Luego de su conversación con Tatiana, Erwan se dirigió hacia Mihkail. —Deseo hablar con usted, Mihkail. A pesar de la incertidumbre del futuro, Erwan tenía algo muy claro: su matrimonio con Tatiana debía anularse antes de que la noche de bodas lo consumara. No sabía si esta decisión le costaría una guerra, una enemistad o el cese de sus negocios con los rusos, y esperaba que no. Su intención era enfrentar a Mikhail y pedirle la mano de su otra nieta. Mikhail también esperaba el momento oportuno para hablar con él, y le pareció extraño que el joven se adelantara. Asintió con la cabeza, indicando que lo siguiera. —Que la fiesta continúe sin escándalos —advirtió Mikhail antes de hacerle una señal a Erwan para que lo acompañara a su despacho. El anciano caminó en silencio, con el recién casado tras él, hasta llegar a su estudio. Allí, buscó un gran sobre marrón entre sus pertenencias y lo dejó frente a Erwan mientras se sentaba en su silla. El futuro era incierto tras esta conv
El viejo negó rápidamente ante esa idea. No podía evitar ver a su nieta como una niña todavía, una niña indefensa que solo lo tenía a él. Era tan parecida a su difunta hija, no solo en su aspecto físico, sino también en su carácter y forma de ser. Le recordaba tanto a Anna que no podía evitar querer protegerla todo el tiempo, del mismo modo que hubiera querido proteger a su pequeña.Al principio la dejó convivir con Alexa y Tatiana, ya que su nuera le convenció de que lo mejor para las dos niñas era crecer juntas. Sin embargo, tenía muy presente el episodio por el que se la había llevado de esa casa antes de cumplir los cinco años, y todavía le daban ganas de terminar con su nuera por aquello.La sola idea de que Victoria estuviera comprometida o a punto de casarse con alguien más molestaba a Erwan. De hecho, si en ese instante le decía que estaba comprometida o pensaba comprometrla con alguien, mataría al viejo y la tomaría para él. Sin embargo, se controló lo suficiente como para pe
Erwan estaba inquieto por no tener noticias de Victoria. Aprovechando que la fiesta avanzaba y era bastante tarde, se escabulló en la mansión para encontrarse con ella.No le costó mucho llegar a la habitación de la joven, pero el tiempo de espera fue suficiente para que Erwan se enfadara por no poder verla. La necesitaba. Por eso no dudó en comunicarle a su esposa que esa noche no dormiría con ella. —Erwan, no puedes hacerme esto —protestó Tatiana cuando le informó que dormiría solo esa noche.—No te he hecho nada, Tatiana. Te lo hiciste tú misma al seguirle el juego a tu madre.—Todo esto es por la niñería de mi hermana.Erwan tuvo que contenerse para no arremeter contra su esposa.—No se trata de ella, sino de mí. Dudaste de mi honorabilidad por culpa de tu madre, así que te lo dejo claro de una vez: a partir de ahora, tendrás que elegir entre ser mi esposa o seguir siendo la marioneta de tu madre. Ahora, si me disculpas, buscaré una habitación para pasar la noche con mi asiste
Alexa se encontraba radiante aquella mañana. Su hija se había casado con uno de los hombres más poderosos de los Estados Unidos y, por si fuera poco, la molesta arpía se había roto el tobillo. Con un poco de suerte, ni siquiera podría volver a bailar. Esperaba en el comedor para recibir a su hija y su yerno y asegurarse de que todo había ido bien antes de que emprendieran su viaje de bodas a la Polinesia Francesa, un regalo de su parte que le ayudaría a mantenerlos lejos mientras ella ejecutaba sus planes.—Buenos días, Alexa —saludó Mikhail, el primero en llegar al comedor.Se dirigió al asiento del patriarca y se sentó, observándola con recelo.—Buenos días, Mikhail. Espero que no te molestara que me quedara a pasar la noche. La fiesta se alargó más de lo previsto.Mikhail le dedicó una sonrisa forzada. No le tenía ningún aprecio a esa mujer. La poca estima que le pudiera tener se esfumó cuando tuvo que llevarse a Victoria de su casa para criarla él mismo. Aun así, la respetaba p
Mikhail estaba desconcertado por las palabras de Erwan. Algo no cuadraba. Cuando pactaron el matrimonio, le había insistido en regresar a Nueva York con su esposa lo antes posible, parecía no tener ninguna intención de quedarse allí. Y ahora, el chico estaba frente a él pidiéndole permiso para quedarse en su casa. — Claro que podéis quedaros aquí todo el tiempo que necesitéis —respondió Mikhail, aunque la idea le generaba cierta inquietud.Alexa, por su parte, estaba furiosa. Tenía planes para esa misma noche y la presencia de la pareja no le hacía ningún favor. Además, su yerno había ignorado por completo sus palabras.— Creo que al menos deberías llevarte a mi hija de luna de miel unos días —insistió Alexa—. Se lo merece. Se merece tener un buen recuerdo de su matrimonio.Erwan estaba a punto de estallar contra Alexa. Era la primera persona que lo llevaba al límite de la paciencia al creer que él era un simple trofeo para su hija.Mikhail no comprendía del todo las intenciones
Mikhail se encaminaba hacia la habitación de su nieta, con la intención de ofrecerle un poco de compañía. Al llegar a la puerta, dudó antes de abrirla. La voz de Tatiana provenía del interior, un sonido inusual, ya que las hermanas rara vez compartían tiempo juntas. De hecho, solían evitarse lo más posible.Con curiosidad, Mikhail entreabrió la puerta, procurando no hacer ruido. Lo que vio a continuación lo conmovió: sus dos nietas estaban abrazadas con cariño. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras observaba la escena, enternecido por la inesperada muestra de afecto.De pronto, un torrente de recuerdos lo asaltó, transportándolo a un momento del pasado. Era poco después de la muerte de su hijo, y Mikhail visitaba la casa de Alexa para darle su apoyo y ver a las pequeñas.— ¿Cómo están las niñas? — preguntó Mikhail.— Acaban de perder a su padre — respondió Alexa con un suspiro, mientras observaba a su hija Tatiana, de ocho años, jugar en el jardín —. Tatiana apenas habla, y la
La oscuridad ya había envuelto la casa cuando Victoria se encontró en su cama, incapaz de conciliar el sueño. Un torbellino de dudas la atormentaba. ¿Por qué Erwan no solicitaba el divorcio, o al menos la nulidad? Ella tenía la certeza de que la noche de bodas no había sido como Tatiana la describía. Por mucho que intentara borrarlo de su memoria, las palabras de su hermana resonaban en su mente como un eco incesante, volviéndola loca, alimentando sus celos y a su vez haciéndola sentir culpable.Se debatía entre la culpa por desear el fin de su matrimonio y la punzada de celos al notar la tardanza de Erwan. Le había prometido dormir con ella todas las noches, pero su ausencia provocaba que un montón de ideas le pasaran por la cabeza torturándola.— Tal vez —se dijo— está haciendo un esfuerzo por salvar su matrimonio —No lo culparía, había mucho en juego, lo comprendía, pero no lo aceptaba del todo. — ¡Maldita sea! ¡Necesito salir de aquí y ni siquiera puedo moverme! —exclamó frustrada
El toque de los dedos de Erwan estremecía la piel de Victoria, su boca, el roce de su dureza entre las piernas de ella haciendo que rápidamente su sexo se humedeciera.Las piernas de la joven se enredaron en las caderas de Erwan como si así pudiera capturarlo y hacer que jamás se alejará de su piel, Arqueaba la espalda y se frotaba contra él en busca de calmar esa sensación. El cosquilleo entre sus piernas que la empujaba a necesitar sentirlo, más cerca, más pegado a su piel, más adentro de ella.— Hazlo…— exigió al notar la punta de su miembro, presionando su intimidad, encontrando el lugar exacto por propia naturaleza y es que sus cuerpos simplemente encajaban con facilidad, como si hubieran estado hechos el uno para el otro.Erwan no tardó nada en hacer que sus cuerpos no solo chocaran, sino que embonaran una vez más, en cada nuevo embiste, mientras dejaba que sus labios recorrieran la piel suave y aterciopelada de Victoria hasta llegar al valle de sus senos—Mia, Vicky, jamás me c