Ordenar un cuarto jamás había sido algo que la emocionara. Especialmente porque siempre lo hacía sola, sin embargo, ahora las cosas eran diferentes, para su enorme sorpresa. Lucas la ayudaba a mover las cosas “importantes” hacia una caja, la cual llevaba los artículos que dejaría en la habitación de Daniel. Mientras tanto, ella desempacaba algunas piezas de ropa y libros que tenía. —Mami, ¿dónde dejo esto? — Preguntó el pequeño mostrando un frasco de crema. Ella señaló la caja y el pequeño la llevó ahí de inmediato. Pronto escuchó que tocaron la puerta de la habitación y Daniel apareció con vasos llenos de jugo de naranja. —Un aperitivo. — La joven se levantó agradecida por la bebida y le dio su vaso con pajilla al pequeño. —Esto se siente refrescante. —El jugo de naranja siempre lo es. — Sonrió amablemente. La joven sintió que su corazón latió con fuerza en ese momento, pero decidió hacer caso omiso al sentimiento. No era momento de ese tipo de cosas. —Escucha, mientras arreglá
—Eres muy buen con las mentiras. — Esteban tomó asiento en el sofá mientras Daniel lo observaba desde su silla detrás de la computadora. Esteban era consciente de lo que hacía con Samantha. Sí, estaban mintiendo, pero él estaba seguro de que esa forma podía ayudar a Lucas y si las cosas funcionaban, podría encontrar alguna forma para alargar su contrato con la señorita Jones de ser necesario.—No digamos tú. Le mentiste a mis padres sobre que vas en quinto año de arquitectura, pero mira. Estás repitiendo cuarto porque dejaste un año por irte de parranda por todo el mundo.—¿Cómo lo supiste? — Se enderezó mirándolo con un poco de miedo.—¿Crees que soy tonto? No me iba a dejar chantajear tan fácilmente. Así que investigué tus notas y estados de cuenta y vaya que me llevé una sorpresa.—¿No le dirás nada a mamá?—Si cierras la boca, no lo haré. — Esteban se quedó pensando un momento y luego asintió.—Bien, es un trato. — Daniel sonrió triunfante y luego recibió un mensaje en su celular.
Platicaron unos minutos más en tranquilidad cuando escucharon que abrieron la puerta, pronto unos pasos se hicieron presentes, unos más rápidos que otros y entonces Lucas comenzó a gritar por su madre. Sam sonrió y le indicó que estaba en la cocina. —¡Mami! — Exclamó el pequeño brincando para abrazar a Samantha. —¿Qué tal cariño? ¿Cómo estás? — El pequeñín sonreía de oreja a oreja mientras Vic los veía con cierta ternura. Entonces otra persona apareció en la habitación. Vic abrió la boca de par en par al ver al hombre frente a ellas. —Tú. —Tú. — Los dos se señalaron al mismo tiempo mientras Samantha intentaba comprender qué era lo que estaba sucediendo. —¡Eres la chica grosera! —¡Eres el que no ve su camino! — Sam los vio de forma alterna para luego mirar a Lucas quien simplemente se encogió de hombros. —¿Se conocen? — Preguntó la chica. —Él me regó el café por no ver dónde pisar los pies. —¿Qué? ¡Tú fuiste la que no se dio cuenta de nada? ¿Qué dices? — Los dos se veían con c
El pánico se apoderó de ambos. Corrieron en busca de Lucas, pero no lo encontraron en ningún lado. Daniel le dijo a la joven que se separaran. Ella siguió buscando por el camino y él por la colina que llevaba al área de la arboleda.Mientras corría, un mensaje llegó a su celular. Era de Esteban, esté tenía a su lado a Lucas y ambos sonreían de par en par.“Me llevé a Lucas, fue su idea. Disfruta un tiempo con tu esposa.”El corazón de Daniel se sintió tranquilo y por un momento los sentimientos se mezclaron, sintió alivio y enojo. Sin embargo, Lucas era capaz de algo como eso. Ahora debía volver y avisarle a Sam.Por otro lado, ella se encontraba aún buscando, preocupada. Pensando en que no debió dejar a Lucas solo. Debió llevárselo. Era una terrible persona, ahora se sentía culpable de que algo malo le hubiera pasado.Sintió que su corazón y estómago se hacía pequeño. Miró hacia el lago y pensó en lo peor.Salió corriendo hacía quitándose los zapatos y calcetas para luego meterse al
Samantha se dio la vuelta sobre el colchón, cuál fue su sorpresa al sentir algo debajo de su brazo. Era menos blando que una almohada, no recordaba haber tomado algo como eso antes de dormir. Al abrir sus ojos se dio cuenta de que ahí estaba Daniel dormido.Ella parpadeó varias veces y se levantó recordando entonces que se quedó dormida mientras veía la película.—Qué estúpida. — Murmuró. Daniel comenzó a moverse y aún con un ojo cerrado la miró.—¿Está todo bien?—Ah sí, todo bien. — Él volvió a recostarse en su cama mientras ella lo veía con sus ojos bien abiertos como si no le sorprendiera en lo absoluto. Sam se levantó de la cama y ató su cabello en una coleta completamente anonadada.Negó levemente y tomó su cepillo y pasta dental para poder lavarse los dientes. Salió de la tienda notando que el sol yacía en el cielo y la tierra estaba mojada como señal de que llovió toda la noche.Caminó entre el lodo hasta llegar a un arroyo. Se ubicó en el medio sobre unas piedras y comenzó a
La ceremonia terminó sin complicaciones. La verdad, ella quería solo comer algo y luego irse. Daniel respetó esa decisión.—Mira estos mini cupcakes. — Daniel sonrió y le robó uno de la mano de ella. Samantha lo miró con los ojos bien abiertos mientras él mostraba una mira de diversión. Él parecía disfrutar todo esto mejor que ella.—¡Sam! — La madre de Kelly hizo una aparición para abrazarla. La joven se sentía alegre de verla. —Qué bueno que hayas venido, yo… lamento mucho lo que hizo mi hija. — Samantha negó levemente.—No se preocupe, usted no tiene la culpa. Además, me hizo un favor. — Miró a Daniel. La mujer sonrió.—Si, supe que te casaste, mis felicidades y mejores deseos para ustedes.—Gracias. — Daniel estrechó las manos con ella y luego se fue dejándolos solos.—Muy arrepentida no se veía.—No digas eso. Ella estuvo conmigo mientras crecía junto con Kelly.—Oh bueno, como tu digas amor. — Ella puso los ojos en blanco y luego divisó a Kelly y Thomas quienes la miraban direct
Daniel le enseñó a Sam cómo colocarse los patines. Luego él se puso los suyos. Se levantó y la ayudó a ella a hacerlo. Por un momento pensó que se caería, pero eso no sucedió ya que Daniel la sostuvo.—¿Estás bien?—Eso creo.—Vamos entonces. — Caminaron con un poco de dificultad y finalmente llegaron a la entrada de la pista. Daniel se quitó los protectores de las cuchillas del patín y luego ella lo imitó. Sintió una brisa fría y se alegró de haber traído un abrigo al igual que Daniel.—Coloca tus pies en forma de V y comenzaremos a avanzar lentamente. — Sam asintió y comenzaron a moverse. Él en frente de ella guiándola sin soltarle las manos.—Bien, no entiendo por qué me trajiste aquí. ¿Acaso de esta forma quieres evitar mis preguntas?—Por supuesto que no. Hablaremos de ello, pero antes debemos divertirnos un poco. — Ella no podía creerlo. Cada vez veía una nueva faceta de Daniel Harrison.Ambos patinaron por toda la pista, ella intentando seguir los movimientos del joven y tratan
Sam se encontraba en la escuela revisando los exámenes de sus alumnos mientras ellos recibían un curso de primeros auxilios. Se encontraba en la oficina de maestros leyendo y tomando un poco de café. De pronto tuvo ganas de ir al sanitario, así que se levantó e hizo sus necesidades, al salir, por el pasillo vio a una persona conocida.Su cabello castaño estaba ligeramente desordenado y sus ojos se encontraban ubicados en lo que parecía ser un panfleto. Sam parpadeó unas cuantas veces sorprendida de verlo por ahí. Se acercó a él con una sonrisa sin decir nada y el chico pronto levantó la vista.—¿Señor Parker?—Señorita Jones. — Sonrió mostrando su gentil sonrisa. —¿Trabajas aquí?—Así es. Soy una de las profesoras.—Creí que todos estaban en el gimnasio.—Sí bueno, tenía unos pendientes, así que estaba en la oficina.—Entiendo.—¿Y tú? ¿Vienes a dirigir las clases?—Sí, estoy cubriendo a un amigo. —Eso la tomó por sorpresa. —De hecho, soy ingeniero, pero me gusta ayudar a los demás.—