Capítulo 463
Mateo fue detenido de inmediato por la policía.

La fiesta terminó.

Pablo observó a Marina y, en tono bajo, preguntó:

—¿Fuiste tú? ¿Verdad?

Marina le sonrió con un toque de misterio.

—¿De qué hablas?

Pablo la observó detenidamente mientras ella se alejaba, con el rostro sombrío. Estaba seguro de que todo lo que había pasado tenía algo que ver con ella.

El auto salió a gran velocidad de la mansión de Mateo, y los policías, que solo estaban ahí por él, no se pusieron en su camino.

—¿Ricardo, entrenas? —preguntó de forma casual Marina, mirando al frente.

—Sí, hago taekwondo —respondió Ricardo, flexionando los músculos—. No te dejes engañar por mi cara de niño bueno, jefa, soy más fuerte realmente de lo que parezco.

Ricardo hizo una pequeña demostración de su fuerza, tocando sus brazos como si estuviera en este momento presumiendo.

—Con estos músculos, mi futura novia va a estar muy segura.

Marina lo vió, indiferente, y siguió mirando por la ventana, observando la calle que pasaba rápido.

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