—Puede ser o tal vez falta de tratamiento, ¿Por qué no buscas al doctor? —lo reta.

—Buscaré más licor que parece que era la única botella que me quedaba aquí, así que compórtate —le advierte antes de irse.

—Tuviste buena puntería a pesar de que el café te pone ansioso —digo como cumplido para sacar conversación.

—No sabes cuánto me gustaría romper todo su licor favorito e incendiar esta oficina. —dijo con odio mirando a la pared.

—Podríamos cumplir esa petición —le sonreí.

—¿A que viniste Ross? —me mira—. Porque no me como el cuento de que has venido para ofrecernos algo en caso de perder.

—¿Acaso eres cuentotariano? —bromeo y él me mira extraño—. Ya sabes, es como vegetariano, pero de cuentos, ya que no los comes.

—Ve al grano Ross, no tuve control sobre el licor y por eso lo lancé, no sé eso pueda suceder contigo —suena a una advertencia.

—Sé lo de las torturas Rocky. —voy directo al grano como dijo.

—Luna te dijo, es la única que sé ha podido verte y es porque yo la envíe.