Capítulo 654
Una ráfaga de viento sopló y, aunque era verano, Luis sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo.

Recordó hace un mes, cuando la enfermera le entregó los resultados, y le había dicho a Dulcinea:

«Te acompaño a sacarte sangre, sé que te duele.»

«¡Vamos a vivir bien de ahora en adelante!»

Pero luego, cuando Sylvia tuvo problemas cardíacos, se quedó con ella y llamó a Dulcinea para que se acompañara con las empleadas.

¡Qué idiota había sido!

Luis subió al coche y se dirigió al hospital, ¿en qué estaba pensando?

Pensaba que Dulcinea sabía de su enfermedad desde hace tiempo.

Que nunca lo había dicho, que quizás siempre había estado esperando la llegada de este día.

En el semáforo, un descuido, y el sonido del freno fue ensordecedor, seguido de insultos por todos lados:

—¡¿Quieres morir?! ¡¿No sabes manejar?!

—¡Loco de mierda!

—¡Idiota!

Luis no les prestó atención, pisó el acelerador y se pasó el semáforo en rojo.

Media hora después, llegó al Hospital Lewis.

Frente a la puerta de la habi
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