Capítulo 267
Marina se recordó a sí misma que no debía ser tan paranoica. Era evidente que alguien estaba intentando perjudicarla últimamente.

No estaba enferma, y eso lo tenía muy en claro.

Desde la puerta del salón, Camilo observaba atento con una mirada sombría a los dos abrazados en el centro de la habitación.

Sus miradas se cruzaron brevemente, pero ambos apartaron los ojos al instante, como si fuera un ligero gesto calculado.

Sin pronunciar palabra, Camilo se colocó apresurado su abrigo, su rostro impasible, y salió del salón sin hacer ruido.

...

Diego aflojó el abrazo, pero no soltó las manos de Marina. Su mirada, cargada de ternura y arrepentimiento, se posó con ternura sobre ella.

—Marina, lo siento… Perdóname.

Marina sintió cómo la ira y la frustración, que había estado acumulando durante semanas, se agolpaban con fuerza en su pecho, listas para explotar. Estuvo a punto de gritarle, de recriminarle todo lo que había soportado en su ausencia. Sin embargo, al recordarse que Diego había regr
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