Capítulo 817
...

Todo quedó en desorden.

Luis miró hacia abajo, y lentamente recogió el termo, tirándolo en el basurero junto a la puerta.

La compasión de una mujer, no la necesitaba.

Siempre estaba bebiendo.

Bebía hasta quedar completamente borracho, y cuando se despertaba, llamaba el nombre de Dulcinea.

A veces, también soñaba, soñaba con la primera vez que se conocieron.

Al despertar, encontró a la misma joven de la vez anterior.

Ella le limpiaba el sudor de la frente con cuidado, con la cabeza gacha y una voz baja, le preguntó:

—Señor Fernández, usted estaba llamando a «Dulci»... ¿Es alguien que usted quiere?

Luis, aún un poco aturdido, respondió con voz ronca después de un rato:

—Es mi esposa.

La joven, armándose de valor, le preguntó:

—¿Por qué no vuelve a casa entonces?

Luis parecía algo perdido.

Tras un momento, sacó un cigarrillo del bolsillo, lo encendió y comenzó a fumar lentamente. Sus ojos estaban ligeramente enrojecidos.

—Ya no tengo hogar. Ella se fue.

La joven, sin atreverse a pregu
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