Alicia, desde poca distancia, gritaba con toda su energía: —¡Roberto, te arrepentirás de esto!Me encogí de hombros e indiqué al conductor que grabara la escena y enviara las pruebas al departamento jurídico de la empresa.Después de todo, este no era mi coche, era un vehículo asignado por la empresa, por lo que tendrá que pagar los daños maliciosos que hizo.«Alicia, lo que te queda es la miseria. Es lo que me debes».Por el otro lado, algo le pasó a Leonardo.Al parecer, su vida estaba en un caos después de que Alicia se fuera, decían que dejó embarazada a una chica que estaba haciendo prácticas en la empresa.La empresa no lo supo hasta que un día, la chica se ausentó del trabajo para ir a abortar el bebé, pero desafortunadamente se le complicó la cosa.Al enterarse, la empresa despidió a Leonardo, y los padres de la chica lo demandaron.Parecía que la chica acudió a una clínica no muy oficial y, debido a un mal procedimiento, le dañaron el útero, y como remedio, no le quedaron más
Llamé a la policía, como consecuencia, Alicia fue a la cárcel por difundir rumores falsos, pues al final la pareja volvió a reunirse allí dentro.Ese mismo día, el Sr. Rivera, mi suegro, anunció el reparto de acciones de la nueva empresa, aclarándome los rumores.En realidad, esa nueva empresa fue idea mía desde un principio.Yo ocupaba el 99% de las acciones y el Sr. Rivera solo tenía un 1%, y era a nombre de la sede central.Y el millón de dólares que tenía había sido invertido en su totalidad como capital inicial para la nueva empresa, por eso no tenía ni un duro en mi cuenta.El Sr. Rivera tenía una norma clara en su empresa, y era que los empleados podían elegir a voluntad entre acciones y efectivo como salario, y cuanto mayor fuera su rendimiento, más acciones recibirían.Desde el día en que me incorporé, siempre opté por las acciones, porque confiaba en la empresa y en mí mismo.Tenía fe en que las acciones podían revalorizarse, y también que tarde o temprano podré contar con el
Me robaron la boda.A primera hora de la mañana, el hotel que reservé llamó para comunicarme que el lugar de evento estaría disponible con retraso de medio día.¿Hola? ¿Qué insensato avisaría el retraso de la celebración de una boda en su mismo día?¡Qué insolentes! ¿Acaso les tengo que recordar que la fecha y hora del acontecimiento fue elegido a propósito?De normal podía ser el más apacible, pero en ese momento la ira ardía en mí y empecé a maldecir por teléfono.No obstante, el que estaba al otro lado del celular tenía una actitud indiferente y dijo: —La Srta. Reyes dio su consentimiento, si tiene algún problema con ello háblelo con ella primero.Fue como si me hubieran echado un cubo de agua sobre la cabeza, y mi ira se apagó abruptamente.Mi novia, Alicia, era una chica muy buena, seguramente no quiso ponerle las cosas difíciles al hotel y accedió.Pero una boda no era ninguna tontería, las invitaciones ya se enviaron con tiempo y nuestros parientes estarían llegando al hotel, ¡d
Los familiares se acercaban curiosos a mirar dentro, y mi corazón se agitaba mientras inconscientemente cerraba la verja tras de mí, bloqueando ferozmente la curiosidad de mis padres.La gente en el escenario también se giró al unísono para ver lo que estaba haciendo.El hombre medio arrodillado no era otro que el amor platónico de Alicia y mi actual superior, Leonardo Sánchez.Leonardo, sin mucha expresión en la cara, me miró con una sonrisa y dijo: —Ferrero, ¿qué haces aquí?Lo decía tan a la ligera, pero con una superioridad inconfundible.En lugar de explicar la situación, Alicia, a un lado, se me quedó mirando con aire amenazador.Capté su intención, quería que cerrara el pico. ¿Por qué lo descifré tan rápido? Pues, en los tres años que llevábamos juntos, la única vez que mi buena novia se enojó tenía esa misma mirada.Inconscientemente cerré la boca.Al momento, me mofé de mí mismo: «Mi prometida, mi lugar de celebración, y mi novia se estaba casando con otro, ¿no me da ninguna e
Tras salir por la puerta, los invitados que estaban parados fuera probablemente se dieron cuenta de lo que ocurrió en la sala del banquete y me miraron hacia con expresiones complejas.Viendo al grupo de mayores de pie al sol durante tanto tiempo sin ni siquiera un sitio para sentarse, la culpabilidad me consumía.Fue culpa mía, yo causé su mal rato y avergoncé a mis padres.Hice una profunda reverencia a la multitud y me disculpé: —Lo siento mucho, se cancela la boda, tomemos esta ocasión como una reunión de familia y amigos, pasen a la sala de al lado para la cena.Los invitados por fin tomaron asiento. Al mismo tiempo, la boda de al lado se estaba llevando a cabo.Abrí todo el buen vino que era para la boda, y una copa tras otra, intentaba adormecerme con el alcohol.Después de todo, fue una relación de tres años.Era consciente de que Leonardo y Alicia eran ex novios, no solo eso, cuando estábamos en la universidad, su historia de amor se rumoreaba por todo el campus.Sin embargo,
Me quedé desconcertado y pregunté a mi madre incrédulo: —Mamá, la culpa es de Alicia, ¿qué estás diciendo?Yo intentaba separar su mano de la de Alicia, pero mi madre me apartó de un manotazo.—Inútil. ¡Ese era tu jefe! ¿De qué te servirá enemistarte con él? Alicia hizo ese favor por tu bien.—Si te llevas bien con tu jefe, este te subirá de sueldo. ¿Acaso es más importante la dignidad que el dinero?—Hoy ha venido mucha gente. Si no te casas, ¿cómo me mirará la gente?Una amargura surgió en mi corazón y, mofándome de mí mismo, levanté los ojos para encontrarme con mi padre, que no estaba lejos, cargado con una bolsas de regalos caros, y acompañado de Leonardo, que me miraba con una sonrisa burlona.Este último se encontró con mi mirada y se acercó a darme una palmada en el hombro.—Ferrero, muchas gracias por prestarme a tu prometida, me salvaste.Alicia, al ver a Leonardo, se calló, quedándose a su lado como una chica tímida.Leonardo tomó la mano de Alicia delante de la multitud y m
Había un nuevo proyecto en marcha en la ciudad vecina, porque mi jefe abrió una nueva empresa para ese proyecto, y me ofreció ser el vicepresidente.Por muy tentador que fuera el sueldo, miré a la dormida Alicia en mis brazos y negué con la cabeza.Una hora antes, Alicia me dio solemnemente su primera vez.Dijo que quería tener un bebé conmigo.La distancia sería sin duda un inconveniente si decidiéramos tener un bebé, y sería una falta de respeto a su carrera si la obligara a venirse conmigo.En aquel momento estaba tan sumergido en mi idealización de pasar el resto de mi vida con Alicia, que sopesé y decidí aferrarme a la pequeña vida feliz que tenía por delante.Pero no esperaba que Alicia pisoteara mi amor y lo jugara de esa manera.Ahora, hasta mis padres se pusieron del lado de Alicia por la estabilidad de mi trabajo.Entonces ya no había nada que me atara allí.Con eso en mente, tomé un taxi directo a casa y empecé a hacer las maletas.Alicia pensaba que estaba viviendo en casa
Alicia estaba confusa y se frotó los ojos para asegurarse de que no había visto mal, y efectivamente había una mujer hermosa en la puerta.—Pero... ¿quién eres tú?La mujer se quitó las gafas de sol y, despreocupada, se apoyó en la puerta y esbozó una sonrisa atractiva: —¿Tú qué crees?La mujer, al ver que nadie le ofrecía asiento, entró con sus tacones como si fuera su casa.—Roberto, ¿estás listo? ¡Solo empaca lo importante y el resto te lo compraré más tarde!Para que no dijera nada más fuera de lugar, me apresuré a agitar la mano y decir: —No es necesario, venga, vámonos.La mujer tomó mi maleta con naturalidad y se la entregó al guardaespaldas que esperaba en la puerta, luego, frunciendo el ceño volvía la cabeza hacia Alicia y Leonardo que no entendían lo que estaba pasando.—Por cierto, ya compré esta casa. ¡Les doy un día para mudarse o tendré que llamar a los guardias de seguridad para echarlos!Los ojos de Alicia se abrieron de par en par y dijo: —Roberto, ¿cuándo vendiste la