Capítulo 181
Ana se dirigió al hospital para recoger a María.

Apenas el conductor detuvo el auto, la puerta se abrió sorpresivamente.

Fuera del vehículo, bajo una leve nevada, se encontraba Pablo, luciendo solitario y desamparado. La presencia de Pablo complicó los sentimientos de Ana.

Ella permanecía sentada en silencio dentro del coche.

Finalmente, fue Pablo quien rompió el silencio: —Ana, hablemos.

En la cafetería al lado de la calle, Ana observaba la nieve acumulada a través de un gran ventanal, jugueteando inconscientemente con la cucharilla en su café.

La voz de Pablo resonó cerca: —¿Cómo está ella?

Ana volvió en sí y miró a Pablo, que seguía elegante pero visiblemente inquieto, jugueteando con una cajetilla de cigarrillos.

En el espacio público, se contuvo de fumar.

Ella tomó un sorbo de café sin mirarlo directamente, solo observando la bebida.

—Siempre que tomaba café con María, ella se quejaba de lo amargo que era, pero nunca dejaba una taza sin terminar. No porque le gustara, sino
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