Capítulo 815
A la tarde siguiente, en el registro civil.

Dulcinea llegó y encontró a Luis ya esperando.

Él estaba en su coche fumando, con el cabello desordenado y sin gel, la ropa menos elegante que la noche anterior y los ojos enrojecidos y cansados.

A través de la ventana del coche, la observaba con una mirada llena de añoranza.

Después de un rato, salió del coche y juntos entraron al edificio.

Dulcinea habló en voz baja:

—Realmente no era necesario venir en persona. Tienes abogados que podrían haberse encargado de esto.

Luis la miró profundamente.

Estaban a punto de firmar el divorcio, pero ella parecía de buen humor, hablando más de lo que lo había hecho en mucho tiempo. En el pasado, ni siquiera en los momentos más íntimos lograba sacarle una palabra.

Con una mirada intensa, murmuró:

—Habla un poco más, Dulci.

Dulcinea lo miró como si estuviera loco.

Cerró los labios con fuerza, pero incluso así, él la encontraba adorable.

En un impulso, le tomó la mano.

—Luis.

El tono de Dulcinea era frío y
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