Capítulo 676
Mientras él estuviera, Dulcinea nunca tendría paz.

Mientras él estuviera, su esposa siempre estaría bajo el control de él.

Había visto las grabaciones, había visto a su esposa arrodillarse ante ese hombre, suplicándole que lo dejara en paz…

¡Qué tonta!

Él no valía tanto para ella…

Luis regresó a la habitación y obligó a Dulcinea a comer.

Dulcinea solo tomó un poco de la sopa de carne.

En la habitación contigua, Leonardo volvió a llorar. Llevaba dos días llorando sin parar, día y noche, llamando a su mamá… mamá.

El corazón de Dulcinea se rompía.

Pero no le dijo nada a Luis. Ya no quería compartir nada con él, lo consideraba solo un conocido familiar.

Luis la miró en silencio, y después de un rato, dijo:

—¿Ni siquiera te importa Leonardo?

Dulcinea siguió sin decir una palabra.

Luis desvió la mirada, dejó el tazón y se dirigió a la habitación contigua.

En la habitación contigua,

Clara sostenía a Leonardo, sin saber qué hacer.

Lo consolaba diciendo:

—Nuestro Leonardo se cansa de estar aq
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