Emily salía de su mansión, después de meditar las palabras dichas por su madre. Katherine Holmes tenía un propósito maligno, concluyó, para estar de regreso en New York, y no podía permitirle reconquistar a Henry, pero aún no decidía si renunciar a lo que su madre le había pedido.Tomando su auto, se dirigía a la avenida principal para hacerle una visita a Henry; tenía que verlo, necesitaba verlo, pues aun cuando no estaba segura sobre qué decisión tomar, necesitaba saber que tan lejos estaba dispuesta a llegar para tener a ese hombre. Finalmente, llegaba al edificio Bennett, en donde la dejaron pasar sin mayor problema. Entrando a la oficina de Henry, vio como este se sorprendía de verla allí.—Emily, ¿Qué haces aquí? — cuestionó Henry sorprendido.—Recuerda que tu madre me dio libre acceso a este lugar, y mi padre es uno de tus socios mayoritarios, así que decidí venir a verte. Se que ya has terminado con tus juntas de esta mañana, así que no intentes huir, necesitamos hablar. — res
En aquel momento, Henry parecía un león enjaulado; todo en su mundo había dado una vuelta inesperada, y aun no tenía las respuestas que ansiosamente esperaba. Katherine, aún permanecía al interior de la tienda Divane, y él se sentía completamente ansioso, necesitaba hablar con ella. Mirando el costoso reloj en su muñeca, el magnate observó que ya había transcurrido poco más de una hora y media desde que había llegado a buscarla.—Bien, nos veremos mañana. — dijo Katherine, y el magnate la escuchó.Henry miraba como Katherine salía de la tienda, usando un hermoso y sencillo vestido casual, y luciendo tan hermosa como siempre, o, incluso, más que antes.—Katherine, espera. — grito Henry corriendo tras de ella al ver que esta apresuraba sus pasos después de verlo.Katherine caminaba a prisa, no esperaba tener que ver a su exesposo tan pronto, sin embargo, este la había alcanzado y la había tomado de la mano, de inmediato, Katherine, sin embargo, se zafó de su agarre, había visto al magna
En su viejo departamento, John miraba al techo de su habitación en donde se había hospedado por aquellos días inciertos. Aun sentía el calor del pequeño cuerpo de Katherine Holmes pegado al suyo, y recordaba vivamente el aroma peculiar de su perfume. Katherine había sufrido, quizás tanto o más que el, y sin ser realmente culpable de lo que se le acusó. Henry había causado mucho daño en las vidas de ambos.Katherine deseaba venganza, y después de escuchar lo que le dijo a su hermano la tarde anterior, entendía la razón de ello. Sin embargo, el aun no deseaba lastimar a su familia, después de todo, eran su familia, le gustara o no esa era la verdad, aunque Henry había hecho mucho daño con su indiferencia, ¿Cómo podría el saber que Henry sería tan despreciable, si su hermano siempre se mostró como una buena persona? Katherine le había pedido ayuda en su venganza, pero el, había dado un no por respuesta y pretendía mantenerlo así.Esa tarde acudiría a visitar a su madre, le explicaría tod
Aquella noche, John llamaba a Katherine para cenar, quería hablar con ella, saber de quién eran aquellos niños con quienes la vio.—No lo sé John, no me siento cómoda después de que me consolaste, creo que es inapropiado vernos. — decía Katherine mirando a sus hijos viendo la televisión.—Vamos, sé que tienes una venganza que planear y yo puedo ayudarte con lo que se. — dijo John intentando convencerla.Katherine suspiró. — Bien, te veo dentro de una hora en el Geoffrey´s — dijo ella cortante y terminó la llamada.Una vez en el restaurante, Katherine ya había escuchado todo lo que John tenía para decirle, aunque esa mañana ella también se había enterado de lo mal que iban algunos de los negocios de los Bennett en su junta matutina en Divane, Henry estaba haciendo un pésimo trabajo y aunque su familia aún tenía mucho poder y dinero, de seguir así pronto entrarían en la zona roja, aquello era más que perfecto para su venganza, aunque no sabía que Henry se había convertido en un alcohóli
El pastel de cumpleaños estaba tirado sobre el suelo, y el rostro de Henry Bennett, estaba completamente rojo por la ira. Sus puños estaban apretados, tan enrojecidos como su cara, mientras miraba con un gran desprecio a Katherine Holmes, que incrédula, y con lágrimas en los ojos, miraba a su esposo, el único hombre al que ella se había entregado y al único al que había amado, mientras el parecía contener la furia que estaba sintiendo.— ¿Me quieres decir que significa esto? — cuestionó Henry arrojando sobre su esposa aquellas fotografías que le habían sido entregadas por Emily Gibson, su ex prometida, apenas unos momentos antes.Katherine tomó una de aquellas imágenes, en donde pudo verse a ella misma completamente desnuda y entre los brazos de un hombre al que ella jamás antes había visto. Derramando las lágrimas que ya no pudo contener, la hermosa mujer de cabellos rubios y ojos verdes, apenas podía creer que alguien tuviese la maldad de crear imágenes tan terriblemente falsas y cr
— ¡El último grito de la moda!, ¡La nueva colección de Katherine Divane ya se encuentra aquí! Disponible en tiendas exclusivas. —Katherine observaba el último fragmento de aquella publicidad en la sala de juntas, mientras los socios murmuraban y se felicitaban en voz baja. Sus ojos verdes, repasaban con frialdad a cada persona en el lugar, y sonreía para sus adentros. Su nueva colección, resultaría en un nuevo éxito, eso predecían todos los estudios que se habían hecho al respecto.Las luces se encendieron de vuelta, y los aplausos ovacionando el nuevo logro de Katherine Holmes, no se hicieron esperar.— ¡Bravísima señora Holmes!, sin duda alguna sus nuevos diseños estarán en los closets de las mujeres más importantes en el mundo, todas se mueren por tener una de sus prendas. Será un gran placer presentarla en la pasarela de New York, finalmente el mundo entero tendrá el placer de conocer el bello rostro de la más famosa diseñadora de los últimos años. — decía un hombre delgado de ap
El sonido de la música retumbaba en sus oídos con fuerza, y el calor del whisky lo hacía sentirse levemente mareado. Henry Bennett observaba a aquellas mujeres bailando con sensualidad, luciendo aquellos mini vestidos de colores brillantes que destacaban en la pista de baile de aquel club nocturno de elite en donde había tomado la costumbre de embriagarse hasta casi desfallecer, todos los fines de semana.En dos días más se cumplían seis años desde la última vez que había visto a su exesposa, Katherine Holmes, y aquellos años habían sido para él, un declive entre el alcohol y la culpa que sentía al haberla tratado como si no tuviese valor alguno, debatiéndose también en el rencor de aquella supuesta traición que daba por hecho. Toda su vida había sido el mimado hijo de la familia Bennett, destinado a ser el heredero de una cuantiosa fortuna y el dueño de las importantes empresas internacionales que su abuelo y padre habían levantado para ser el éxito que era. Las mujeres siempre le ha
El aire de New York, se sentía tan denso y pesado como Katherine lo recordaba. La nieve había comenzado a caer, y de a poco, el suelo y las altas copas de los árboles comenzaban a pintarse de blanco hacia el exterior del aeropuerto, mientras esperaban por sus maletas y por María quien había ido a los sanitarios, la habían traído consigo para que cuidase de los gemelos. Hacía frío, aunque quizás, no tanto como en Londres, donde había estado viviendo casi los últimos seis años de su vida…sus hijos, habían nacido en aquel país al que decidió marcharse junto a su padre para comenzar una nueva vida…y para preparar su venganza.— Cielos, los estadounidenses sí que son extravagantes, mira todas esas luces que se ven en la ciudad en esa fotografía, seguro las personas que viven en los departamentos cercanos en el centro de New York, no deben de lograr un sueño reparador por las noches. — dijo Jackson Evans quien sostenía entre sus brazos a la pequeña Emma.Katherine sonrió por el comentario.