Olivia Damschroder
Después de tomar un analgésico y varios vasos de agua como si acabara de salir del desierto, por lo menos ya no sentía esas desagradables ganas de vaciar el estómago. Saliendo del baño después de una agradable ducha y dispuesta a dormir lo que restaba del día, volvió a sonar el móvil, pensaba que era de nuevo Owen, pero esta vez era Jillian, podía ver su gran sonrisa adornando la pantalla como entrada de aviso.
‒ ¿Se puede saber dónde te metiste anoche después de la cena? ‒ es lo primero que escucho al aceptar la llamada ‒ te estuve marcando casi toda la noche.
La verdad era que había hecho oídos sordos a sus llamadas y mensajes. De seguro iba a dejar a su aburrido prometido como le dice ella e ir con nosotros, pero yo ya me sentía pasada de copas y no quería que me viera en esas condiciones y no creía poder tener una conversación coherente con ella.
‒ Sí, estoy muy bien ¿y tú? Gracias por preocuparte ‒ dije sarcásticamente.
‒ No te hagas la graciosa Livy, por supuesto que sé que estás bien, me imagino que pasaste la noche con mi queridísimo hermano Owen.
Claramente sabía que por lo regular después de ese tipo de reuniones, pasábamos a alguna discoteca o a algún bar a tomar un par de copas; quise fingir demencia y hacerle creer que todo pasó de manera inocente como siempre.
‒ Fuimos a la discoteca nueva, la que me recomendaste.
‒ ¿Por qué no me mandaste un mensaje? o ¿al fin pasó, lo que tenía que pasar?
‒ ¡Desde luego que no! ‒ mentí, últimamente se me estaba haciendo costumbre esto de mentir.
‒ ¡Que tiene de malo si pasas una noche de sexo alocado y desenfrenado con el estirado de mi hermano! Por algo no respondiste a mis mensajes y llamadas.
‒ No tiene nada de malo, pero no fue lo que pasó, llegué un poco tarde y no quise molestarte a tan altas horas, supongo que fueron a casa de Owen después de la cena-dije afirmando, quise saber, si por algún motivo se hubiera dado cuenta que estuve ahí.
‒ No, justo unos minutos después de que salieran tú y mi hermano, mamá decidió lo mismo, pero nos dirigimos a la casa de mis padres, está vez fue la mejor decisión, llegamos relativamente rápido, Gabriel se fue directo a su departamento.
Gabriel era su prometido, llevaban un año comprometidos y todavía no decidían la fecha de la boda, Jillian ponía cada pretexto por cada fecha que este proponía, daba la impresión que no deseaba que llegara el día para casarse, simplemente debería decir que aún no estaba preparada, pero ella aseguraba que aun así lo amaba.
‒ Las calles estaban casi desiertas, pero toda la gente estaba en la discoteca nueva creo yo, no se podía estar bien así-le digo tratando de desviar la conversación.
‒ ¡Cómo pudiste dejar pasar una oportunidad como esa con Owen! ‒ Jillie no quita el dedo del renglón.
‒ Jillie, sabes que yo nunca he buscado tener ninguna oportunidad con tu hermano, somos solo buenos amigos, nos apreciamos mutuamente y siempre va a ser así.
‒ De seguro estas ciega Livy, ¿acaso no te has dado cuenta cómo te mira?, claro que lo hace cuando estás distraída, pero yo no me he perdido ni una sola vez la intensidad con que te mira, juraría dos dedos de mi mano que tú siempre le has gustado.
‒ Pues nunca me ha insinuado nada y bien lo sabes.
‒ ¿Qué esperas Livy? es Owen, en dado caso tu serias la que le tendrías que proponer algo a él.
‒ Por eso, no puedo esperar otra cosa de él y por nada del mundo lo pondría en ese calvario, sabiendo que no soy su tipo.
‒ ¿Cómo de que no eres su tipo?, están hechos la una para el otro, una que no se entera y el otro que no se atreve.
‒ Mejor dejemos esta conversación, no nos va a conducir a ningún lado.
‒ Ok, como quieras, ¿qué vas a hacer más tarde? ‒ buena decisión, ya no tuve que insistir.
‒ Estaré aquí en casa, tengo que acomodar el estudio, mamá viene a visitarme el fin de semana y no me dará tiempo hacerlo otro día o por lo menos tratar de adelantar algo.
‒ Puedo llevar pizza y pasar la tarde ayudándote ¿Te parece bien?
‒ Dentro de unas tres horas estaría bien.
‒ ¿Tanto?
‒ Amiga, preciosa, tengo resaca, acabo de tomar un baño y necesito por lo menos dormir un par de horas más, trae mucho jugo de naranja por favor.
‒ Hecho, te marco antes de salir para allá, hasta luego.
‒ Hasta luego.
Lo bueno es que no insistió porque de seguro la tendría al otro lado de la puerta, me hará bien el que venga más tarde, no quiero tener que estar pensando en lo que sucedió anoche. Por lo menos me distraerá del asunto.
Mi departamento, aunque pequeño era confortable, fue el primero que encontré cuando me vine a vivir a New York, el corredor angosto llegaba hasta la última puerta donde quedaba mi departamento, a ambos lados del pasillo quedaban otros dos y uno al frente del mío, los otros ocupantes eran vecinos muy discretos, nunca habíamos tenido problemas por escándalos o disturbios, por lo que se podía vivir en paz.
La ubicación del edificio era muy buena, tenía todas las necesidades básicas a la mano. El trabajo me quedaba relativamente cerca y si salía temprano no me quedaba encerrada en un embotellamiento de taxis a la hora pico, como era habitual en la ciudad de New York.
Mamá siempre nos había recomendado que lo mejor era buscar un lugar cerca del sitio donde se iba a trabajar, cuánta razón tenía al sugerir tal cosa. Como era clásico todos se decidían a salir a la misma hora y ocasionar tal congestionamiento en las calles ya de por si atestadas de autos, específicamente taxis. Una verdad mundialmente conocida.
Me pongo el pijama más cómodo para poder dormir. Retiro los cobertores entro en la cama y me dispongo a caer en brazos de Morfeo. Sé que no dormiré mucho tiempo, por lo que pongo el despertador una hora antes de que llegue Jillie. Estaré un poca más despejada para afrontar el interrogatorio que estoy segura no ha quedado satisfecha con lo que le conté, porque esa pizza y el jugo no me iban a salir gratis, conociéndola como la conozco.
Owen KewlynOlivia es la mujer más hermosa que han podido ver mis ojos, aunque ella siempre diga que es una chica común y corriente. Para mí nunca lo ha sido. Estamos sentados en las sillas frente a la pista de baile, veo que está un poco preocupada o en definitiva algo le pasó hoy antes de que pasara por ella a su departamento, lo cual note de inmediato, aunque trató de disimularlo en un par de ocasiones.Su vestido rojo la hacía ver espectacular, con los hombros descubiertos y un escote recatado, pero a la vez provocativo al frente y su pelo totalmente recogido en la parte de arriba de la coronilla. No hacía falta más adorno que el de su blanca sonrisa, que siempre me cautivaba.‒ Me puedes contar lo que te pase Olivia, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, lo sabes ‒ le digo tomando una de sus manos, se encontraba un poco fría a pesar del calor que se sentí
Olivia Damschroder Me acosté, pero no fue fácil conciliar el sueño. Retazos de lo que había ocurrido parte de la noche anterior regresaban a mi mente, di varias vueltas en la cama tratando de que regresara el tan anhelado sueño, no podía presentarme el día de mañana con las tremendas ojeras que tendría si no dormía lo suficiente. Cerré los ojos y me dispuse a respirar tranquilamente hasta que me quedé dormida. El sueño me llegó como una epifanía, no solo fueron los mojitos que ingerí en la cena de recaudación, luego le seguí con cerveza para acabar con tequila. No debí hacerle caso a esa vocecita que me decía que no estaba haciendo nada malo, después de un par de meses volvía a ser soltera. ¿Pero precisamente tenía que salir a relucir cuando estaba con Owen? ¿No podía haber esperado a que estuviera en mis cinco sentidos y decidir por mí misma que iba a hacer? Se podría decir que prácticamente yo lo violé. No sabía si ponerme a llorar o reír.
Owen Kewlyn Al día siguiente abrí los ojos a las cinco menos cinco, como de costumbre me levanté de la cama, sin ni siquiera dejar que sonara el despertador, cancelo la alarma, me quité la parte de abajo del pijama que era con lo que regularmente dormía, entré a la ducha, me merecía una relajante y larga ducha fría. Espero que logre calma mis ansias que siento al pensar en ella. Estoy frito.
Olivia Damschroder Jillie se encontraba sentada en una mesa cerca de un gran ventanal, del restaurante que quedaba a unos cuantos minutos de la empresa, como siempre estaba de muy buen humor, hiso un pucherito de bebé cuando llegué a su lado.‒ Te extrañé amiga.
Owen Kewlyn Tal vez parezca extraño porque de repente pienso que esa melodía la escucharía sin ningún problema por el resto de mi vida. Me encanta oírla reír, es el sonido más hermoso que han escuchado mis oídos, se encuentra hablando por teléfono, me intrigaba quien hubiera logrado hacerla reír, no me iba a poner celoso por eso, al contrario, le agradecía al responsable de causar tan hermosa melodía.
Olivia DamschroderMiré hacia el edificio, desde la entrada se podía observar el mostrador del pequeño lobby, muy bien ordenado. Abro la puerta, al acercarme a recepción me encuentro con un muy sonriente señor Smith de pie, un señor de unos cincuenta años; encargado de la puerta de entrada, llevando en sus manos un gran ramo de flores, un popurrí de rosas de diversos colores, mis favoritas, rojas, amarillas, rosas, lilas, blancas, una mezcla perfecta de todas las flores, de este prendía u
Olivia Damschroder Suspiro, pero al final no me queda de otra que mentalizarme, me probaré el vestido y decidiré si lo uso o no, siempre tengo la última palabra.¿Qué cuánto tiempo llevo conociendo a Jillie? Parece que toda la vida, pero en realidad han sido siete años, desde que nos co
Owen Kewlyn Al volver a casa, mi mente no paraba de pensar en Livy, recordar su rostro angelical e inocente, me llenaba de ternura, quería hacer tantas cosas por ella y con ella, tomé el móvil a punto de llamar a mi hermana para pedirle consejo sobre que sería bueno regalarle. No quería presentarme simplemente con las manos vacías, tal vez unos chocolates o un pequeño gato, para que le hiciera compañía al otro escurridizo minino y así no se escapara de casa.Le mandé un mensaje a mi hermana, ella era la indicada de sacarme de esta encrucijada.*Jillie,necesito saber si le puedo regalar o no un gato a Livy*Pasaron escasos dos minutos cuando recibí su respuesta.*Hola, querido hermano, definitivamente no un gato, creo haber escuchado alguna vez que es alérgica al pelo de gato, o no le gustan o algo