Capítulo 627
Era el detective privado.

—Señor Fernández, Alberto no ha ido a Suiza —informó brevemente el detective.

Luis frunció el ceño con frialdad:

—¿Adónde fue entonces?

El detective vaciló un momento antes de responder:

—Por el momento, su paradero es desconocido.

—¡Sigan buscándolo! —ordenó Luis antes de colgar.

Sus dedos largos acariciaron el teléfono, y el corazón que se había ablandado volvió a endurecerse.

Durante esos días, Luis trataba a Dulcinea con frialdad.

Ya no la buscaba como lo hacía en Ciudad BA, ya no buscaba su cercanía ni la intimidad.

Volvía muy tarde cada noche, y a Dulcinea no parecía importarle.

Tenía muchas cosas que preparar, muchos planes que hacer, y en ninguno de ellos estaba incluido Luis.

Una semana después, Dulcinea llevó a Clara de compras, diciendo que iban a comprar ropa para Leonardo.

Clara, siempre dispuesta, la acompañó.

Sin embargo, se sorprendió al ver que Dulcinea no solo compraba ropa para el niño en su talla actual, sino también para cuando tuviera d
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