Capítulo 609
El administrador del hotel no se atrevió a intervenir.

Los disparos resonaban uno tras otro.

Luego, llegaron los policías.

—¡Dejen caer las armas!

Los agentes separaron a ambos grupos, pero Mateo ya había desaparecido.

Al día siguiente, llegó el momento que Mateo había prometido.

Desayuné temprano y le envié un mensaje preguntándole a qué hora llegaría.

Cuando me respondió, ya era casi mediodía.

Al confirmar que llegaría por la noche, empecé a preparar la cena junto a Ema.

Durante ese tiempo, mi abuela me hizo una videollamada.

—Mira, estoy haciendo pasteles; ven a recogerlos este fin de semana.

Ver a mi abuela tan feliz me alegró el día.

—¡Claro que sí!

—¿Por qué parece que no tienes buen color? —dijo ella después de observarme un momento.

—No, probablemente es la luz. Estoy muy bien, ¡no te preocupes! —respondí, me toqué la cara y, sonriendo.

—¿Mateo todavía no ha regresado del extranjero? —preguntó mi abuela.

—Dijo que llegaría por la noche.

—Está bien, seguiré ocupada. Cuida tu á
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