Olivia Damschroder
Jillie se encontraba sentada en una mesa cerca de un gran ventanal, del restaurante que quedaba a unos cuantos minutos de la empresa, como siempre estaba de muy buen humor, hiso un pucherito de bebé cuando llegué a su lado.
‒ Te extrañé amiga.
Owen Kewlyn Tal vez parezca extraño porque de repente pienso que esa melodía la escucharía sin ningún problema por el resto de mi vida. Me encanta oírla reír, es el sonido más hermoso que han escuchado mis oídos, se encuentra hablando por teléfono, me intrigaba quien hubiera logrado hacerla reír, no me iba a poner celoso por eso, al contrario, le agradecía al responsable de causar tan hermosa melodía.
Olivia DamschroderMiré hacia el edificio, desde la entrada se podía observar el mostrador del pequeño lobby, muy bien ordenado. Abro la puerta, al acercarme a recepción me encuentro con un muy sonriente señor Smith de pie, un señor de unos cincuenta años; encargado de la puerta de entrada, llevando en sus manos un gran ramo de flores, un popurrí de rosas de diversos colores, mis favoritas, rojas, amarillas, rosas, lilas, blancas, una mezcla perfecta de todas las flores, de este prendía u
Olivia Damschroder Suspiro, pero al final no me queda de otra que mentalizarme, me probaré el vestido y decidiré si lo uso o no, siempre tengo la última palabra.¿Qué cuánto tiempo llevo conociendo a Jillie? Parece que toda la vida, pero en realidad han sido siete años, desde que nos co
Owen Kewlyn Al volver a casa, mi mente no paraba de pensar en Livy, recordar su rostro angelical e inocente, me llenaba de ternura, quería hacer tantas cosas por ella y con ella, tomé el móvil a punto de llamar a mi hermana para pedirle consejo sobre que sería bueno regalarle. No quería presentarme simplemente con las manos vacías, tal vez unos chocolates o un pequeño gato, para que le hiciera compañía al otro escurridizo minino y así no se escapara de casa.Le mandé un mensaje a mi hermana, ella era la indicada de sacarme de esta encrucijada.*Jillie,necesito saber si le puedo regalar o no un gato a Livy*Pasaron escasos dos minutos cuando recibí su respuesta.*Hola, querido hermano, definitivamente no un gato, creo haber escuchado alguna vez que es alérgica al pelo de gato, o no le gustan o algo
Owen Kewlyn Muchas veces en la vida me había encontrado en la situación de tener que ir por una chica a su casa o de mandar por ella con el chofer, hubo pocas o muchas situaciones como esta, no me acuerdo de muchas y tampoco voy a empezar a contarlas, pero esta, esta ha sido la experiencia más alucinante de mi vida, no solo porque mi corazón se mueve en su dirección, es porque sin tener la plena convicción de que entre los dos llegara a ocurrir algo en el más remoto de los casos, no lo creía, y hoy lo estoy viviendo. Como si fuera un sueño hecho realidad, mi sueño hecho realidad.Siempre pensando en ser el hombre con el que pudiera iniciar una relación verdadera y duradera, alguien que le brindara todo lo que necesitara sin llegar a cortar sus alas por sus metas a seguir, alguien que caminara a su lado tomados de la mano y que en el proceso ella también quisiera seguir
Olivia DamschroderViajamos en un incómodo silencio, mi mente estaba envuelta en un torbellino de emociones, no era para menos, claro que tenía que pensar seriamente todo lo sucedido, si en un comienzo, llegué a pensar que solo sería esa noche que pasamos juntos, Owen pedía una oportunidad para ver si podíamos funcionar, ¿estaba limitando sus posibilidades, al no darle una respuesta inmediata?<
Olivia Damschroder¿Qué si sentía culpabilidad por decirle a Jillie, del tiempo que debe esperar Owen, para que le dé una respuesta? ¿Ya sea positiva o negativa?No, solo que necesitaba una vía de escape, fue la que usé y solo así podía dejarme tranquila, la podría l
Owen Kewlyn Me siento en la esquina de la cama y disfruto de una copa de vino, empiezo a mirar alrededor, las paredes están decoradas en colores beige y blanco, tenía pensado remodelar por completo la casa, tal vez sustituir por un material resistente que fuera fácil de limpiar, automáticamente a mi mente vuelven los niños ruidosos, alegres, muy parecidos a su madre, con ojos castaños y risueños, era la segunda vez en la vida que pensaba en tener hijos, la primera hacen cinco años, cuando Alina