Augusto miró a Daniela acercándose hacia él, y ella se enderezó de manera repentina, como si hubiera sentido su mirada. Él dejó ir a las dos mujeres que estaban que se encontraban a su lado y, señalando a las dos personas en la habitación, dijo con preocupación:—Vayan saliendo, tengo algo que hablar con mi esposa.Las personas no dudaron ni un solo segundo y se retiraron de inmediato.Cuando Daniela se dio la vuelta hacia Baltasar, le pidió tranquila:—Baltasar, espérame afuera.Baltasar sorprendido salió apresurado, cerrando la puerta con delicadeza.Augusto se levantó, caminó hasta Daniela y, con un tono de voz amable y cargado de ternura, le dijo:—Daniela, la próxima vez que necesites algo tan tarde, llámame. No importa la hora, iré directo a casa.La amabilidad de Augusto en ese momento hizo que Daniela no supiera cómo responderle. Ella no podía distinguir si era verdadero o si estaba fingiendo.Lo miró con una preocupación repentina y, sin darle más vueltas a ese asunto, le preg
La enfermera se quedó un poco desconcertada ante la petición de Ismael, pero no tuvo más opción que ir a buscar las vendas para ayudarlo a vendarse la mano.después de varias vueltas de gasa, la mano de Ismael lucía grave y seriamente comprometida.Ismael miró su mano vendada con mucha satisfacción. Se sentía un genio por haber tenido esa idea.Se tomó una selfie de su mano vendada y se la mandó a Yulia con un mensaje preocupante: [Yulia, ese maldito de Augusto me golpeó, ¡snif, snif!]Ismael sabía que Yulia seguía viva porque, hace unos años, cuando él estaba solo en el extranjero, le robaron todas sus pertenencias. Por fortuna, fue Yulia quien lo ayudó en ese momento.Nunca le contó a nadie lo que pasó, siempre mantuvo ese secreto.Yulia vio la foto y, algo confundida, le escribió: [¿Por qué terminaron peleando?]Ismael respondió sin pensarlo demasiado: [Pues nada, los hombres somos algo impulsivos.]Alrededor de las diez de la mañana, Daniela acompañó a Augusto al hospital.Cuando
Ismael le marcó a Yulia para contarle lo que Augusto había dicho.—¿La amante?Yulia escuchó lo que Ismael le contó y levantó la mirada hacia sus padres, que estaban sentados debajo de una sombrilla, no muy lejos de ella.Sonrió. Su papá ni de broma sería un don Juan, y su mamá no sería de esas mujeres que se meten en los matrimonios ajenos.Lo que Augusto había dicho, simplemente le pareció algo desagradable.Yulia le agradeció a Ismael por el celular:—Muchas gracias por defenderme.Ismael respondió relajado:—No tienes que agradecerme, Yulia.Mientras tanto, bajo la sombrilla, Marina le pasó a Diego una botella de bloqueador solar.—¿Me ayudas a ponérmelo en la espalda? Me quemé un poco.Diego aceptó la botella encantado y se dispuso asi a ayudarla.Hoy, habían planeado pasar el día en la playa, y mañana irían a pescar.El pequeño Iker estaba feliz, se puso su traje de baño y, con sus piernitas cortas, corrió al agua con los guardaespaldas.Yulia, por su parte, estaba en la arena, h
—Tú y Ismael sí que tienen una conexión extraña, ¿no? —dijo Marina, sonriendo—. Quién diría que se conocieron en el jardín de infantil y ahora se vuelven a encontrar ya de grandes.Yulia sorprendida, sonriendo dijo:.—Sí, al parecer que tenemos un destino en común, ¿no?Marina dio un bocado a su helado y luego le contó a Yulia sobre lo de Augusto y Lidia.—Los gemelos son hijos de tu tía y Héctor.Yulia dejó de comer su helado de inmediato.—¿Pero su madre no se llama Leticia? ¿Cómo es que son hijos de mi tía?Pensó en el escándalo que podría ser si eso llegara a saberse. La familia Herrera jamás permitiría que algo así se hiciera público.Marina, con una sonrisa tranquila, la interrumpió.—El helado se te va a derretir.Yulia, algo apresurada, terminó de comer el helado y esperó a que Marina siguiera.Marina continuó.—Leticia siempre estuvo enamorada de tu papá. A veces, cuando alguien está enamorado, hace algunas cosas extraordinarias. Los gemelos nacieron de Leticia, pero sus padr
Preciso, el día de su aniversario, Marina fue sola a la consulta de ginecología. En el hospital, se encontró casualmente con su esposo abrazando a quien él decía era su amor verdadero. Ella, apoyada con delicadeza en su pecho, le dijo con voz muy dulce:—Camilo, gracias por acompañarme al hospital por mis dolores menstruales.Su esposo, muy preocupado por su amor verdadero, le pidió a Marina que fuera a comprarle un chocolate. Marina sonrió de repente y apartó de inmediato la mano de su vientre. Qué coincidencia, justo había ido allí porque quería cambiar de hospital.…Marina fue al hospital esta vez para abortar. Se registró y esperó con paciencia su turno para ver al médico. A su alrededor, con las esposas embarazadas acompañadas de sus respectivos maridos. Contrastando, ella, una mujer que había venido realmente sola parecía un poco lamentable.Dos meses antes, había acompañado a Camilo Jurado en un viaje de negocios. Asistieron a una cena de negocios. Ella se emborrachó demasia
Marina estacionó el coche al costado de la carretera y negó tranquilamente la pregunta de Camilo sobre el embarazo: —No estoy embarazada, solo he tenido algo de dolor de estómago en estos días.Camilo, apoyado en el armario, con una mirada indiferente, le dijo: —Marina, por favor más vale que no me engañes. Incluso si te quedas embarazada, no cambiaría nada.El corazón de Marina dio un pequeño vuelco. Ella tocó con delicadeza su vientre aún plano y respondió con calma: —Señor, ¿cómo podría estar embarazada? Esa noche usamos protección y debería haber sido de buena calidad, sin ningún tipo de fallos.Camilo levantó una ceja en respuesta…Por la mañana, en la empresa, hubo reuniones durante la mitad del día.A mediodía, Marina llevó muy atenta café recién preparado a la oficina. Colocó en el escritorio los respectivos documentos sobre la empresa Proestrellas que Camilo le había pedido hacía unos días.Hasta ahora, el grupo Jurado nunca había incursionado en la industria del entretenim
Él estaba allí de pie con su exnovia, esa mujer que lo tomaba del brazo, simplemente la miraba con indiferencia mientras otro hombre la acosaba.Alguien una vez dijo que, si un hombre realmente te ama, sentirá celos por ti.A través de la cálida luz amarilla, el corazón de Marina se le rompía en mil pedazos.Tomás pensó que Marina estaba tratando simplemente de engañarlo y se burló de manera maliciosa. —El señor Jurado está con una dama. No intentes engañarme, secretaria Díaz. ¿Por qué no vamos mejor a otro lugar a charlar?Marina miró rápidamente a Camilo y le preguntó suavemente: —Señor Jurado, el señor Zamora quiere saber si ya te has cansado de mí.Ella lo miró fijamente, esperando su rápida respuesta. Camilo, sin detenerse, pasó a su lado con Yadira de la mano. En ese instante, Marina comprendió que la respuesta en realidad ya no importaba.Yadira se volteó, sonriendo radiante, y explicó: —Señor Zamora, Camilo y la secretaria Díaz solo tienen una relación de trabajo. No digas t
Camilo ordenó de inmediato a Quiles que llevara a Marina de regreso al Jardín Esmeralda.Marina se sentó en el coche y, a través de la ventana, observó detenidamente a la pareja abrazada fuera de la cafetería. Parecía que Camilo estaba consolando a Yadira. Sus labios se curvaron con ligereza, mostrando una mezcla de amargura y alivio.Desde el momento en que le pidió a Macarena que concertara la cita con Yadira la noche anterior, había adivinado con certeza que Macarena seguramente se lo informaría a Camilo.Todo estaba según lo planeado.Quiles, conduciendo, miró de reojo a Marina cuando se detuvieron en un semáforo en rojo. —Secretaria Díaz, siendo tan inteligente, ¿por qué provoca al jefe?Habían trabajado juntos durante cinco años. Quiles había sido fiel testigo de lo dedicada que era Marina al cuidar a Camilo con gran esmero. Para cuidar bien del estómago de Camilo, solía ir a clases de cocina todas las noches después del trabajo. Había desarrollado excelente habilidades culinari