Capítulo 73
—¡Deja de causar escándalos! —exclamó Olaia.

—¿Qué?

Izan finalmente abrió los ojos, sorprendido:

—¿Delia? ¿Por qué estás aquí? Pues…

Luego, avergonzado, se rascó un poco la cabeza:

—¿Tú también has venido…?

—Sí, también vine a darle un beso a Olaia —bromeé señalando el zapatero—. Ponte cómodo.

Por su reacción, era obvio que no era la primera vez que venía. No necesitaba que le trajera las pantuflas.

Volví la cabeza y le lancé una mirada interrogante a Olaia, y ella se encogió un poco los hombros:

—Pues no es lo que estás pensando. Sigo soltera.

—Delia, ¡espera mis buenas noticias!

Izan ya se había recuperado de la vergüenza y cambió a una actitud animada mientras se ponía las pantuflas.

Olaia puso los ojos en blanco:

—¿Por qué has venido?

—Me dijiste que estabas enferma y vine a visitarte.

—¿Con las manos vacías?

—Es que en cuanto me lo dijiste, me puse tan preocupado que ni siquiera recordé a prepararte algo. Espera, voy a hacer un pedido ahora mismo para llevar a casa.

Entendiendo la
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