Capítulo 595
Ella no respondió ni abrió la puerta

Continuó mirando las imágenes distorsionadas, la luz azul del portátil iluminando su rostro, las lágrimas brillando en sus ojos.

Afuera, los golpes en la puerta se hicieron más urgentes, pero ella había bloqueado la entrada.

Después de unos cinco minutos, la puerta fue violentamente derribada. Luis estaba en el umbral, visiblemente molesto, pero se detuvo al ver las imágenes en la pantalla.

Eran él y Sylvia, claramente grabados sin su consentimiento por Sylvia, y luego entregados a Dulcinea.

Luis apagó bruscamente el portátil y destruyó el USB.

Miró a Dulcinea, que estaba apoyada en el sofá, perdida en sus pensamientos.

La llevó al sofá, no se fue, se quedó a su lado, tocando suavemente su pierna, con una voz suave:

—Te has mojado los pantalones jugando en la nieve, deberías cambiar de ropa para no resfriarte… sé buena.

Dulcinea no reaccionó, ni siquiera lo miró.

Luis sabía lo que ella estaba pensando y con voz grave dijo:

—Ya tiré eso, olvídalo.

—E
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