada para fijarla en la de su esposa a la vez que se abrochaba el cinturón y esbozó una sonrisa, estaba celoso pero no pensaba demostrarlo. ¿Cómo se atrevía a defender a otro hombre? Uno que casi le había costado la vida de su esposa y futuros hijos.— Haré lo necesario, como siempre he hecho — respondió Michael con una seriedad que no dejaba lugar a dudas — Deberías preocuparte por no volver a caer enferma y por nuestros hijos, y no meterte en mis asuntos.Terminó de aco
— No nos dirá nada… Mátalo — dijo Michael fastidiado acercándose al hombre y apagando el cigarrillo en su pecho.Hanna observó al hombre atado y herido. Al escuchar la orden de Michael, su sonrisa se ensanchó ligeramente, una sonrisa que reflejaba no placer, sino una aceptación fría de la realidad de su mundo.—Claro, Michael —respondió con una voz impasible.Hanna dejó el cuchillo que había usado para torturarlo y sacó otro bien afilado de su chaqueta. La hoja del cuchillo reflejaba la luz tenue de la sala. Se acercó al hombre atado pasándose el cuchillo de una mano a otra —Lo siento, pero no puedes quedarte aquí —dijo en un susurro.El hombre atado apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Hanna hiciera su movimiento. Con una eficiencia precisa, lo degolló terminando con su vida en un instante.Las cadenas retumbaron por toda la sala aguantando el cuerpo inerte, mientras la sangre manaba de la herida mortal que acababan de hacerle.Michael observó la escena sin inmutarse. E
La revelación del embarazo de Sophie dejó a Thomas conmocionado y confundido. Se levantó del sillón, caminando de un lado a otro de la habitación en un intento de procesar la noticia. Después de unos momentos, se detuvo y se volvió hacia Sophie más molesto que preocupado, celoso, rabioso él había respetado a su novia hasta el matrimonio después de ser novios desde el instituto y ese cabrón le había robado el derecho que le pertenecía.Tener para él la virginidad de su novia.—¿Ese cabrón se atrevió a violarte? —preguntó Thomas lleno de ira — Lo mataré, voy a matarlo ahora mismo. Daniel me dijo que tuviéramos paciencia, que elaboraríamos un plan, pero ese monstruo te forzó y te embarazó...Sophie, viendo la reacción de Thomas y temiendo lo que pudiera hacer, se levantó rápidamente y lo agarró del brazo para detenerlo.—Thomas, no, él no me forzó. Las cosas... simplemente sucedieron —explicó con voz temblorosa— Yo creí que habías muerto, y en ese momento, él no me parecía tan malo.Th
Tras los eventos en las mazmorras, Michael regresó a su habitación. Se dirigió directamente a la ducha, buscando deshacerse de cualquier rastro de sangre del hombre que acababan de matar. La ducha caliente no logró calmar su malestar, pero al menos limpió su cuerpo de la sangre que lo había salpicado, a veces todo eso era necesario, lo sabía.Al salir de la ducha y caminar hacia la cama, se encontró con que esta estaba vacía. Estaba cansado de dormir solo, a pesar de tener una esposa, apenas convivían, cada uno dormían en un lugar distinto.Decidió que era hora de cambiar eso, salió de su habitación y caminó hacia la habitación de Sophie. Sin encender la luz, para no despertarla, se deslizó bajo las sábanas, buscando el calor de su esposa. Pero sus manos encontraron solo un espacio vacío donde debería estar ella. Encendió la luz y confirmó sus sospechas: Sophie no estaba allí. "Otra vez se ha escapado".Michael se vistió rápidamente refunfuñando, no dejaba de pensar en dónde pod