Daniel escuchó la amenaza de Michael, alzó una ceja observándolo de manera desafiante y dio un paso acercándose un poco más para demostrarle que no le tenía miedo.—Sophie ha llegado a este punto por tu culpa, Michael — le reprochó Daniel — Yo vi a una mujer que quería ser madre y ahora estoy intentando salvar la vida de esa misma mujer y sus bebés porque ella decidió que era mejor no traerlos al mundo. En lugar de amenazarme, deberías preguntarte qué hiciste tú para llevarla a este punto.Michael, lo empujó bruscamente contra la pared y se pegó a él intentando intimidarlo, quería golpear a ese hombre, golpearlo hasta la saciedad, sabía que estaba interesado en Sophie, lo supo desde el primer instante en que lo vio.—¿Qué estoy haciendo? — gritó Michael — ¿Acaso no te das cuenta de que ella me traicionó? Daniel, sostuvo la mirada de Michael sin mostrar miedo y luego lo empujó apartándolo de él, no lo quería tan cerca, ese hombre le parecía odioso.— No te mereces a Sophie. Ella merec
Después de un arduo trabajo, al fin habían conseguido estabilizar a Sophie y los bebés estaban completamente fuera de peligro a pesar de estar todavía en el primer trimestre del embarazo y de ser un momento tan delicado.—Sophie, ¿cómo te sientes? —preguntó Daniel, al ver que los ojos de la joven empezaban a abrirse con alguna dificultad.Sophie abrió la boca intentando hablar, pero solo se escuchaba un susurro ronco. Daniel le apretó suavemente la mano intentando hacerle entender que estaba con ella, que él la cuidaría.—Tranquila, no tienes que hablar ahora. Solo descansa, no te fuerces — dijo él, tratando de calmarla, lo peor que podía hacer en ese instante era ponerse nerviosa.Después de eso hizo una señal a los demás médicos en la habitación, indicándoles que salieran, necesitaba quedarse a solas con la. Quería hablar con Sophie en privado y aclarar lo sucedido.—Sophie, yo no sabía que esto sucedería, eres alérgica a uno de los componentes de las pastillas, yo no debí dártelas
Michael quería permanecer a toda costa en la habitación de Sophie o, en su defecto, dejar hombres para custodiarla. Si Michael era obstinado, el doctor lo podía ser más, sabía que era crucial que nadie se quedara esa noche, tenía algo preparado y necesitaba que Sophie estuviera libre de vigilancia, tal vez no tendría otra oportunidad como esa.—Michael, no puedes quedarte a dormir aquí.—¿Por qué no? Soy su esposo y el padre de esos bebés que por suerte todavía crecen en su vientre. —Las normas del hospital son claras. No se permite que los familiares pasen la noche en las habitaciones hasta que los pacientes no estén completamente fuera de peligro, Sophie está delicada todavía.Michael frunció el ceño, claramente molesto con la respuesta de Daniel, ese hombre era un estorbo, tenía ganas de hacerlo desaparecer, sería fácil buscar otro médico que apoyará todas sus decisiones, pero por el momento lo importante era que su esposa se recuperará.— Dejaré a unos hombres aquí, para que vig
Esa noche, por fin sería completamente suya. Robert lo sabía con certeza mientras terminaba de desnudarse, y luego la desnudaba a ella. Se acomodó entre sus piernas, mirándola a los ojos. La belleza de esa mirada lo enloquecía aún más, haciéndolo adicto y a la vez esclavo de sus deseos.Ella se aferró a él, atrayéndolo, envolviéndolo con sus piernas para mantenerlo cerca. Estaba nerviosa, habían jugado al gato y al ratón, se habían besado e incluso, después de ese masaje, casi llegaron a algo más hasta que fueron interrumpidos. Pero nunca habían estado tan íntimamente juntos.— Yo... — dijo Emma, sin saber cómo expresarse, abriendo las piernas para él, adorando la sensación de tenerlo sobre su cuerpo, cubriéndola, a punto de reclamarla, de unirse completamente. Sus manos, impacientes y torpes, exploraban el cuerpo de Roberto, del hombre al que se entregaría, deseando sentirlo dentro. — Bésame...Le pidió al sentir el roce de sus cuerpos, sus besos eran lo único que calmaba los nervi
Daniel, a pesar de la delicada condición de Sophie, había tomado la decisión de sacarla del hospital esa noche. Con cuidado para evitar que no los vieran salir, guió a Sophie fuera del hospital. Sabía que era su única oportunidad de hacerlo sin la sombra de Michael sobre ellos, aunque no podía descartar la posibilidad de que hubiera dejado a alguien vigilando en los alrededores.Sophie, seguía a Daniel caminando por los pasillos interiores del hospital , el que estaba destinado solo a trabajadores y se movía con tanto sigilo como él. No comprendía completamente lo que estaba sucediendo ni por qué Daniel actuaba con tanta urgencia. Él le había dicho que tenía algo importante que mostrarle, pero los detalles seguían siendo un misterio.Una vez en el coche, Sophie intentó indagar más sobre lo que estaba sucediendo.—Daniel, ¿a dónde me llevas? ¿Qué es tan importante que no puede esperar?—Es algo que necesitas ver por ti misma, Sophie. Confía en mí, ¿vale? —respondió, intentando trans
—¿Quién es, Daniel?—Es tu prometido, Sophie. El hombre que creías muerto —confesó finalmente.Sophie retrocedió un paso, impactada por sus palabras, en el fondo lo sabía,.había algo que hiciera que ella pudiera sentir la presencia de su prometido donde fuera, ese chico era el único que le había demostrado amor en algún momento de su vida.—¿Cómo... cómo es posible? —balbuceó, luchando por asimilar la información, sintiendo muchas cosas que no podía describir, culpa por estar embarazada de otro hombre, temor porque jamás sintió el deseo por el que había experimentado en los brazos de Michael y sobretodo traición, sentía que lo había traicionado al único hombre que había demostrado amarla, con alguien que solo la utilizaba.—Ha sido un proceso largo y peligroso, pero lo he mantenido con vida. Tuve que ocultarlo, por su seguridad y la tuya —explicó Daniel — cuando Michael provocó el accidente yo lo ayudé a recuperar el cadáver que te mostraron, era el conductor del coche y oculte al ver
En la mansión Michael, se revolvía en su cama, no había podido conciliar el sueño en toda la noche. El dichoso doctor y cómo deshacerse de él era lo único en lo que podía pensar, ese hombre sabía demasiado y como todo hombre que sabe demasiado debía tener un seguro de vida algo que podía salir a la luz si se le ocurría terminar con él.—Ese maldito es peligroso para mí —murmuró para sí mismo en la oscuridad de su habitación recordando cómo lo enfrentó en el hospital y sabiendo que era obvio el interés que tenía en su esposa.Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Sophie, entre la vida y la muerte, dependiendo de los cuidados de ese doctor, lo atormentaba. Sentía que estaba perdiendo el control de la situación, algo que Michael detestaba por encima de todo, era su esposa, no dejaría que nadie le rondará, le pertenecía.Miró el reloj, vio que ya estaba apunto de amanecer y se levantó de la cama, decidido a tomar cartas en el asunto. Sabía que tenía que actuar, que debía enfrentar
—¡Mierda!— exclamó viendo desde lejos como Michael y su perro, el tal Robert salían del coche y entraban en el edificio a toda prisa, por suerte no parecían haberlo visto.— ¿Qué sucede?— preguntó Sophie asustada mirando en la dirección donde se centraba la atención de Daniel y llevándose las manos a la boca como si ahogara un grito, al darse cuenta de quién estaba allí.— Sophie, no llegaremos a tiempo a la habitación.—Pero dijiste que las visitas no eran permitidas hasta más tarde.—Sí, es cierto, pero Michael tiene mucho poder aquí. Es difícil negarle algo, si no fuera por mí ayer él se hubiera quedado a pasar la noche, porque nadie le niega nada a tu esposo.—Vamos a intentar entrar por la puerta de servicio. Será menos probable que Michael nos vea por ahí —sugirió Daniel.Sophie asintió, sabiendo que no tenían muchas opciones. Ambos salieron del coche y se dirigieron rápidamente hacia la entrada alternativa procurando no ser vistos.Michael salió del coche acompañado por Robert