Capítulo 628
Dulcinea se inclinó para recoger las pequeñas pastillas una a una.

—Dolor de estómago, últimamente no me he sentido bien —dijo suavemente.

La explicación era muy razonable.

Clara quedó convencida, y ayudó a Dulcinea a recoger las pastillas, mientras le aconsejaba:

—Señora, ahora que ha vuelto a Ciudad B, por fin puede tener una vida tranquila. Aunque sea solo por el señorito Leonardo, debe cuidarse mucho.

Clara sabía que Dulcinea tenía algo que no podía decir.

En voz baja, agregó:

—El señor tiene un mal carácter. A veces, ceder un poco puede hacer la vida más llevadera.

Dulcinea sabía que Clara tenía buenas intenciones, así que asintió suavemente.

A petición de Dulcinea, Clara guardó temporalmente los dos cheques y le dijo:

—Señora, si confía en mí, los dejaré guardados por ahora. Cuando se sienta mejor, puede recuperarlos.

Clara pensaba que Dulcinea estaba deprimida, que tenía una enfermedad del alma… tal vez una depresión.

Al atardecer, regresaron con el coche lleno de compras.

Al
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