Los sueños siempre se acaban, son esas burbujas en medio de la realidad tan frágil que se rompen con facilidad.
Dafne en ese momento veía a su burbuja perfecta hacer explosión delante de sus ojos.
—Estás embarazada, tienes dos meses de embarazo.
Esas palabras golpearon su rostro con fuerza y al doctor le comentó:
—No puedo estar embarazada, tengo una carrera… Seré modelo, acabo de ganar un concurso de belleza…—vio el desconcierto del doctor—es que…
El doctor le dijo pacientemente:
—Eres joven y la vida te dio una responsabilidad, tus sueños pueden continuar a pesar de todo.
Mentira, los sueños murieron en ese momento, caminó de vuelta al auto y pensó en Casandra Gables, la promotora que la había descubierto en ese concurso de belleza, sus palabras flotaban en su mente:
—Querida, tienes todo lo necesario para triunfar en el modelaje.
Para ella una recién reina de belleza salida de un pueblo del que no era necesario mencionar. Su mayor logro era conseguir esa banda y la corona que resplandecía sobre sus cabellos negros, algunos la compararon con una Barbie, pues su cuerpo era perfecto y su cabello negro largo y sedoso.
Ahora no tenía nada, llegó al departamento que Gables pagaba como una inversión a su futuro de modelaje y se sentó a meditar ahora en su futuro, vio las volantes del producto Virginal, la marca de cosmético de la que ella sería su imagen y… solo rompió a llorar.
Casandra llegó con buenas noticias:
—Querida, qué bueno que te encuentro, tengo una noticia buena…—la vio llorosa—¿qué te pasó?
No deseaba engañarla y le confesó:
—Estoy embarazada.
—¿De mi hijo?—preguntó horrorizada.
—No es de Jud…
La mujer sintió un alivio, entonces le dijo:
—¿De quién entonces?
Ni ella podía definirlo, es que todo era tan raro, solo conoció a alguien y cuando menos lo pensaba estaba con él en una habitación teniendo sexo y…
—No lo sé.
Casandra se pasó una mano por la cabeza:
—Eso cambia todo, es decir, los cosméticos Virginal desean en su imagen chicas que evoquen una imagen de pureza… No chicas embarazadas.
—Es que no sé qué hacer…
Entonces ella dijo fríamente:
—Puedes abortarlo, nadie sabrá nada.
Eso fue como un golpe helado contra su rostro.
—Es que me da miedo…
—Bueno es eso o dejar la carrera para siempre, nadie contrata madres solteras en sus campañas, no se ve bien…—tomó su bolso—también puedes darlo en adopción, tengo contactos que te ayudarán con eso del mantenimiento y ubicarán a la cosa en algún hogar.
Eso sonaba bien, al menos en esos momentos y ella le comentó:
—¿Entonces puedo dar a mi bebe en adopción?
—Claro, ni más faltaba, todo tiene solución.
Sintió que esa era la solución y firmó con una empresa que se llamaba Baby D****e, le daban todo: chequeos, departamento y se suponía que una familia iba a recibir al bebe con amor.
Estaba en su séptimo mes y se sentía rara, Jud se había alejado espantado, el bebe se movía dentro de ella, entonces fue a ese chequeo y el doctor le dijo:
—Es un varón, un hermoso y perfecto varón—tomó su móvil y tecleó algo, entonces se disculpó—voy al baño.
Sintió curiosidad, siempre que iba a un chequeo el doctor tomaba su móvil y escribía algo, entonces alargó la mano y tomó el móvil y leyó:
“Tenemos un varón, sano, para vender”.
¿Vender? ¿Iban a vender a su bebe? Dejó el móvil en su lugar y se sintió tensa, el doctor salió y le dijo:
—Pronto coronamos y este bebe irá a un bello y hermoso hogar.
—¿Hogar?
—Sí, en Baby D****e nos preocupamos por cumplir a las parejas sus sueños.
Todo era muy raro, intentó parecer normal, simplemente cordial, pero apenas salió de allí y ver a otras jóvenes en su misma situación no lo pensó dos veces: huiría de todo eso.
Esa noche empacó sus cosas necesarias, algo que había comprado para el bebe, entonces se dispuso a irse, dejó su móvil en el departamento y salió con una maleta.
Tomó un taxi y fue a la terminal en donde compró boleto para Ciudad Capital, en donde en ese momento nevaba.
“Dios mío, qué voy a hacer ahora” fue su reflexionar, entonces recordó al hombre que había conocido en el bar en donde celebraba su reinado de Miss Tropical, su banda relucía y su corona brillaba en su cabeza.
—Una reina, siempre deseé conocer una—le había dicho.
Aunque intentaba ver su rostro solo veía un velo sobre él, pero su voz era varonil y cautivante, su perfume olía a bueno, a vida, a sexi. Debía ser por los cocteles que había tomado durante un buen tiempo, sonrió cautivada… Es la impresión que tenía ahora.
De repente estaba cerca de la puerta de una habitación, era besada con pasión.
—Espera… Es que…
—Eres la reina que siempre soñé.
Nunca le habían dicho cosas especiales, así que cuando entró con él todo fue muy ardiente, para una chica de 18 años, podía ser la aventura de su vida y lo fue.
Fue amada con pasión, sintió ese desborde en su vientre que detonó en un orgasmo intenso y espectacular.
¿Y después? Ni recordaba, excepto haber encontrado una rosa roja fragante cerca de ella y cuando vio al piso encontró una cadena de un sol de oro con una M, nada más, solo tenía eso de un sujeto y de una aventura de la que tenía ahora un hijo… Y un futuro incierto.
Empresas Montessori
Lauren Montessori revisaba unas facturas de la remodelación de uno de los restaurantes Montessori: Ícaro.
—Esto va muy bien, quiero que las luces jueguen un papel importante en el lugar.
El hombre asentía ante las indicaciones y recibió una llamada de su hermano:
—Lauren, me caso, acabo de pedírselo a Nicole.
Esa era toda una noticia, él le respondió:
—Cielos, te atreviste.
—Ahora solo faltas tú, todos deseamos que te cases.
Él hizo un sonido de fastidio.
—¡Vamos! No es tan malo, solo es un gran paso.
—No nací para casarme…—recordó su última aventura con esa reina de belleza—nací para amar a todas.
Escuchó la risa de su hermano:
—Sienta cabeza, papá desea que estés casado para fin de año.
—Claro y yo deseo un árbol de dinero, nunca me voy a casar.
Ahora venía el chantaje:
—Papá quiere darte tus propios restaurantes como herencia, pero desea hacerlo a un hombre comprometido.
—Nunca—miró la foto de su novia oficial a la que nunca le era fiel—no me siento listo.
—Bien, lo intenté…
Él sonrió, tenía una reunión en Denver, tenía que tomar un vuelo hacia allá e iba en su deportivo rumbo al aeropuerto, cuando un camión cargado de troncos le explotó una llanta y se fue de lado, los troncos se soltaron y comenzaron a rodar por la carretera, uno de ellos rebotó y lo vio ir hacia él, solo sintió el impacto y que algo se rompía en su interior.
Cuando despertó su hermano Giacomo estaba junto a él, apenas si podía articular palabra alguna.
—Calma, hermano, estás vivo, solo eso importa.
No entendió esa referencia: ¿Solo eso importa? Lo vio ir a la puerta y llamar a los doctores que lo revisaron, le hablaban como a un estúpido con tonos altos y preguntas tontas:
—¿Cómo se siente?
—No sé…
—¿Cuántos dedos ve?
Ponía cuatro dedos:
—No sea estúpido, tiene cuatro dedos y quiero levantarme de esta puta cama.
El doctor le anunció:
—Ya volvió, tiene suerte, después de tres meses en coma usted está reaccionando de maravilla.
¡Qué m****a! ¡Tres meses! Su hermano sonreía aliviado.
Estaba vivo, eso decían que era bueno, lo demás se estaba recuperando, por suerte no estaba inválido o con un miembro menos, hasta que…
—Sus estudios son alentadores, una parte del tronco hizo que parte de la carrocería se incrustara en sus partes íntimas… No tiene un testículo, puede que eso le ocasione problema con su fertilidad, intentamos reconstruir sus conductos…
—¿Cómo dice?
—Hay una posibilidad de que… No pueda tener hijos, es una gran posibilidad.
Eso nunca se lo esperó, de hecho nunca vio el matrimonio como algo viable, ni tener hijos; sin embargo, ahora que sabía que podía ser imposible, sentía un hueco dentro de él, como si se rompiera un sueño muy dentro, un sueño que estaba vedado, porque no lo sentía capaz de hacer florecer, desde que perdió la cadena que su abuelo le dejara, sentía que todo iba de mal en peor en su vida.
Su hermano lo llamó:
—¿Cómo fue todo?
—Bien…
—¡Qué bueno! Nicole está embarazada.
Eso era muy raro de escuchar en esos momentos, su hermano alegremente le dijo:
—Vas a ser tío.
Ahora solo sería tío y nunca padre, entonces todo adquirió un matiz ceniciento.
Dafne tenía a su pequeño bebe en brazos, no podía creer lo bello y grande que era.
—Ahora ya tengo porque vivir, tal vez no pueda ser una modelo o reina de belleza, pero si puedo ser tu mamá.
El bebe se movía y decidió llamarlo: Bruno, su pequeño, dormía en sus brazos, mientras pensaba en cómo lo mantendría ella sola en una ciudad tan grande, pero era eso o volver con esa gente que vendería a su hijo al mejor postor. ¿Y el padre? Solo Dios sabía quién era el padre de ese bebe que ahora dormía entre sus brazos.
Había logrado subsistir con su hijo, le costó, trabajó de muchas cosas, incluso de cajera en un comisariato, hasta que le salió una oportunidad en un bufete de abogados de renombre. Ella era recepcionista y le iba muy bien, al menos en esos dos años que tenía laborando para la firma no tenía quejas, tonteaba con uno de los abogados asociados, Alberto Coronado. Esa era su tercera cita con él, tenía su propio código sobre citas: a la tercera se decían cosas más personales y si te vuelve a llamar eso era solo la corroboración de que lo flechaste sin importar nada. La cena era por demás espléndida y el vino de delicioso sabor, entonces comenzaron a charlar sobre cosas importantes. —¿Te gusta el pescado en siete hiervas? Le encantaba que le hiciesen preguntas sobre lo que deseaba: —Me encantaría. Se acomodó el cabello negro ensortijado y bien cuidado, entonces lo miró a los ojos, hizo la conexión como una señal a invitarlo a abrirse: —¿Cómo estuvo tu día? —Regular, muchos problemas
El tráfico estaba fatal esa mañana, justo tenía su primera entrevista con su jefe, miró una forma de salir del atolladero y se metió por una calle alterna; sin embargo, un tipo tuvo la misma idea, su auto era un convertible del año y prácticamente se cruzó frente al suyo y ¡zas! Chocaron. —Oiga—se acercó, no lo veía bien—me chocó. Él se rio y dijo descaradamente: —No nena, tú me chocaste a mí. —Te cruzaste en mi camino, era mi giro y tú te metiste arbitrariamente. Lauren había tenido un mal día con su departamento destrozado por la loca de su ex. —¿Decías muñeca? Se las traía con un galán de medio pelo y le dijo: —Oye galán, me debes la reparación. —¿Tienes seguro? —Claro. —Entonces solucionado. Solo eso. Ella consultó su reloj y maldijo subiendo a su auto, el sujeto seguía dentro del suyo obstruyéndole el paso. —Oiga, algunos tenemos vidas que vivir. Lauren enarcó una ceja, como si le importara la vida de los demás. La mujer pitó varias veces, criatura molesta, pensó él
Estaba muda, la había sorprendido y él insistió en preguntar: —¿Hablaba con su novio? Reaccionó. —¿Novio?—rio nerviosa—no tengo novio, es un familiar mío, solo eso. —¿Sucede algo? —No… —¿Está segura de que no nos conocemos? Esa m*****a pregunta y ella sin poder responderle: Claro, tal vez seas el padre de mi hijo. Entonces balbuceó: —Yo… No, para nada… —Ok, deseo que vaya al curso para que pueda aprender todo. Su corazón retumbaba en su interior, no sabía cómo iba a salir de esa situación, es más, no tenía ni idea de qué hacer ante esa situación, jamás pensó que el hombre de esa noche ahora fuera su jefe, ¿y si se acordaba de ella? Dios mío, no podía dejar que eso pase y necesitaba el empleo, era para tirarse a llorar en esos momentos. El pequeño Bruno miraba la comida que su madre le había dejado, era carne, ensalada y arroz, no le gustaba, él deseaba otra cosa, pero tenía prohibido usar la cocina, otra cosa era el microondas. Le dijo a su niñera: —Hable con mi mami y di
—¿Has estado en Grecia?—No…—¿Australia?—No, no he viajado mucho.—Entonces me equivoqué.El corazón de Dafne se aquietó y respiró aliviada y él comentó:—Siento que te conozco, pero no recuerdo de donde.—Mi rostro es común…Lauren la miró de soslayo y no tenía un rostro común, era bella, muy bella, como una preciosa muñeca.Llegaron al restaurante Ícaro, tenía el monograma del sol y la M en medio.—Montessori Ícaro es un restaurante que se caracteriza por sus entradas con platillos netamente italianos con un toque asiático, además de sus postres.Le seguía el paso y todos lo saludaban con respeto y él asentía:—Cuidamos de todos los detalles—señaló las luces.Hermosos candelabros clásicos iluminaban en el entorno, era un restaurante en donde la imagen de Ícaro cerca del sol se podía sentir, además de detalles de dorado en las paredes.Los menús eran tan elegantes y tenían el monograma de la familia en alto relieve y con letras doradas, Dafne pasó su mano sobre él y Lauren se acerc
Estaba junto a él que estaba herido en el hombro, los gritos de la mujer retumbaban en todo el salón maldiciendo la vida de Lauren a los cuatro vientos, mientras los comensales estaban impresionados con lo pasado. Llamaron a una ambulancia y lo llevaron de emergencia al hospital.—Todo va a salir bien—repetía ella nerviosa.¡Santo Dios! No podía creer lo que había pasado, cuando llegaron al hospital lo trasladaron hacia emergencias y a ella la detuvieron.—¿Es usted familiar?Ni lo pensó y dijo de pronto:—Soy su novia.Le dieron pase y no podía imaginar lo que esa respuesta iba a causar, le dijeron que iban a realizarle estudios y ella daba vueltas en la sala de espera.La familia Montessori se movilizaLa noticia impactó al círculo Montessori que fueron inmediatamente al hospital para tener razones de Lauren y cuando llegaron…—Dígame algo sobre mi hermano, Lauren Montessori.—El señor Montessori está siendo intervenido en estos momentos para sacarle la bala.—¿Quién autorizó eso?—
Julia trabajaba una masa, sentía que eso la relajaba, el aroma a canela se extendía por toda la cocina, mientras tarareaba una vieja canción de su tierra, entonces esbozó una sonrisa, le dio ganas de bailar, siempre le daba ganas de bailar al ritmo de la música de su tierra, tantos recuerdos se agolpaban en su interior. Jean Carlo entró con una cesta de hierbas. —Es una mañana muy calurosa, como las mañanas en Saluzzo. —Hermosas mañanas en Saluzzo, Dio bendiga a Saluzzo—decía ella rociando un poco de harina—hace tiempo que no vamos por allá. —Certo, pero todo funciona de maravilla en la villa, en tutto lado. Entonces Julia pensó en Lauren: —Me preocupa nuestro figlio… Esa vida que tiene tan llena de excesos, las mujeres queriendo su cabeza… —Approvo a quella ragazza. —Yo también… Pero tu hijo siempre lo arruina todo. —Esta vez no… La mujer entonces dejó todo de lado y llamó a su hija: —Livana, ¿has hablado con Lauren? —Mamá, el mundo no gira en torno a Lauren. Ella se eno
Lauren estaba con la boca abierta ante este hecho, la mujer tenía la mirada baja y el silencio que imperaba se rompió cuando él dijo: —¿Cuántos años tiene? —Seis… Eso cambiaba todo… —¿Por qué no lo dijiste antes? —Quería el empleo y en algunas empresas el requisito es soltera o sin cargas. Lauren intentaba asimilar lo dicho: —¿Y el padre? Silencio. —¿Tiene padre el niño? Ella lo miró y se dijo para ti: El padre eres tú, idiota. Entonces se encontró diciendo: —Soy madre soltera. No lo hubiera imaginado, no de ella, se la veía bastante distinta… —Eso cambia las cosas. —Por eso esto es una locura. —Aunque… Su mente comenzaba a pensar en una idea. —¿Aunque? —Podría funcionar, eso me daría mayor sentido de responsabilidad ante mis padres… —Espere, no meteré a mi hijo en algo como eso. —Considéralo, necesitas dinero, tienes un hijo, yo necesito un compromiso formal, ¿qué más formal con una madre soltera? Ella se levantó molesta y le dijo rotunda: —¡No me voy a prestar
Lauren tomó el control de la situación y comenzó a explicarle las cosas al pequeño: —Estos cestos para helado son hechos de camote. —¿Qué es camote? —Es una batata o papa dulce, se pueden hacer chips con ellas o tortas, incluso estas cestas para helados innovadores—partió un pedazo—prueba. El niño probó y entonces le dio su opinión: —Sabe rico, crujiente y es diferente. —¿Te gusta lo diferente? —No me molesta. —Podemos combinar con helado de arroz con leche, ¿has probado el arroz con leche? —Sí, creo que sí. —Prueba este—le daba una pequeña porción—¿y bien? Era tan delicioso, sus mejillas se pusieron sonrosadas. —Es delicioso, muy rico. —Tenemos helados de ciruela verde, roja y amarilla, son helados diferentes, más tropicales queremos hacer un homenaje a comidas de otros países. —Es simplemente delicioso. Lauren sonrió y le indicaba los pasteles: —Un postre no solo debe de verse bien, debe saber bien y ser una fiesta en la boca de un comensal. El niño veía los distinto