Pero al recordar la mirada decidida de su hija cuando rompió con ellos, Eduardo suspiró en absoluto silencio.—¿Qué pasa, cariño? —preguntó Luna, al salir de la consulta y ver a Eduardo tan pensativo.Eduardo reaccionó al momento, sonriendo levemente, con un toque de orgullo.—Marina retomó el control del Grupo Zárate y está pensando en cambiarle el nombre al Group Yulia.Luna, sorprendida, se quedó callada un momento.—¿Eso... no va a traer problemas? —preguntó, algo desconcertada.—No te preocupes, el mundo de los negocios es un campo de batalla. Yo voy a hablar con el médico sobre tus resultados —respondió con dulzura Eduardo.Luna aceptó.—Está bien, ve tú. Yo aprovecho para devolverle la llamada a mi mamá.Eduardo se dirigió al consultorio.—Eduardo, los riñones de Luna están funcionando bien, pero tiene proteínas en la orina y algo de sangre —dijo el médico, mostrándole preocupado los resultados.El médico señaló un número específico.—El diagnóstico es insuficiencia renal crónic
Marina retomó el control absoluto del Grupo Zárate, y desde entonces no paraba de trabajar. Estaba tan ocupada que en los dos primeros días no llegó a casa hasta las once de la noche. El proceso de cambiar el nombre de la empresa era un verdadero lío de trámites legales, fiscales y muchos otros ajustes, así que aún tomaría tiempo para que se formalizara como Group Yulia.Cuando finalmente llegó a casa, estaba hecha polvo. Se dejó caer pesadamente en el sofá, agotada por completo. Ricardo, con una sonrisa amable, le llevó un vaso de leche caliente.—Aquí tienes, jefa. La leche. Ya me voy, que ya es tarde.—Gracias, Ricardo. Tú también trabajaste muy duro hoy. Mejor vete a descansar —respondió Marina, tomando el vaso de leche.Ricardo se levantó, aún sonriendo.—No fue nada, jefa. Descansa, que mañana tenemos mucho que hacer.Marina lo confirmó y, una vez que Ricardo se fue, se quedó sola en la sala. Bebió la leche despacio, pero a pesar del cansancio, no podía pegar ojo. El agotamiento
Marina sacó enseguida otro documento de su escritorio y se lo entregó a Fernando.—Dale esto a Eva. Es el 5% de las acciones que le prometí. Y estate al tanto de cualquier novedad con Mateo —le dijo, con un tono directo.Fernando obedeció y salió de la oficina con el papel en mano. En el pasillo, vio a Ricardo sentado en su silla, girando distraído de un lado a otro. Con una sonrisa cansada, extendió la mano y detuvo el giro.—¿Qué tal? ¿Todo bien con el trabajo? —preguntó, medio en broma.Ricardo se levantó de un salto, devolvió la silla de inmediato a Fernando y le sonrió.—Todo bien, Fernando. Oye, ¿tienes un rato al mediodía? Tengo algo que quiero preguntarte.Fernando confirmó, y Ricardo, con paso ligero, volvió a su lugar.Al mediodía, Ricardo compró un café para sobornar a Fernando. Ambos se fueron a un rincón tranquilo, lejos de la gente.Fernando empezó a beber su café mientras observaba a Ricardo, que se veía bastante serio.—Dime —dijo Fernando, esperando ansioso la pregunta
Después de escuchar lo que le dijo Álex, Marina se quedó en silencio unos segundos, pensó por un momento y luego respondió con calma:—Lo sé, organizaré mi viaje a Valderon para el miércoles.—Perfecto, nos vemos entonces —respondió entusiasmado Álex antes de colgar.Marina se quedó mirando su celular por un rato después de colgar.¿El Grupo D&M.…?Se frotó la frente, algo cansada, y decidió llamar en ese momento a Fernando.—Fernando, el miércoles voy a Valderon para la Cumbre Tecnológica. Organiza mi agenda, por favor.Fernando respondió al instante:—Entendido, presidenta. Lo hago de inmediato. ¿Ricardo y yo viajamos contigo?Marina pensó por unos segundos antes de contestar:—Tú quédate aquí, vigilando a la familia Zárate. Mantente atento a lo que pase con Mateo. Ricardo sí viene conmigo.No confiaba en que los Zárate se comportaran.—De acuerdo, me pongo enseguida en eso —dijo Fernando, respetuoso, antes de colgar.Esa noche, Marina había invitado a Yolanda a cenar en su casa. Pri
—Señora, el presidente del Grupo Cabello está abajo, quiere verla.Marina apretó los labios, algo confundida. ¿Qué querría Matías de ella?—Que suba, por favor.Fernando obedeció y bajó a recibir a Matías.Unos minutos después, Matías entró en la oficina de Marina.Ella lo miró de arriba a abajo, con cara seria, y dijo:—Siéntese, señor Matías.Matías, sin dar demasiadas vueltas, se dejó caer pesadamente en el sofá y, directo al grano, comenzó:—Marina, anoche, a medianoche, Luna fue ingresada en urgencias.Marina siguió concentrada escribiendo en su teclado, pero en cuanto escuchó esas palabras, ya intuía a donde iba todo.Con tranquilidad, se recostó en la silla y, sin que su rostro cambiara en lo absoluto, le respondió:—¿Y? No soy médica, ¿qué esperas que haga con esa información?Matías la miró, claramente frustrado, y su tono se hizo aún más severo.—¿No te parece que estás siendo un poco fría? Mi familia ha estado años tratando de contactarte, gastando tiempo, dinero y energía e
Preciso, el día de su aniversario, Marina fue sola a la consulta de ginecología. En el hospital, se encontró casualmente con su esposo abrazando a quien él decía era su amor verdadero. Ella, apoyada con delicadeza en su pecho, le dijo con voz muy dulce:—Camilo, gracias por acompañarme al hospital por mis dolores menstruales.Su esposo, muy preocupado por su amor verdadero, le pidió a Marina que fuera a comprarle un chocolate. Marina sonrió de repente y apartó de inmediato la mano de su vientre. Qué coincidencia, justo había ido allí porque quería cambiar de hospital.…Marina fue al hospital esta vez para abortar. Se registró y esperó con paciencia su turno para ver al médico. A su alrededor, con las esposas embarazadas acompañadas de sus respectivos maridos. Contrastando, ella, una mujer que había venido realmente sola parecía un poco lamentable.Dos meses antes, había acompañado a Camilo Jurado en un viaje de negocios. Asistieron a una cena de negocios. Ella se emborrachó demasia
Marina estacionó el coche al costado de la carretera y negó tranquilamente la pregunta de Camilo sobre el embarazo: —No estoy embarazada, solo he tenido algo de dolor de estómago en estos días.Camilo, apoyado en el armario, con una mirada indiferente, le dijo: —Marina, por favor más vale que no me engañes. Incluso si te quedas embarazada, no cambiaría nada.El corazón de Marina dio un pequeño vuelco. Ella tocó con delicadeza su vientre aún plano y respondió con calma: —Señor, ¿cómo podría estar embarazada? Esa noche usamos protección y debería haber sido de buena calidad, sin ningún tipo de fallos.Camilo levantó una ceja en respuesta…Por la mañana, en la empresa, hubo reuniones durante la mitad del día.A mediodía, Marina llevó muy atenta café recién preparado a la oficina. Colocó en el escritorio los respectivos documentos sobre la empresa Proestrellas que Camilo le había pedido hacía unos días.Hasta ahora, el grupo Jurado nunca había incursionado en la industria del entretenim
Él estaba allí de pie con su exnovia, esa mujer que lo tomaba del brazo, simplemente la miraba con indiferencia mientras otro hombre la acosaba.Alguien una vez dijo que, si un hombre realmente te ama, sentirá celos por ti.A través de la cálida luz amarilla, el corazón de Marina se le rompía en mil pedazos.Tomás pensó que Marina estaba tratando simplemente de engañarlo y se burló de manera maliciosa. —El señor Jurado está con una dama. No intentes engañarme, secretaria Díaz. ¿Por qué no vamos mejor a otro lugar a charlar?Marina miró rápidamente a Camilo y le preguntó suavemente: —Señor Jurado, el señor Zamora quiere saber si ya te has cansado de mí.Ella lo miró fijamente, esperando su rápida respuesta. Camilo, sin detenerse, pasó a su lado con Yadira de la mano. En ese instante, Marina comprendió que la respuesta en realidad ya no importaba.Yadira se volteó, sonriendo radiante, y explicó: —Señor Zamora, Camilo y la secretaria Díaz solo tienen una relación de trabajo. No digas t