Ella no dejaba de removerse de buscar más, apretando todo lo que podía con sus paredes esos dos dedos eran insuficientes para ella. No obstante, se enfrentaban en una lucha de egos donde ninguno de los dos cedería. Por lo que ella no dudó en jugar sucio también, llevando su mano derecha en medio de ambos hasta llegar al bulto escondido en los pantalones de Sergey liberando su gruesa y húmeda extensión, masturbándolo.—Sergey, si así no pares…— le exigió, deslizando su mano una y otra vez al ritmo con la que la poseía apretando los lugares que sabía que lo haría gemir. Mientras ella disfrutaba de los labios de Sergey en su pecho, sabiendo que tendría sus marcas por un par de días. — Así… dámelo….— exigió Sergey introduciendo un tercer dedo donde ya había introducido los dos primeros y penetrándola con ellos en un rápido y duro movimiento, levantando la vista mientras mordisqueaba sus pezones y no podía dejar de observarla, adoraba su rostro cuando él placer estaba presente en él.La p
— Te necesitaba cerca, — susurró Victoria acariciando su nuca con suavidad y rozando sus narices en un gesto lleno de cariño— Te amo tanto Erwan.No esperó la respuesta de él, se fundió en un desesperado beso con el padre de su hijo, decidiendo si debía contárselo o no.En el instante en que sus labios se rozaron, sus lenguas jugaron, sus dientes se reclamaban, todo parecía tener sentido estando así juntos en su burbuja personal, pero de vuelta al mundo real para Victoria todo se volvía complicado.— Yo también quería contarte algo antes de que Alexa nos interrumpiera.— insistió Victoria.Ese beso era algo que Erwan anhelaba con toda su alma. Tras finalizarlo, no pudo separarse de Victoria, ni siquiera permitir que ella se alejara. Acercó su frente a la de ella, rozando sus narices en un gesto lleno de intimidad.—Entonces, dímelo —susurró ella con voz ronca— No permitamos que esa mujer horrible se interponga entre nosotros.Apenas terminaba de pronunciar estas palabras, un estruendo
Tras la última consulta con el doctor, Victoria tomó una decisión firme: era hora de volver a la danza. El dolor en su tobillo ya era cosa del pasado, y no solo necesitaba recuperar su estado físico, sino también despejar su mente de las preocupaciones que la atormentaban.Si bien la ropa le quedaba más ajustada debido a los cambios en su cuerpo, Victoria se sentía cómoda y segura con ella. Su vientre, ligeramente abultado, era un recordatorio del milagro que gestaba en su interior.Llevó una mano a su tripa acariciandola ligeramente y observandola a través del espejo por un momento, luego comenzó a calentar al ritmo de la música del Lago de los Cisnes, la obra que marcó su debut como primera bailarina, una suave sonrisa se dibujó en sus labios el recordar esa marca de cisne negro que adornaba la piel de Erwan como si fuera un presagio o una señal de que debían conocerse.La música inundó la sala y ella se movía a su ritmo, recordando los primeros días juntos a Erwan cuando ninguno de
Alexa se encontraba en aquel hotel a las afueras de San Petersburgo, a punto de revelar uno de sus secretos mejor guardados. Su interlocutor era Slavik Petrov, el único superviviente de la familia que, un par de décadas atrás, el viejo Mikhail se había empeñado en eliminar.—Alexa, ¿estás segura de que nadie te ha seguido? —preguntó Slavik al abrirle la puerta y cerrarla rápidamente tras su entrada.—Completamente segura —respondió Alexa, observándolo de arriba abajo. Slavik seguía conservando su atractivo de antaño. La edad, lejos de marchitarlo, parecía haberle otorgado un aura de madurez y distinción que a ella le encantaba.Él no pasó por alto la forma en que Alexa lo miraba, esa mujer había estado enamorada de él siempre, y ahora le sacaría el partido que siempre debió sacarle, Alexa sería la herramienta perfecta para recuperar todo lo que un día fue de los Petrov y el viejo Volkova les arrebató.— Ya estaba ansiando volver a verte — Aseguró Petrov Atrayéndola contra su cuerpo pa
Era una mañana como cualquier otra en la mansión Volkov, excepto por la intranquilidad que anidaba en el corazón de la joven Victoria. Hoy era el día de su cita con el ginecólogo, el día en que finalmente sabría si llevaba en su vientre un niño o una niña.Victoria se dirigió a la consulta del ginecólogo. El camino se le hizo eterno, cada segundo intensificaba su ansiedad, del resultado dependía el futuro de su bebé, ella no quería esa herencia solo quería vivir tranquila. Al llegar, la recibió una amable enfermera que la guió hacia la sala de espera. Allí, rodeada de barrigas prominentes, Victoria se sintió aún más pequeña e indefensa.Finalmente, llegó su turno. Entró en la consulta con las piernas temblorosas y se encontró con la cálida sonrisa del doctor. Tras una serie de preguntas y un examen minucioso, el doctor anunció la noticia.— Por favor, doctor. Me gustaría que esto fuera un secreto que nadie más supiera hasta el día del parto.— El secreto profesional la ampara señorit
Tatiana no pudo soportar el instante en que Sergey giró el rostro y siguió caminando hacia adelante. Negó molesta y con pasos firmes caminó en su dirección hasta bloquearle el paso. — ¡Vas a seguir así mucho tiempo, Sergey! – exclamó con voz quebrada, cargada de una mezcla de rencor por la forma en que la había estado ignorando – Hace dos meses ya de nuestra pelea y ni siquiera me has dirigido la palabra. ¿Acaso te importa tan poco lo que pasó?— se llevó una mano al vientre acariciándolo por inercia — ¿Tan poco te importa cómo me encuentro o como se encuentra nuestro hijo?Sergey la miró con frialdad, sus ojos grises no reflejaban ninguna emoción que ella pudiera descifrar a pesar del infierno interior en el que vivía.— No tiene caso seguir con esto, Tatiana. Ya está todo dicho, no hay nada más que hablar.— ¡No para mí! – replicó ella, elevando la voz. – Yo no he podido olvidar lo que pasó entre nosotros, no puedo seguir como si nada.— Ese es tu problema no el mío — hizo un gesto
Por fin, Tatiana reaccionó y soltó la mano de su madre decorada con la enorme piedra en su dedo. Sus ojos se posaron en el hombre, que, para su sorpresa, resultaba bastante atractivo para su edad. Tal vez rondara la misma que su madre, o incluso algunos años más.—Sinceramente, me hubiera gustado saber que tenías novio antes de esta sorpresa de compromiso tan repentino y precipitado —explicó Tatiana incapaz de ocultar en su tono de voz lo poco que le gustaba lo que estaba sucediendo.El hombre la observaba en silencio, con una mirada que Tatiana no pudo descifrar. Se sintió incómoda, como si la estuviera examinando con lupa o intentando descifrar algo.—Bueno, es que él es un antiguo amigo de la familia que se marchó al extranjero hace mucho tiempo. Cuando nos reencontramos, fue como un flechazo, ¿verdad, cariño? —explicó Alexa, tomando el brazo de su prometido, quien pareció reaccionar en ese instante.—Así es —respondió Slavik, dejando un beso en la mejilla de Alexa—. Nuestro amor c
A Erwan le importaba poco si se ponía en evidencia en ese momento, pero no podía quitarse de la cabeza la forma en la que ese hombre veía a Victoria. Lo único que quería era saber quién era y al mismo tiempo controlarse y no tomar su arma y dispararle en la cabeza.—Me van a decir, ¿Quién es o tendré que sacarle su nombre a golpes?— dijo Erwan alzando su voz en la sala, justo en el momento que tomaba al hombre de las solapas de su traje.Pero no solo Erwan pareció perder el control. La voz de Sergey también se alzó tras haber permanecido en completo silencio, caminando hasta Erwan y quitarle al hombre de sus manos prácticamente.Si la mirada de Erwan se encontraba alterada por la ira y los celos. La mirada de Sergey era la de un completo loco. —¿Qué crees que estás haciendo aquí Slavik? Una basura como tú no puede estar cerca de las nietas de Mihkail Volkov.Sergey ni siquiera le dio tiempo a Slavik de responder chocando su cuerpo contra el muro más cercano, sacándole el aire.Alexan