Capítulo 89

Se tapó la boca con las manos, realmente impresionada. Los corsés que llevaban Marga y Carla eran iguales al que le prestó Celia, aquel que Sergio no había querido ni ver. Y la escena era muy similar: ella estaba situada bajo una vela, y se había puesto así justo para que la luz le diera sobre el pelo, resaltando su tono rojizo. Al verla, Sergio debió de evocar aquella escena que, según la última frase que había leído, no debió de dejar en él muy buenos recuerdos. ¡Qué estúpida había sido! ¡Otra vez lo había estropeado todo! Sin quererlo, le había hecho revivir un recuerdo que quería olvidar.

«De todos modos, vaya coincidencia», dijo en voz alta y le pareció oír la voz de Celia: «Esas cosas sólo te pasan a ti, siempre te vas a lo más raro». Pero en esta ocasión su hermana no tenía razón, porque algo así jamás le había pasado.

Volvió a fijar los ojos en la pantalla. Ese escrito le estaba revelando a un Sergio que ella no conocía, porque, sencillamente, ya no existía. Se aferró a esa id
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