Muchas cosas pasaron por la cabeza de Samantha, ella en ropa interior, Daniel sin camisa, ambos en un cuarto de hotel, el dolor en la espalda. ¿Qué más pudo haber pasado? Ella había dormido con él.
—Qué, qué pasó anoche. — Daniel se puso la camisa y se sentó en la cama frente a ella.
—Bueno, te embriagaste, no dejabas de correr por la discoteca, ir de un lado a otro y bueno, me besaste y…
—Alto. — La joven mostró su palma frente a él mientras apretaba los ojos. Los recuerdos de ella corriendo como loca por la discoteca, de su persona bebiendo como barril sin fondo. Recordó a Daniel ir tras ella y llevarla al aparcamiento y luego… ella lo besó.
Si, ella lo había besado. Apretó los labios dándose cuenta de que ella había comenzado todo esto.
—Quiero hacerme responsable.
—Por favor no lo haga. — La chica ni siquiera había dormido con Thomas y ahora se había acostado con un hombre que apenas conocía. Se había vuelto loca.
—Fui la culpable de esto.
—No debí dejar que bebiera tanto.
—De todas formas, no era su responsabilidad.
—Señorita…— Antes de decir algo más su celular sonó. Daniel la miró y luego al identificador de llamadas. Respondió.
—¿Qué sucede? — La joven se sintió menos presionada cuando él apartó la vista.
—¿Qué cosa? Voy para allá. — Daniel se levantó para poder ponerse sus zapatos. La joven vio la preocupación en los ojos azules del hombre.
—¿Qué pasó? — Sam se levantó intentando buscar sus ropas.
—Lucas se cayó de la cama y parece que se lastimó el pie. — La joven se preocupó. — Debo irme, puedes tomar el desayuno y…
—Iré contigo. — Sam se visitó a la velocidad del rayo.
—No es necesario.
—Que iré contigo. Insisto. — El joven hizo una mueca y luego movió su cabeza de arriba abajo.
—Bien, vamos.
Minutos más tarde ambos entraron a la sala de emergencias para buscar a Lucas, en cuánto la enfermera le dio el número de la habitación la joven corrió directo al ala de pediatría.
Al llegar a la habitación encontró al pequeño llorando mientras dos enfermeras y el médico intentaban calmarlo.
—Lucas. — El niño la miró e intentó bajarse de la cama. Así que ella corrió hasta él para poder tomarlo entre sus brazos.
—Tranquilo cariño, ya estamos aquí.
—¡Mamiiiii! — Sollozaba. Ella pasó su mano por su cabello para calmarlo.
—¿Qué es lo que tiene?
—Tiene un esguince en su tobillo. No nos ha dejado colocarle un inmovilizador. — La joven asintió y entonces Daniel entró a la habitación.
—Señor Harrison. — Saludaron los presentes. El hombre los saludó con un leve asentimiento llegando hasta Lucas.
—¿Lucas? — El niño escondió su cara en el pecho de la joven. Ella lo miró con una especie de mueca. —¿No tienes que decirles algo al personal médico? Tu comportamiento no ha sido muy bueno el día de hoy. — Sam miró hacia al pequeño que se aferraba a ella.
—¿Lucas? Tu padre tiene razón. Sé que te encuentras asustado, pero creo quela gente aquí merece una disculpa. Una vez hecho eso, dejaras que te coloquen el inmovilizador para que tu tobillito sane. ¿Si? — Habló ella en tono suave acariciando la espalda y el cabello del niño. Lucas asintió y lentamente se alejó de ella para mirar a la gente a su alrededor.
—Lo siento. — Dijo y se volvió a esconder. — Todos ahí sonrieron y Daniel le agradeció a la muchacha. Ella le sonrió con un leve asentimiento.
Después de eso, Lucas dejó que le colocaran el inmovilizador. Le explicaron a Daniel que tendría que tomar unos analgésicos, no mover el pie durante tres semanas y que usaría muletas. Le dejó un remedio casero paraque su pie desinflamara con agua tibia y sal y les informó que ya podían salir.
Dejaron al pequeño en una silla de ruedas que Sam llevó hasta el auto mientras Daniel cargaba con las muletas. A simple vista lucían como una familia. Las personas ahí murmuraban lo tiernos que se miraban. Sam no notó ninguno de estos comentarios, pero Daniel y su hijo sí.
Los tres se subieron al auto y Lucas no se separó en ningún momento de ella.
Sam debía admitir que se sintió aliviada de que a Lucas no le pasó algo demasiado grave y que, además, ya se sentía mejor. Claro un esguince era un trauma ligero, era molesto cargar con algo como las muletas y el inmovilizador, especialmente en una edad donde los niños se mueven mucho.
Pronto, Lucas se quedó dormido en sus piernas. Ella imitó los movimientos que su madre hacía con ella cuando estaba pequeña. Acariciaba con suavidad su rostro y cabello.
—Es increíble lo obediente que es contigo. — Comentó Daniel. Ella lo miró sorprendida.
—¿No le obedece a usted?
—Suele ser muy rebelde conmigo. Intento ponerle un alto cuando lo necesita, pero es como si yo fuera solo una pared para él.
—¿Siempre fue así?
—No, comenzó luego de que su madre falleciera. — Sam suspiró.
—Creo que es comprensible. Cuando perdí a mis padres no fui la misma tampoco. — Miró de nuevo al pequeño. —Es bueno que tenga un terapeuta. Pero usted también tiene que intentar hablar con él. Pasar tiempo con él, hacer actividades diversas. — Lo miró y entonces en ese momento notó la gran atención que le daba el ojiazul. Se sonrojó de inmediato.
—¿Por qué no me ayudas?
—Solo decía.
—Escuche señorita Jones, yo en verdad quiero que usted reconsidere mi propuesta. Ya sabe, parece que nos volvimos más cercanos, me besó, dormimos juntos y…
—Basta— La joven sintió un poco de remordimiento. Había hecho algo que no tenía perdón. Incluso ella sabía que el matrimonio no era algo que tomarse a la ligera. Además, el trato solo era para un año. El niño le agradaba, y solo debía fingir.
—Bien, voy a reconsiderar el trato.
Samantha meneaba su pierna de arriba abajo con velocidad. Se sentía ansiosa. Luego de dejar al pequeño Lucas en su habitación, Daniel la invitó a tomar el desayuno.Se encontraba en un comedor. La casa era enorme. Incluso la entrada, tenía un jardín amplio con un camino de tablones de madera. La casa era de un nivel que se llevaba casi toda la manzana, de color gris con ventanales enormes. El comedor estaba frente a la cocina. Era una mesa cuadrada para seis asientos. Había notado que dos trabajadores estaban en casa, la mujer que cocinaba y un hombre que estaba en el jardín. Se sorprendió de ver algo tan sencillo siendo Daniel un hombre tan rico.La mujer, que se llamaba Lena, le dejó un plato de hot-cakes con un par de huevos fritos y tocino frente a ella. Su estómago rugió.—Adelante, coma. — La joven asintió y agarró su tenedor para tomar un bocado. Su estómago se sintió aliviado. La comida estaba deliciosa.—Entonces. — Sam tragó. — Hablemos sobre el contrato.—Bien, quiere cambi
Samantha sintió que le pesaban los pies y que la cara se le ponía blanca cual papel. No esperaba que sus amigos la visitaran y precisamente ese día.—Samantha Julia Jones Sparks, ahora mismo vas a decirme qué diablos significa que el idiota de Thomas te dejó por la zorra de Kelly y qué diablos te sucede como para no haberme dicho nada. — A la nombrada ni siquiera le dio tiempo de responder. La pelinegra la hizo a un lado y entro al apartamento mientras Peter la veía con una mueca. Sam reaccionó y fue corriendo tras su amiga notando que esta se había quedado paralizada frente a Daniel quien la veía con las cejas alzadas.—¿Tú quien eres? — El ojiazul miró a Sam y corrió hasta él.—Es un amigo, un amigo del trabajo. Ya se iba, ¿cierto? — El pelinegro comprendió la indirecta. Se dirigió a Lucas y lo cargó en sus brazos.—Sí, solo veníamos a saludar. Soy Daniel Harrison un placer. — Vic asintió admirada por la belleza del hombre.—Claro, un placer. — Se despidió de los tres aun cuando Luc
Daniel no soportaba en lo absoluto fundar relaciones interpersonales innecesarias. Cuando Samantha le pidió aquel favor, sintió que le tocaban los nervios. No quería hacer eso, era innecesario. El trato que hacía con Samantha era por el puro objetivo de que su hijo pueda superar los obstáculos que él mismo se puso desdela muerte de su madre.No era ignorante, había pensado implícitamente que la joven entendería que su matrimonio era de papel y eso no significaba que debían actuar como prometidos enamorados frente a gente ajena a él.—Tiene una reunión con el vicepresidente de Cosmetics Row en una hora. — Le informó Lidia. El pelinegro asintió mientras pensaba en Sam. Cuando rechazó su ofrecimiento, ella se veía realmente decepcionada.—Señor, perdone que se impertinente, pero ¿sucede algo?—¿Es tan importante para las chicas que su pareja conozca a sus amigos? — Lidia parpadeó varias veces intentando asimilar la pregunta.—Bueno… creo que es un paso importante. Ya que quiere que tambi
La boda estaba más cerca de lo esperado. Los arreglos habían dado comienzo y al final decidieron en realizar la ceremonia en un salón ubicado en el centro de la ciudad. Muy famoso por ese tipo de eventos. Al principio Samantha se mostró poco convencida, debido al precio, pero Daniel estaba seguro de lo que quería brindar.—No quiero que te sientas humillada porque tu esposo elija un lugar poco práctico y no digno de tu persona. Mereces esto y mucho más Samantha. — No sabía en qué momento la formalidad se había ido al caño. Aún así, el hombre era muy directo y seguro de lo que hacía. Así que al final aceptó realizar la boda en aquel lugar.Ahora debía buscar un vestido decente para esa boda y Daniel le recomendó una tienda. Le dijo que él no podría ir porque debía atender algunos negocios. Así que invitó a Vic y a Lucas para que la acompañarán. Los tres iban sentados en la parte trasera de uno de los coches de Daniel mientras ambas charlaban un poco y Lucas jugaba con las manos de Sam.
Samantha se encontraba sentada en una mesa observando su café frío. Frente a ella estaba Daniel mirándola con atención. Lucas y Vic se habían ido juntos a casa de Daniel para que ellos tuvieran algo de privacidad. Sorprendentemente, a Lucas le agradaba Vic y no opuso resistencia.—Por lo que pasó hoy, muchas gracias. — Daniel asintió.—No es nada.—Sé que a sus ojos me veo como una chica patética que no puede defenderse, pero, por alguna razón frente a ellos no puedo.—Lo entiendo.—¿En verdad lo hace? — Lo miró por fin. Daniel notó las mejillas rojas de la joven y sus ojos cristalinos, era obvio que se estaba aguantando las ganas de llorar.—Lo hago, esa persona fue alguien íntima a ti. ¿Me equívoco?—No lo hace. — Le dio un sorbo a su bebida. — Cuando mis padres murieron Kelly y su familia fueron mi soporte. Me ayudaron en esos momentos tan difíciles aún cuando no era su responsabilidad. Kelly fue como mi hermana. Estuve con ella desde niña. A los doce conocí a Thomas cuando se mudó
Muchas cosas pasaron por la cabeza de Samantha al ver a Daniel corriendo tras su hermano. Nunca creyó que él, un hombre tan serio terminara de esa forma. Samantha llegó justo cuando Daniel estaba sobre su hermano en el arenero de un parque. La joven gritó para que se detuviera y no se metiera en problemas. El pelinegro se hizo a un lado mientras pasaba sus manos sobre su cabello. —¿Estás bien? ¿No te pasó nada? — Samantha lo revisó y el hombre negó levemente. Escuchó al otro muchacho quejarse y por fin sentarse. —Vaya hombre, no esperaba que reaccionaras de esa forma. — Samantha se giró a verlo. —¿Por qué lo intimidaste para comenzar? —¿Intimidarlo? —Bueno, ese chat que me mostraste parecía un tipo de intimidación hacia tu hermano. — Se quedó en silencio un momento y luego asintió levemente. —Supongo que se vio así. Mi culpa. —¿Qué es lo que quieres? — Daniel miró a Esteban. —Que me digas la verdad. — El ojiazul frunció el entrecejo. —¿La verdad? Por eso dices que mamá no est
Samantha creyó que un beso falso sería suficiente para aquel enorme teatro que había creado junto con Daniel.El hombre levantó su velo y por un momento notó cierta expresión en su rostro que la dejó confundida y entonces acercó sus labios a los de ella besándola con suavidad. Samantha sabía que esto debía suceder, más no estaba completamente lista para ello.Se escucharon aplausos y entonces ella se alejó. Pronto todos se dispersaron para comer algo. Oficialmente era la esposa falsa de Daniel Harrison.—¡Mami! — Lucas corrió hacia ella conuna enorme sonrisa en su rostro. Samantha se agachó y tomó al pequeño en sus brazos sintiéndose segura y contenta de estar con él.—Felicidades, señorita Jones. — La madre de Daniel apareció frente a ella. La miró de arriba abajo sintiéndose levemente nerviosa. Sin embargo, debía mostrarse segura. Después de todo se trataba de la madre de su marido falso.—Muchísimas gracias. Me disculpo por no haberme presentado formalmente.—Descuida. Es algo norm
Ordenar un cuarto jamás había sido algo que la emocionara. Especialmente porque siempre lo hacía sola, sin embargo, ahora las cosas eran diferentes, para su enorme sorpresa. Lucas la ayudaba a mover las cosas “importantes” hacia una caja, la cual llevaba los artículos que dejaría en la habitación de Daniel. Mientras tanto, ella desempacaba algunas piezas de ropa y libros que tenía. —Mami, ¿dónde dejo esto? — Preguntó el pequeño mostrando un frasco de crema. Ella señaló la caja y el pequeño la llevó ahí de inmediato. Pronto escuchó que tocaron la puerta de la habitación y Daniel apareció con vasos llenos de jugo de naranja. —Un aperitivo. — La joven se levantó agradecida por la bebida y le dio su vaso con pajilla al pequeño. —Esto se siente refrescante. —El jugo de naranja siempre lo es. — Sonrió amablemente. La joven sintió que su corazón latió con fuerza en ese momento, pero decidió hacer caso omiso al sentimiento. No era momento de ese tipo de cosas. —Escucha, mientras arreglá